Mon. Jorge Jiménez despide a la hermana con emoción y agradecimiento La víctima más joven de coronavirus en Colombia es una religiosa de 33 años
La hermana Johana Rivera, de las Franciscanas de la Inmaculada, se convirtió en la primera religiosa latinoamericana víctima mortal del coronavirus y la paciente más joven de su país en fallecer
Hermano César Rojas Carvajal, presidente de la CEC: "La hermana Johana es símbolo de las nuevas generaciones de la vida religiosa colombiana; entregó su vida al servicio de los demás, especialmente de los jóvenes"
Su muerte la lamentan muchos más en Cartagena y en su pueblo natal. Las autoridades, los vecinos, los niños, los jóvenes, las familias que vieron en ella un gran testimonio de vida
Su muerte la lamentan muchos más en Cartagena y en su pueblo natal. Las autoridades, los vecinos, los niños, los jóvenes, las familias que vieron en ella un gran testimonio de vida
| AICA
(AICA).- De 33 años, la hermana Johana Rivera de las Franciscanas de la Inmaculada, fallecida el pasado viernes 27 de marzo (notificado por las autoridades a la comunidad el domingo 29) se convirtió en la primera religiosa latinoamericana víctima mortal del coronavirus y el paciente más joven de su país en fallecer.
“Gracias Johana: ¡te queremos, Johana, te queremos! Ruega a Dios por nosotros que continuamos en este 'valle de lágrimas'”, con este sentido adiós despidió el arzobispo de Cartagena, monseñor Jorge Jiménez a la religiosa.
“Seguramente están sufriendo mucho en la despedida de su hija y hermana. ¡Ánimo! Su hija cumplió y ya el Señor la tiene coronada en el cielo”, dijo en un cálido mensaje monseñor Jiménez.
“Siempre fue positiva. A Dios cuando la llamó le dijo ‘sí’. Por eso su vida siempre fue un sí. Sí a la vida. Sí al servicio. Sí a los jóvenes. Siempre fue un sí… Ella siempre fue sí a todo lo que Dios nuestro Padre le pidió. Toda su vida fue positiva. Y por eso, que las autoridades sanitarias nos digan que salió positiva en sus exámenes, de por sí no nos extraña; su final un gran testimonio”.
Así, con emoción y agradecimiento despidió monseñor Jorge Jiménez a la carismática religiosa colombiana que se suma a la lista de quienes han perdido la vida en esta crisis sanitaria que afecta a toda la humanidad.
Johana nació en San Martín de Loba, un municipio al sur del departamento de Bolívar, y acababa de cumplir 33 años el pasado 10 de enero. La noticia de su fallecimiento repercutió a nivel nacional por tratarse de la víctima mortal más joven que hasta el momento deja el coronavirus, y por ser la primera religiosa que fallece en el país como consecuencia de la pandemia.
“La hermana Johana es símbolo de las nuevas generaciones de la vida religiosa colombiana; entregó su vida al servicio de los demás, especialmente de los jóvenes”, escribió el hermano César Rojas Carvajal, presidente de la Conferencia de Religiosos de Colombia, en un comunicado en el que también expresó su solidaridad con la congregación de las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada, a la que pertenecía la joven religiosa.
La franciscana –muy vinculada a la arquidiócesis de la ciudad, donde colaboró con la Pastoral Juvenil y la Pastoral Familiar– estudió Derecho en la Universidad Popular del Cesar y Teología en el Seminario Provincial San Carlos Borromeo y en 2010 ingresó a la Comunidad de las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada.
Sus primeros votos los hizo en la parroquia de San Nicolás de la Roca, del barrio El Socorro, en enero de 2015; vivió dos años en Perú y la semana pasada, el 25 de marzo, debía realizar la profesión perpetua pero los planes del Señor eran diferentes, ella estaba hospitalizada hacía algunos días y realizó sus votos en el Cielo. “Pudo hacer su profesión perpetua en un lugar increíble: el cielo. Y su profesión la recibió directamente Papa Dios”, asegura con alegría monseñor Jiménez.
Coordinaba la Misión Permanente de la parroquia de la Divina Providencia, donde ayudaba al padre José Yenid Perdomo con las pequeñas comunidades y junto a las religiosas españolas María José Alamar y Chelo Vilaplana integraba la comunidad en Cartagena y ellas hoy lamentan su pérdida, pero tienen la certeza que partió a la Casa del Padre.
Las tres se encargaban de manejar una panadería que les permite sostener una obra en el cercano municipio de Arjona, donde dan alimentación y evangelizan decenas de niños, que extrañarán a la simpática monja que tanto los quiso y que hizo de su vida un verdadero testimonio que seguramente impulsará muchas vocaciones.
Su muerte la lamentan muchos más en Cartagena y en su pueblo natal. Las autoridades, los vecinos, los niños, los jóvenes, las familias que vieron en ella un gran testimonio de vida. Lamentan que el asma del que sufría haya complicado el virus adquirido por esta joven mujer.
Religiosa murió de coronavirus en Cartagena y autoridades investigan cómo contrajo la enfermedad
— Noticias Caracol (@NoticiasCaracol) March 30, 2020
Es la víctima más joven del #COVID_19 en Colombiahttps://t.co/1kjfPzeDt6pic.twitter.com/zMPvTa41MW
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