¿Se llamaba Quejana?

Quejana (doc. para el topónimo de 1535-1552, del vasco Kexaa; como apellido es un posible parónimo cervantino derivado de queja)

No hay escritor que no juegue con el lenguaje. Si Cervantes es un consumado escritor, lo es, en gran medida, por su extraordinario sentido del juego, al hacer malabarismos con el castellano. Lo mismo juega al nivel fonético que a los niveles léxico y sintáctico, donde pocos escritores le superan en maestría diáfana, que al nivel pragmático, con retórica y poética incluidas. A mí me gusta compararlo, por la frescura y el buen tino de su invención, al compañero superdotado que hemos tenido casi todos en nuestros exuberantes años de retórica, que con cualquier ocasión y con los medios más sencillos nos hacía vibrar a todos los compañeros por lo bien que lograba decir lo que todos sentíamos en una circunstancia determinada. Lo mismo sucedía si nuestro humor era alegre como si nos embargaba la tristeza. Él, con su arte poética de la palabra justa en el momento y en el lugar adecuados, lograba hacernos reír o llorar, como él lo quisiera, con toda naturalidad.

Una vez más tengo la impresión de que Cervantes transformó en apellido un topónimo, para hacer un guiño a uno de sus autores preferidos. El topónimo es Quejana y el autor preferido por Cervantes es Pero López de Ayala, autor del Rimado de Palacio, cuya casa solariega, El Palacio de los Ayalas, construcción del siglo XIV, se encuentra precisamente en Quejana, población perteneciente al municipio de Ayala, en la provincia de Álava. Quejana fue Castilla hasta 1833, pero quedó incorporada a Álava a partir de ese año, siguiendo la lógica de su innegable identidad vasca, responsable del étimo Kexaa.

Cervantes admiraba a Pero López de Ayala no sólo como historiador, traductor y poeta, sino también, y quizás sobre todo, como crítico literario, ya que coincidía con él en la crítica a los libros de caballerías, incluido el mejor de ellos: en el Quijote, I.52, se parodia claramente el procedimiento elegido por Garci Rodríguez de Montalvo, en su refundición del Amadís de Gaula, procedimiento que, por otra parte, respondía a una manida estructura de la literatura medieval, denunciada ya como falsa por Pero López de Ayala en el Rimado de Palacio[1].

Cervantes compartía la estima en que se tenía en Toledo el trabajo como historiador y como narrador de Pero López de Ayala, ancestro de una de las familias culturalmente más brillantes de la ciudad: «Él {Pedro López de Ayala} ordenó la historia de Castilla desde el rrey don Pedro hasta el rrey don Enrrique el 3º., e hizo vn buen libro de caça, que él fue mucho caçador, e otro libro llamado Rrimado del Palaçio. Amó mucho mugeres, más que a tan sabio cauallero como él se conuenía. Murió en Calahorra (845) en edad de setenta e çinco años, año de 1407 años. Está sepultado en el monesterio de Quejana donde está con otros de su linaje.», 1535-1552, Gonzalo Fernández de Oviedo, Batallas y quincuagenas, ed. de Juan Bautista Avalle-Arce, Diputación de Salamanca (Salamanca), 1989. La técnica narrativa del Canciller Ayala es muy depurada y, como lo hará luego Cervantes, «no duda en incluir cartas, discursos, diálogos o semblanzas de personajes, a modo de anuncio de lo que será norma en la historiografía del siglo XV y primeros años del siglo XVI.», A. Gómez Moreno, Enciclopedia Universal DVD, © Micronet S.A. 1995-2002.

Condición del famoso hidalgo don Quijote: «Quieren decir que tenía el sobrenombre de Quijada, o Quesada, que en esto hay alguna diferencia en los autores que deste caso escriben; aunque por conjeturas verosímiles se deja entender que se llamaba Quejana.», I.1.1.

Es muy posible que Cervantes haya querido transformar el apellido Quijana en el apodo Quejana, poniéndolo en discreta relación con queja, aunque evitando el empleo de quejoso, que parecería excesivo (tema de las quejas). Abunda en este sentido el tratamiento de este tema por Sancho y por el propio don Quijote: «advertid, hijo, que vale más buena esperanza que ruin posesión, y buena queja que mala paga. Hablo de esta manera, Sancho, por daros a entender que también como vos sé yo arrojar refranes como llovidos.», II.7.32. «—Por Dios, señor nuestro amo—replicó Sancho—, que vuesa merced se queja de bien pocas cosas. ¿A qué diablos se pudre de que yo me sirva de mi hacienda, que ninguna otra tengo, ni otro caudal alguno, sino refranes y más refranes?», II.43.16.

Puede que haya una clave para resolver esta incógnita en dos réplicas del diálogo entre Babieca y Rocinante: «Quejaos del escudero. § No es bastante. | ¿Cómo me he de quejar en mi dolencia, | si el amo y escudero o mayordomo | son tan rocines como Rocinante?», Versos preliminares 76-77.

Otra clave puede encontrarse en la frase con que liquida el Autor el problema del sobrenombre : «Pero esto importa poco a nuestro cuento; basta que en la narración dél no se salga un punto de la verdad.», I.1.1. Ahora bien, a nadie que haya leído el Quijote se le oculta que si algo importa al cuento es precisamente el dilucidar el porqué de los sobrenombres que se dan a sus personajes y sobre todo de los sobrenombres que estos personajes se dan y dan a todos y a cada uno de los seres que les rodean. ¿No es don Quijote el transformador de nombres por antonomasia, comenzando por los que se da a sí mismo? ¿No es verdad que sus parejas sólo comienzan a serlo cuando se contaminan de esta patología transformadora que atraviesa la obra como una formidable voluntad de cambiar el mundo, aunque solamente sea cambiando los nombres? ¿No es ésta precisamente una de las características esenciales de la literatura que inaugura Cervantes con la formidable historia de su hidalgo, que al quejarse de todo el mundo, de un mundo que no le satisface, se autotransforma en don Quijote? ® quejarse

Golpe de efecto final: Quejana aparece actualmente en la lista donde se recopilan los 5.112 apellidos para los cuales existen Expedientes de Hidalguía en el Archivo de la Real Chancillería de Valladolid.

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[1]
«La cuaderna vía {en la que los versos de 8 + 8 sílabas y otros híbridos de 7 y 8 alternan con el alejandrino puro; la sinalefa alterna con la dialefa} sirve también como apoyo de distintos materiales, líricos a menudo, en el Libro rimado del palacio de Pero López de Ayala, constituido también por un catecismo, no pocas oraciones, una confesión, meditaciones sobre el estado de la sociedad, exempla y una segunda parte con la traducción y glosa de los Morales de Job de San Gregorio, todo ello adornado por varios poemas marianos. El Canciller Ayala hizo también temprano uso de la estrofa de arte mayor en algunas de sus composiciones narrativas, que será la forma predominante en la poesía del siglo XV.», Enciclopedia Universal DVD, © Micronet S.A. 1995-2002

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Salvador García Bardón, Taller cervantino del “Quijote”, Textos originales de 1605 y 1615 con Diccionario enciclopédico, Academia de lexicología española, Trabajos de ingeniería lingüística, Bruselas, Lovaina la Nueva y Madrid, aparecerá en 2005.
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