2 de febrero, IV Domingo del Tiempo Ordinario

Presentación del Señor 

Texto bíblico 

“Cuando se cumplieron los días de su purificación, según la ley de Moisés, lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo varón primogénito será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones». Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: «Este ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; y será como un signo de contradicción —y a ti misma una espada te traspasará el alma—, para que se pongan de manifiesto los pensamientos de muchos corazones». (Lc 2, 22-40) 

Reflexión 

Hoy se cumplen cuarenta días de la celebración del Nacimiento de Jesús, y sus padres se acercan a Jerusalén a cumplir lo mandado por la ley de Moisés de presentar al primogénito en el templo y ofrecer un rescate, en memoria del sacrificio de Abraham, cuando ofreció un cordero en sustitución de su hijo Isaac. 

Sorprende la ofrenda que llevan José y María, un par de tórtolas, sabiendo a quién rescataban. Algunos interpretan que la razón de no ofrecer un cordero es porque llevaban el verdadero Cordero que será sacrificado para redención de todos los pecados. 

Siempre me gusta la interpretación posible que hacen Vicente Haya y X. Picaza, al contemplar la relación que hace el texto de la espada y María. Estos autores interpretan la profecía de Simeón de forma diferente. Gracias a María se levanta la espada que impide entrar de nuevo en el jardín.

Hoy se celebra la Jornada Mundial de la Vida Consagrada. 

Propuesta 

Hazte luz en medio de este mundo.