Rostro de la misericordia de la Iglesia Jubileo de los Misioneros de la Misericordia

Misioneros de la Misericordia
Del 28 al 30 de marzo de 2025, dentro del programa del Año Santo, ha tenido lugar el encuentro de los Misioneros de la Misericordia. Cerca de 500 sacerdotes de todo el mundo, nombrados por el papa Francisco como rostro de la misericordia de la Iglesia, nos hemos reunido para celebrar el jubileo del Año Santo.
El día 28, tenía lugar en el aula Pablo VI, la formación especial de los Misioneros, con dos conferencias, una en el marco teológico de la misión especial, y otra con referencia canónica. En la pausa se nos ofreció un café. Por la tarde estábamos citados a una liturgia penitencial en Sant Andrea de la Valle, y pudimos celebrar el sacramento del perdón con tiempos de adoración.
El día 29, a las 10 de la mañana estábamos citados en la Piazza Pía, para iniciar la peregrinación a la Puerta Santa, fue un momento de evidenciar la multitud de peregrinos, motivo por el que los Misioneros fuimos desviados del camino señalado, para poder cumplir con el horario del encuentro. Entramos en la basílica de san Pedro por la puerta santa, y fuimos conducidos fuera de la basílica cerca de la casa Santa Marta, donde vive el papa Francisco. A pie subimos por los jardines vaticanos, subimos hasta la gruta de Lourdes, donde se nos leyó el mensaje del papa Francisco a los Misioneros de la Misericordia, además se nos mostró la estola que recibiríamos el domingo para la celebración de la misa, y rezamos el rosario por la salud del Papa.
El día 30, en la iglesia de Santa Andrea de la Vale, tuvo lugar la concelebración jubilar de los Misioneros, momento en el que se nos regaló a todos una estola morada, confeccionada especialmente como los signos del jubileo. Presidió la Eucaristía Mons. Rino Fisichella. Esa a tarde éramos invitados al concierto de la Misa del Papa Francisco, una impresionante composición de Ennio Morricone. Con este acto terminaba el programa del jubileo de los Misioneros de la Misericordia.
Ha sido una experiencia de comunión, de especial significado por la respuesta de tantos misioneros que, a pesar de la ausencia del Papa, hemos acudido a Roma para agradecerle el don especial de poder personar los pecados reservados a la Santa Sede.
Es un sentimiento de privilegio, sin mérito propio, por un designio de la Providencia. Cuando se nos comunica todo lo que significa para el papa Francisco el ministerio de la misericordia uno se siente aun más menesteroso de misericordia.
Hemos rezado por el papa Francisco, profesado la fe apostólica, recibido el sacramento del perdón, hemos lucrado la bendición especial del Año Santo, y nos llevamos el sentimiento de la búsqueda de la humanidad por el sentido de la vida, cuando hemos contemplado la multitud de peregrinos que se acercaban a la puerta santa.