Que el Dios de la paciencia y del consuelo os conceda tener entre vosotros los mismos sentimientos, según Cristo Jesús; Miércoles Santo
Sentir con Jesús
Miércoles Santo
(Isaías 50,4-9a; Salmo 68; Mateo 26,14-25)
Texto bíblico
«Te verán los reyes, y se alzarán; los príncipes, y se postrarán; porque el Señor es fiel, porque el Santo de Israel te ha elegido». Así dice el Señor: «En tiempo de gracia te he respondido, en día propicio te he auxiliado; te he defendido y constituido alianza del pueblo, para restaurar el país, para repartir heredades desoladas, para decir a los cautivos: “Salid”, a los que están en tinieblas: “Venid a la luz” (Isa 50,7-9a).
Tiempo de sentir con Jesús
El salmista, de manera profética, reza: “Dios mío, sálvame, que me llega el agua al cuello. Estoy agotado de gritar, tengo ronca la garganta; se me nublan los ojos de tanto aguardar a mi Dios. Más que los pelos de mi cabeza son los que me odian sin razón; numerosos los que me atacan injustamente” (Sal 68,2-5). Jesús, en vísperas de su Pasión, refleja su condición humana, desea celebrar la Pascua, y al mismo tiempo le asalta la tristeza, hasta el extremo de anunciar que uno de los suyos le va a traicionar. “Mientras comían dijo: «En verdad os digo que uno de vosotros me va a entregar»” (Mt 26,21).
Los sentimientos de Jesús
Jesús amó con corazón de hombre, y en las últimas horas de su vida terrena demostró su necesidad de amigos. El evangelista detalla hasta qué extremo sufre Jesús: “Mi alma está triste hasta la muerte; quedaos aquí y velad conmigo».” Jesús confió siempre en su Padre: «Padre mío, si este cáliz no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu voluntad»” (Mt 26,429) En el momento supremo, destaca la actitud y el sentimiento de perdón a quienes lo crucificaban: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen» (Lc 23,34). Y cuando el ladrón grita: «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino», Él responde: «En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso» (Lc 23,42-43).
Propuesta
“Que el Dios de la paciencia y del consuelo os conceda tener entre vosotros los mismos sentimientos, según Cristo Jesús; de este modo, unánimes, a una voz, glorificaréis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo” (Rom 14,5-6).