"Muchos rezan, exigen, aprietan los puños... y tiran adelante" Emaús confinado: no vas solo camino de Emaús, no. Jesús Resucitado va contigo
"Caminamos tristes por el sendero que lleva a nuestra cocina de Emaús. Y de ahí a la terraza. Y de ahí al sofá. Y otra vez, otro día, y otro día, a la misma cama. Suena el despertador. Y seguimos andando por el pasillo, de puerta a puerta, como animales enjaulados y tristes de un zoo pandémico"
"El Evangelio sigue en aquella repisa, o en la mesilla o en la pantalla del móvil, disponible con tarifa plana y gratuita, siempre en línea, para todos"
Caminamos tristes por el sendero que lleva a nuestra cocina de Emaús. Y de ahí a la terraza. Y de ahí al sofá. Y otra vez, otro día, y otro día, a la misma cama. Suena el despertador. Y seguimos andando por el pasillo, de puerta a puerta, como animales enjaulados y tristes de un zoo pandémico. A veces nos aventuramos y llegamos al supermercado mirando a derecha y a izquierda, no sea que alguien se aproxime demasiado y nos haga impuros contagiados de final incierto.
Caminamos a nuestro Emaús con el peso de los ataúdes en el hielo y los besos no dados. Caminamos hastiados de paredes y de series y de bollos y de ejercicios y de noticias y de mentiras. Tenemos miedo al futuro sin la vida alegre y desenfadada que llevábamos, sin los bares, sin teatros sin juegos, sin dinero en el banco, sin misas, sin parques.
Vamos arrastrando la pena del presente, añorando una pasado que no valorábamos y temiendo el futuro que viene hacia nosotros como un iceberg que araña nuestra piel y tememos nos arrastre al fondo de pesadillas abisales.
Pero El camina con nosotros. Nos habla, nos acompaña. Y no le vemos por nuestros ojos enrojecidos y por el tedio. Jesús está a nuestro lado en nuestro camino personal de Emaús. Tenemos que escucharle. Escucharle por medio de su Palabra que nos llega por todos lados. La Biblia no es un arcano escondido en manos de los sabios.
El Evangelio sigue en aquella repisa, o en la mesilla o en la pantalla del móvil, disponible con tarifa plana y gratuita, siempre en línea, para todos. Y así Dios nos habla y nos llena el corazón de fuego y de esperanza. Las Palabras de Jesús, que es la Palabra Viva, nos hacen renacer de nuestros huesos rotos, secos, muertos.
Pese a la evidencia de nuestras derrotas diarias, del aparente triunfo de los oscuros del mundo, y de ese tsunami de muerte que nos arrastra a todos, Jesús Vivo viene a nuestra vida para recordarnos que al final es la vida, la alegría y el Amor con mayúsculas los que triunfan, que pertenecemos a un equipo ganador.
También Dios nos habla por los acontecimientos. Hay que leer el periódico de cada día y nuestro diario y ver como Dios nos interpela: tanta gente que ayuda, tantos que dan su vida, tantos que luchan por los otros, héroes que se enfrentan a la adversidad, guerreros niños, guerreros jóvenes, guerreras madres o guerreros abuelos, luchadores que aplauden, que reivindican, que rezan, que exigen, que aprietan los puños y tiran adelante. Con fe, con esperanza, sintiendo que su corazón es una hoguera inapagable.
No vas solo camino de Emaús, no. Jesús Resucitado va contigo.
Y está en tu cena, partiendo el pan de sí mismo. Porque cada vez que dos o tres se reúnen en su nombre Él está ahí en medio de ellos. Enciende tú también el corazón herido de los que encuentras en tu camino. Y en tu mesa se volverá a repartir el Pan de dios, Pan Bendito, que hace recuperar las fuerzas y la mirada. Emaús confinado. Pero Emaús al fin y al cabo. Sí.