Para los urbanitas madrileños el hablarles de una oveja es algo tan folclórico como hablar de un camello del Sinaí. El otro día hice la encuesta en misa de cuantos habían visto a una oveja en carne mortal, o la habían tocado y muchos se mostraron agnósticos totales en el conocimiento del mundo ovino. Hace años  había una “manifestación de ovejas” que surcaba la Cañada Real que atraviesa la Gran Vía. Los peatones miraban con curiosidad zoológica a esta marcha orgullosa que dejaba todo regado de conguitos. Pero con esto del confinamiento ya no hay ovejas de marcha por Madrid...

Se cantaban antaño la cancion de “la Ovejita Lucera”, la de “Tengo, tengo, tengo” (muy avaricioso el pastor ese por cierto), pero se perdieron esas tonadas tanto como la oveja de la parábola…

Por eso cuando Jesús nos habla de que es el Buen pastor, y ovejas y lobos, todo sueña un poco a documental de la 2. Y sin embargo  fue a los primeros humanos no familiares que conoció: los pastorcitos de Belén, que tras el anuncio alegre de los ángeles le llevaron leche y rica miel y todas esas cosas que salen en los villancicos. Jesús era más de campo que las amapolas. Pero muchos de nosotros no; por eso hay que hacer un esfuerzo divulgativo del mundo pastoril.

Tengo la suerte de tener unos amigos que son pastores en Grajalejo de las Matas, pueblo leonés de sonoro nombre. Domingo guardaba un báculo con el que le habían condecorado como gran pastor de la comarca. Y el enseñó el oficio a los hijos que cuidan de un inmenso rebaño con dedicación diaria. Es muy llamativa la relación del pastor y sus ovejas, el gran conocimiento sobre cada una de ellas ante mi pasmo de señoritingo que solo la ve blancas y tontas. Ellos las ven nacer, las cuidan y seleccionan para sus distintos fines, las ordeñan, las llevan por los campos y las recogen a todas en la nave, incluida a la tonta, que entre tantas siempre hay una que es muy tonta, como pasa en todos los grupos animales o humanos.

Jesús es el buen pastor, y nosotros somos sus ovejas. No por ser tontos y gregarios, fáciles a obedecer sin rechistar a los consejos o a veces bastonazos del clero… sino por la relación de cuidado y afecto que Él nos prodiga. El tiene verdadero interés por cada una de nuestras vidas. Nos defiende del lobo del odio o de la soledad o la violencia que a veces quiere arrebatarnos el alma a dentelladas.  

Tú, persona que me lees, le importas como único, maravilloso, frágil y valioso a la vez. Aunque te pierdas por cañadas oscuras, Él saldrá a buscarte de noche y te cargará en sus hombros y tú respiraras el perfume de su pelo y escucharás muy cerca su risa y sus palabras que disipan las sombras y las culpas. Esa es la relación de Jesús con sus amigos; incluso es capaz de dar la vida por cada uno de nosotros, por TODOS. Porque  quiere salvar al Mundo y atraer a todos a su redil, porque somos un rebaño, una especie, unidos, a pesar de nuestras guerras y discusiones.

Todos en la Iglesia, y no solo los curas y obispos, deberíamos ser expertos en cuidar a los que tengamos alrededor, el pequeño o gran rebaño que Dios nos confió. Cargar unos con otros, salir a buscarnos cuando nos perdamos, hacer del mundo un hogar donde nos respetemos, nos cuidemos y trabajemos por el Bien Común.

Que no nos convirtamos en lobos que insultan a los que piensan diferente, lobos que manipulan la verdad por sus intereses y sus votos, lobos que manejan a la gente como ovejas estúpidas. Que no sean los gritos y las mentiras nuestro lenguaje. Lobos que se comen a los niños porque nacieron en otro país, lobos que acaban destruyéndolo todo.

Sé pastor y cuida. Déjate cuidar también, no seas cabra esquiva. Y así un rebaño unido podrá hacer una sociedad más justa que haga frente a los lobos, incluidos los que se disfrazan de corderos.

Y no olvides que Jesús es tu pastor, nada te falta. Aunque camines por cañadas oscura no temas nada porque Él siempre va contigo. O te lleva en sus hombros seguramente, en lugar privilegiado con vista panorámica. Déjate llevar y descansa en sus hombros tus angustias. Porque en sus hombros de Pastor esta la paz y el regreso a tu casa mientras te canta “tengo yo una ovejita Lucera…”.

AVISILLOS.

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