Peio Sánchez Supercalifragil(M)ISTICOespialidoso
(Peio Sánchez Rodríguez).- Llega, 54 años después, El regreso de Mary Poppins a las pantallas por Navidad. La nueva entrega que prolonga la historia de la familia Banks sigue la propuesta de la escritora Pamela Lyndon Travers que en los años treinta escribió esta serie infantil. En plena IIª Guerra Mundial Roy Disney conectó con ella para que vendiera los derechos de su entrañable niñera a la factoría cinematográfica naciente. En el año 1964 dirigida por Robert Stevenson nos mostró la precursora de todos los canguros infantiles.
Julie Andrews ganó el Óscar a la mejor actriz y el éxito mundial fue rotundo. Disputan los críticos entre "Sonrisas y lágrimas" y "Mary Poppins" para elegir al mejor musical para la familia, pero en ambas, allí estaba la actriz inglesa haciendo de versátil institutriz. Como contraparte el deshollinador interpretado por Dick Van Dyke, un especialista en la comedia televisiva, que por otra parte con 92 años y en buena forma, hace un cameo al final de la nueva entrega en un guiño elocuente a la nostalgia.
Emily Blunt, que me parece una de las mejores actrices actuales, ya este año nos asombró con "Un lugar tranquilo" dirigida por John Krasinski. Su interpretación no desmerece, menos dulce que en la versión Andrews, se parecerá más al original literario, mantiene el encanto pero ahora mezclado con la astucia para conseguir mejorar la vida de las personas a las que es enviada.
Lin-Manuel Mirandano desmerece tampoco a su predecesor, buen intérprete y compositor, da el juego haciendo de un Jack divertido que se desenvuelve estupendamente en las coreografías, de las cuales el director Rob Marshall es un consumado especialista con títulos como "Chicago" o "Into the Woods".
Al excepcional reparto se añaden viejas glorias como Colin Firth haciendo de malísimo, una escéntrica Meryl Streep y Angela Lansbury, sustituyendo la anciana de las palomas de la primera versión. El elenco se completa con el padre de familia desesperado tras la muerte de su esposa y la amenaza con la amenaza desahucio de la vivienda familia interpretado por Ben Whishaw al que conocimos de niño en la entrega oscarizada, 5 dianas de trece nominaciones. Y la tía rebelde, una ya crecida Jane Banks, ahora convertida en la actriz Emily Mortimer, a la que recordamos dirigida por Woody Allen "Match Point".
Con semejante mimbres el cesto es de gran calidad. La nostalgia marca el tono con una adecuada mezcla de melancolía y emoción. Más dramática que la "precuela" la ausencia de la madre y la dureza de la circunstancia económica permite una mayor perspectiva social. Sin embargo, los constantes guiños a la versión sesentañera lastran el argumento, haciéndolo en exceso previsible, todos sabemos y queremos que pase lo que va a pasar.
Las coreografías, la mezcla de dibujo animado con los personajes reales y las canciones resultan encantadoras a la vez que mantienen el trasfondo del estilo del viejo Hollywood. Esto hace que esta película para niños sea como los trenes de juguete que traían los Reyes Magos para que jugaran los padres.
La magia y la mística se hacen presentes tanto en el origen literario como en sus adaptaciones. George Gurdjieff un excéntrico filósofo que se autoproclamaba maestro espiritual del Cuarto Camino fue una fuerte inspiración para nuestra famosa niñera-preceptora. La vuelta a la infancia, la novedad de lo misterioso, la salida optimista forman parte de la herencia que se transmite al personaje cinematográfico. Aunque la factoría Disney siempre intentado ganarse a todos los públicos y todo el negocio esta vez ha sustituido las religiosas palomas de la catedral en un extraño más allá de animación.
Mary Poppins se une a la galería de personajes de origen desconocido y tendencia al más allá que vimos en "Bienvenido, Mr. Chance" (1979) o en "Chocolat" (2000). Recubiertos de misterio siempre pasan mejor con un poco de azúcar, que encantara a los golosos y resultará empalagosa para los diabéticos. En cualquier caso, cojan a sus hijos, nietos o sobrinos y vayan a verla.. Hacerse como niños es un precepto evangélico que procede en Navidad.