Del 22 de octubre de 2022 al día 13 de octubre de 2023 Las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada inician un Año Jubilar

El Papa y las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada
El Papa y las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada

El 22 de octubre tendrá lugar en la Catedral de Valencia la Apertura del Año jubilar presidido por el Cardenal Administrador Apostólico de la Archidiócesis de Valencia, Antonio Cañizares.

El 1 de septiembre  de 2022, la Santa Sede, hacía pública la convocatoria de un año santo jubilar por motivo de la Declaración de Venerable de Madre Francisca de la Concepción Pascual Domenech a las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada.

El Papa Francisco, ha designado que el Año Jubilar de  comience el día 22 de octubre de 2022, y termine el día 13 de octubre de 2023, coincidiendo con el 190  aniversario de su muerte.

El lema de Madre Francisca era ‘hagan siempre el bien’ y “sentimos que ese es el carisma y el espíritu, que por medio de ella se nos regala: hacer siempre el bien”, destaca la Hermana Aniuska Aponte, superiora general.

Fiel a otro de los pensamientos de M. Francisca -‘El amor de Dios que no se expansiona en el prójimo es una tragedia’- la congregación fue poco a poco abriendo otros centros por la comarca y creando colegios para niños con necesidades especiales. El primero fue para ciegos y el segundo, para sordos.

El 1 de septiembre  de 2022, la Santa Sede, hacía pública la convocatoria de un año santo jubilar por motivo de la Declaración de Venerable de Madre Francisca de la Concepción Pascual Domenech a las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada, según había solicitado la hermana Superiora General Aniuska Coromoto Aponte Vargas meses antes.

El Papa Francisco, ha designado que el Año Jubilar de  comience el día 22 de octubre de 2022, y termine el día 13 de octubre de 2023, coincidiendo con el 190  aniversario de su muerte.

Han sido declarados templos jubilares la Catedral-Basílica Metropolitana Asunción de Nuestra Señora Valencia (España), la Capilla Hermanas Franciscanas de la Inmaculada, donde se encuentra el sepulcro con los restos de Madre Francisca en Moncada, Valencia (España), la Parroquia San Jaime Apóstol de Moncada, Valencia (España), la Parroquia Santa Catalina Mártir y San Agustín Obispo de Valencia (España) y todas las capillas de la Congregación.

Año jubilar

Para las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada esta celebración es motivo especial para conectar con las raíces más profundas de la espiritualidad y el carisma de la Congregación. Es una oportunidad para saborear la vida de Madre Francisca, descubrir el modo de Dios para comunicarse con cada una y recordarnos que confía en nosotras, que cuenta con nuestro sí para anunciar, compartir y recrear la Fraternidad que hace visible su Reino.

El Año Jubilar HFI, es un Tiempo de Gracia para experimentar la Misericordia, el Perdón, la Paz, la Gratuidad del Amor. Es un tiempo para sentir en lo más hondo del corazón, en lo más íntimo de nuestros pensamientos la invitación del profeta Miqueas: “Escucha lo que el Señor te pide: es tan solo que practiques la justicia, que ames con ternura y que camines humildemente con tu Dios” (Cf. Mi 6,8).

Las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada han recibido la noticia “con mucha alegría porque era muy esperada desde que se activó la causa”, explica la hermana Hilda Dávalos, vicaria general de la congregación, quien manifiesta que unida a la gran alegría está el compromiso y desafío de “vivir más intensamente el legado de nuestra fundadora: expansionar el amor de Dios que hemos recibido gratuitamente”.

Venerable Madre Francisca

Este paso en el proceso de la causa de beatificación de la Madre Francisca “es un gran impulso para vivir más auténticamente lo que somos: Hermanas Franciscanas de la Inmaculada, en el proyecto de vida fraterna y en la misión compartida con los laicos con quienes formamos la gran Familia HFI”, añade la Hna. Hilda.

La alegría se ha vivido en los 13 países de los 4 continentes del mundo donde está presente la congregación. “En cuanto se supo la noticia empezamos a recibir llamadas llenas de emoción a pesar de la diferencia horaria”, indica la hermana Aniuska Aponte, superiora general de la congregación. “Y han sido también muchos los laicos de nuestra Familia HFI que se han sumado a esta alegría,” añade la superiora.

La hermana Aniuska explica que sintieron una “inmensa alegría al conocer la noticia porque es reconocer la predilección que Dios tiene por los humildes y sencillos”, ya que “así fue la madre Francisca, una mujer valiente, humilde, sencilla y confiada en Dios y en su Espíritu que la lanzó a hacer el bien”.

El Papa, con las franciscanas
El Papa, con las franciscanas

Y es que la madre Francisca, de la que pronto se cumplirán 187 años de su nacimiento, apenas sabía leer y escribir. “Era de pocas letras, pero confiando en Dios fue capaz de emprender la marcha de la congregación”. Su lema era ‘hagan siempre el bien’ y “sentimos que ese es el carisma y el espíritu, que por medio de ella se nos regala: hacer siempre el bien”, destaca la Hermana Aniuska Aponte, superiora general.

Desde el primer momento, las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada tradujeron este carisma en obras concretas, centradas principalmente en la educación y la sanidad, aunque han ido adaptándose a las necesidades del momento.

Así, los primeros años se centraron en el trabajo con las mujeres. En 1878, apenas dos años después de su constitución, la congregación asumió en Gandía la gestión de la casa de beneficencia y un centro de protección de la mujer.

El Papa y las franciscanas
El Papa y las franciscanas

Fiel a otro de los pensamientos de M. Francisca -‘El amor de Dios que no se expansiona en el prójimo es una tragedia’- la congregación fue poco a poco abriendo otros centros por la comarca y creando colegios para niños con necesidades especiales. El primero fue para ciegos y el segundo, para sordos. Además, en 1880 fueron pioneras con el primer centro femenino de enseñanza en Valencia. “Madre Francisca fue una mujer arriesgada y con mucha confianza en la Providencia de Dios y eso le lanzaba a ver las necesidades existentes en su momento”, subraya la Hna. Aniuska, y añade que M. Francisca “fue una mujer ciertamente admirable”.

Nos relata una anécdota que se cuenta de la venerable Francisca Pascual. “En vísperas de su muerte, cuando ya se sentía achacosa, estaba en la capilla y creía estar sola, se desató en llanto, sin poder contener los suspiros y sollozos. Se le acercó la Hna. Silvina y le preguntó si necesitaba algo, ella contestó: “Lloro lo mucho que ofendí al Señor y no sé si me ha perdonado…muy pronto dejaré de existir y usted quedará al frente del Instituto”. A los pocos días murió y sus últimas palabras fueron: “Jesús mío, misericordia”.

“Hay algunas gracias atribuidas a la M. Francisca, que se estudiarán y Dios quiera que alguno de ellos se valore como milagro y podamos verla pronto como beata. Ahora es importante que nos encomendemos a ella”, concluye la Hna. Aniuska.

Madre Francisca

Francisca Pascual Doménech nació el 13 de octubre de 1833 en Moncada (Valencia), España. Sus padres Jaime Pascual Bo y Mariana Doménech Montagud, ambos viudos, casados en segundas nupcias tuvieron una única hija de su matrimonio: Francisca. Tenían ya tres hijos de sus anteriores matrimonios: Jaime, Mariana y Josefa.

Desde niña se inició en la vida laboral y pronto trabajó en una fábrica de seda de su mismo pueblo. Más tarde a consecuencia de la crisis de la seda cierran la fábrica y se desplaza a Valencia donde primero trabaja en la seda y después como empleada doméstica. Francisqueta descubre la llamada de Dios ve en Él “su único Tesoro”. Quiere entregarse al Señor  y acude al Beaterio de las Hermanas Terceras de San Francisco, al principio no la admiten por falta de espacio pero Francisca no se vuelve atrás y propone acomodarse en el hueco de la escalera, y allí en un lugar tan pequeño vive sus primeros años en el Beaterio.

A Francisca este estilo de vida no le parecía el más acorde con el carisma franciscano, y propuso a sus compañeras reformar el Beaterio estableciendo la vida común tal como la concibió san Francisco. La mayoría de las terciarias aceptaron la propuesta, el arzobispo de Valencia, Mariano Barrio, aprobó sus nuevas constituciones y el 27 de febrero de 1876 comenzaron a llevar la vida común y a dedicarse a nuevos apostolados, especialmente la educación humano-cristiana de niños y jóvenes, en particular ciegos y sordomudos y centros de protección para las jóvenes.

El Papa y las franciscanas
El Papa y las franciscanas

Empezaba así como congregación de Derecho diocesano la Congregación de Religiosas Terciarias Franciscanas de San Francisco de Asís y de la Inmaculada Concepción, hoy Congregación de Hermanas Franciscanas de la Inmaculada.

El 9 de abril de 1902, se obtuvo de la Santa Sede la aprobación definitiva de las Constituciones y la condición de Congregación de Derecho pontificio.

Desde ese momento comienzan las obras. Asumen en Gandia la gestión de la casa de beneficencia y un centro de protección de la mujer (1878); fundan un colegio en Valencia (1880), anexo a la casa general; un colegio, una beneficencia y un centro de protección de la mujer en Moncada (1880); un asilo de lactancia, una escuela nocturna para adultos y una escuela para niños en Valencia (1882); un colegio y un centro protector de la mujer en Alzira (1883); en el barrio valenciano del Cabañal, asumen la gestión de un colegio (1885); un hospital para mujeres y un asilo en Torrent (1885); un colegio para niñas ciegas en Valencia (1886); un centro de beneficencia y un colegio en Muro de Alcoy (1886); el primer colegio de sordomudos, en Valencia (1887); un colegio de párvulos y de adultos en el Grao (1889); un colegio para adultas en el Cabañal (1889); un colegio y un hospital para ancianos en Ayelo de Malferit (1889); un colegio de niñas y de párvulos en Pedralba (1891); un colegio para párvulos y para chicas jóvenes en Torrent (1894); un colegio y una casa asilo en Canals (1896); un colegio de niñas y un hospital en Chelva (1899); en Ibi (Alicante), un asilo y un colegio (1901); un colegio y un asilo en Villar del Arzobispo (1902), entre otros muchos.

Madre Francisca

Madre Francisca Pascual murió el 26 de abril de 1903 en Moncada. A su muerte, Madre Francisca dejaba establecida la congregación en las provincias de Valencia, Alicante, Salamanca, Cáceres y Teruel, con un total de 29 casas y más de doscientas hermanas.

El Papa Francisco declara Venerable a Madre Francisca Pascual Domenech el 29 de septiembre de 2020. Actualmente la Venerable Sierva de Dios M.Francisca Pascual Doménech está en proceso de canonización.

El 22 de octubre tendrá lugar en la Catedral de Valencia la Apertura del Año jubilar presidido por el Cardenal Administrador Apostólico de la Archidiócesis de Valencia, Antonio Cañizares.

Año jubilar

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