"Francisco, con prudencia, pero con sagacidad apunta en la línea de una Iglesia más real" El Pontificado de Francisco: frustraciones y retos
Para muchos es el Papa de una nueva primavera en la Iglesia Católica, mientras que para otros es una figura nefasta. Cada uno debe posicionarse donde lo considere oportuno, pero con respeto y sentido eclesial.
La llegada del Papa Francisco a Roma motivó en algunos sectores esperanzas en algunos temas que para muchos eran revisables, por ejemplo: el celibato opcional y el sacerdocio de la mujer. Ciertamente, en ninguno de los dos temas Francisco ha dado pasos concretos y los que esperaban avances probablemente se habrán sentido frustrados. No obstante, se ha podido hablar con toda libertad de ambos temas dentro de los muros del Vaticano, no sólo en el ámbito académico.
En el tema del celibato opcional, por las diversas manifestaciones que Francisco ha expresado en estos diez años, parece que tiene clara la naturaleza del mismo, y probablemente sospeche que en un futuro por hay muchas razones para que la Iglesia dé este paso. Así lo ha declarado muy recientemente a una periodista argentina.
Además de necesarios para “humanizar” la Curia de manera integral, para darle otro aire. Y, seguramente, este será el caballo de Troya que haga posible el acceso de la mujer al sacerdocio. La mujer, en un futuro no muy lejano, desarrollará funciones ministeriales. Las Iglesias están llenas de mujeres… con deseos de comprometerse y están formadas. ¿Quién les tiene miedo?
En el tema del celibato opcional, por las diversas manifestaciones que Francisco ha expresado en estos diez años, parece que tiene clara la naturaleza del mismo, y probablemente sospeche que en un futuro por hay muchas razones para que la Iglesia dé este paso. Así lo ha declarado muy recientemente a una periodista argentina.
Además de necesarios para “humanizar” la Curia de manera integral, para darle otro aire. Y, seguramente, este será el caballo de Troya que haga posible el acceso de la mujer al sacerdocio. La mujer, en un futuro no muy lejano, desarrollará funciones ministeriales. Las Iglesias están llenas de mujeres… con deseos de comprometerse y están formadas. ¿Quién les tiene miedo?
La elección de Francisco, hace ahora diez años, está suscitando muchos y muy variados análisis. Evidentemente plurales. Para muchos es el Papa de una nueva primavera en la Iglesia Católica, mientras que para otros es una figura nefasta. Cada uno debe posicionarse donde lo considere oportuno, pero con respeto y sentido eclesial. El mismo Papa Francisco reclama la libertad de expresión y el sentido crítico, -no criticón y maledicente-destructor de la eclesialidad y la fraternidad.
La llegada del Papa Francisco a Roma motivó en algunos sectores esperanzas en algunos temas que para muchos eran revisables, por ejemplo: el celibato opcional y el sacerdocio de la mujer. Ciertamente, en ninguno de los dos temas Francisco ha dado pasos concretos y los que esperaban avances probablemente se habrán sentido frustrados. No obstante, se ha podido hablar con toda libertad de ambos temas dentro de los muros del Vaticano, no sólo en el ámbito académico. Muchas eminencias y excelencias han tenido que escuchar lo que en otro tiempo les hubiera escandalizado, y habría supuesto la condena de esos “rebeldes”.
¿Qué ha logrado Francisco? La “parresía”, la libertad. Y éste es un camino de largo recorrido que podrá, a lo mejor, algún día crear contextos nuevos para que se pueda avanzar en esas dos cuestiones tan espinosas. Los Sínodos son el ejemplo, y probablemente, una de sus funciones sea adecuar la Iglesia a la realidad. Así lo hizo el Concilio Vaticano II. La pregunta fundamental, al respecto de estas dos realidades, es bien clara: ¿Es el momento para dar pasos hacia adelante? Para unos, la Iglesia ya tarda, para otros todavía no se dan las condiciones para que una decisión en esa línea sea positiva.
Pero no podemos olvidar otra pregunta respecto al planteamiento: ¿La resolución de ambos temas es sólo cuestión de un Papa? Este Papa es bastante resolutivo cuando ve las cosas claras, pero firme si el horizonte no está despejado. Apelo a los numerosos pasos dados en muchos ámbitos en el Vaticano. Sin olvidar que este Papa es un hombre de consulta y de equipo.
En el tema del celibato opcional, por las diversas manifestaciones que Francisco ha expresado en estos diez años, parece que tiene clara la naturaleza del mismo, y probablemente sospeche que en un futuro por hay muchas razones para que la Iglesia dé este paso. Así lo ha declarado muy recientemente a una periodista argentina. Pero ha dejado bien claro que no quiere ser el protagonista de esta iniciativa. Sin duda, le pesa su vivencia personal y su formación teológica, aunque como pastor sienta el sufrimiento de muchos sacerdotes que penan por ser fieles a esta opción.
Por supuesto que no es un tema fácil. Se necesitará un tiempo de sensibilización y transición para resolver los múltiples y complejos problemas que se pueden presentar, pero lo importante es no parar el movimiento, ya que el Pueblo de Dios entiende las cosas mucho mejor de lo que pensamos. Las Iglesias católicas orientales son todo un ejemplo. La desvinculación del sacerdocio y del celibato puede dar un rostro nuevo a un Iglesia que está cayendo en una rigidez excesiva, y en muchos casos, en el terrible sufrimiento de las dobles vidas y todo lo que la insatisfacción existencial conlleva. Sin olvidar los numerosos sacerdotes y religiosos que viven con alegría la integración en su vida del celibato, pero no sin dificultades. Tiempo al tiempo…
En cuanto al sacerdocio de la mujer, el Papa Francisco, en un arranque de espontaneidad calculada, ante cientos de Superioras Generales, amagó con el tema del Diaconado Femenino. Aquello suscitó en su momento buenas expectativas, que se vieron, en cierto modo frustradas. Un tiempo después. la comisión creada “ad hoc” no lo veía claro en el pasado, pero tampoco se preguntó acerca de la pertinencia en el presente ni se dispuso a explorar nuevas vías. Y ahí quedó la cosa. ¿Está parada o sigue en marcha?
La sospecha de muchos que aconsejarían al Papa Francisco, sería que dar este paso era, sin duda, abrir el melón para el sacerdocio femenino. Seguro que le dirían que para esto la Iglesia no está preparada. Es posible. Pero me remito a lo dicho al respecto del celibato opcional. ¿Hay voluntad de avanzar o de aparcar el tema? De nuevo, creo que Francisco no dará este paso, no por que no lo vea claro, sino porque debe sentir el “vértigo papal”, aquello de los dos mil años de historia que nos contemplan…
No obstante, en este campo, creo que el papa Francisco ha dado pasos sólidos incorporando a la mujer en puestos de poder en la estructura vaticana, y todavía los dará de manera más decisiva. Además de necesarios para “humanizar” la Curia de manera integral, para darle otro aire. Y, seguramente, este será el caballo de Troya que haga posible el acceso de la mujer al sacerdocio. La mujer, en un futuro no muy lejano, desarrollará funciones ministeriales. Las Iglesias están llenas de mujeres… con deseos de comprometerse y están formadas. ¿Quién les tiene miedo?
La Iglesia crece entre retos y frustraciones. El futuro se labra desde un presente con opciones inteligentes y creativas. El sueño de muchos es posible que no se realice a corto plazo, pero habrá que hacer lo posible para posibilitarlo. «…es tarde, pero es todo el tiempo que tenemos a mano, para hacer futuro..» , dice Pedro Casaldáliga. El Papa Francisco, con prudencia, pero con sagacidad apunta en la línea de una Iglesia más real. Así lo esperamos…
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