“Soñemos juntos” es una auténtica delicia que merece leerse con detenimiento Los “covid” del Papa Francisco, en 'Soñemos juntos'

Soñemos juntos
Soñemos juntos

Es una llamada a analizar nuestros “covid” y ver qué sacamos en positivo, en su momento, de cada uno de ellos. Nuestras vidas generalmente no se desarrollan de manera absolutamente plana, se parecen más bien a esas líneas que traza nuestra voz cuando grabamos algún texto en nuestro programa de audio.

Un soñador que nos invita a soñar despiertos que un mundo nuevo y distinto es posible, que con imaginación creadora y fraternidad, podemos…

Unos días antes que se aparezca en España, gracias a la gentileza de una amiga, me ha llegado desde Italia un ejemplar del nuevo libro del Papa Francisco “Soñemos juntos” (Plaza y Janés). Es una auténtica delicia que merece leerse con detenimiento. Probablemente el lector que conoce la literatura del Papa se encontrará muy gusto en los temas que trata y en su lenguaje peculiarmente argentino. El esquema del libro es muy sencillo. Tiene tres capítulos: Tiempo para ver, Tiempo para elegir y Tiempo para actuar. Nos recuerda al clásico esquema de la revisión de vida: ver, juzgar, actuar, porque eso es lo que el Papa hace, una revisión de su vida. Eso nos explica el tono tan personal de algunos pasajes.

Francisco
Francisco

Me he querido detener solamente en algunas páginas, que considero que son la clave hermenéutica de todo el libro.

Bien avanzado el primer capítulo, Francisco empieza a analizar el Covid como un “parate”. Estas son sus propias palabras: ”Cada uno ha tenido su propio «parate», y si no lo tuvo hasta ahora, seguro que lo tendrá en el futuro: la enfermedad, un fracaso matrimonial o empresarial, alguna gran decepción o traición. Como en la cuarentena por el Covid, esos momentos generan una tensión, una crisis que revela lo que hay en el corazón”. 

A continuación hace un análisis magistral del “Covid personal” de dos personajes bíblicos, Saulo/Pablo y el rey David, “que nos pueden ayudar a entender el nuestro”.  Y después de desmenuzar estas dos historias nos dice: “Dos «Covid» más en la Biblia me vienen a la cabeza, donde la crisis no surge por el pecado o la desgracia, sino por descuido de un don. Eso es lo que les pasa a Salomón y a Sansón. Los dos reciben un gran don: Salomón está dotado de la inmensa sabiduría que pidió, y Sansón recibe la enorme fuerza que necesita para luchar contra los enemigos. Pero los dos terminaron mal, porque descuidaron el “don recibido”.

Y la conclusión de estos dos personajes es muy significativa: ”El «Covid» de Salomón y el de Sansón son ejemplos de un tipo positivo de «parate», porque nos rescata de la mundanidad, del bienestar autoindulgente, del “benessere”, como dicen en Italia. El fruto del bienestar egoísta es la esterilidad. El invierno demográfico que vivimos ahora en muchos países occidentales es fruto de la cultura complaciente del bienestar egoísta. Es difícil para la gente entender cómo el benessere, que parece algo deseable, puede ser un estado del que necesitamos ser rescatados. Y esa es una de las principales lecciones que podemos tomar de Salomón y Sansón”.

E inmediatamente, Francisco, sin ningún rubor, nos dice: ”Tuve tres «situaciones Covid» en mi propia vida: la enfermedad, Alemania y Córdoba. Cuando a los veintiún años enfermé de  gravedad, tuve mi primera experiencia con el límite, con el dolor y la soledad. Me cambiaron las pautas. Durante meses no sabía quién era y si me iba a morir o no. Ni los médicos sabían si iba a sobrevivir. Recuerdo de que un día le pregunté a mi madre, abrazándola, si me iba a morir. Estaba cursando el segundo año del seminario diocesano en Buenos Aires”. 

El segundo Covid fue en Alemania: “El tiempo en Alemania, en 1986, lo podría llamar el «Covid del destierro». Fue un destierro voluntario porque fui a perfeccionar el alemán y buscar material para mi tesis, pero me sentí como sapo de otro pozo…tenía nostalgia de mi patria, de volver…Te sacan de donde sos y te llevan a un lugar que no conocés, y en el proceso aprendés lo que realmente importa en el lugar que dejaste. A veces el desarraigo puede ser una sanación o una transformación radical”. 

Futuro
Futuro

Y el tercero: “mi tercer «Covid», ocurrió cuando me mandaron a Córdoba entre 1990 y 1992. Este tiempo tuvo su raíz en mi modo de conducir, primero como provincial y después como rector. Seguramente alguna cosa buena hice, pero a veces era muy duro. En Córdoba me pasaron la boleta…Fue una especie de cuarentena, de aislamiento, como tantos hemos hecho en estos meses, y me hizo bien. Me llevó a madurar ideas: escribí y recé mucho. Hasta ese momento tenía una vida ordenada en la Compañía, acorde a mi experiencia: primero como maestro de novicios y luego, desde 1973, cuando me nombraron provincial, hasta 1986, cuando terminé mi período como rector. Me había instalado en ese modo de vivir. Un desarraigo de ese tipo donde te mandan a un rincón de la cancha y te hacen sentar en categoría de suplente, te mueve todo…. El «Covid» de Córdoba fue una verdadera purificación. Me dio mayor tolerancia, comprensión, capacidad de perdón. También me dio una nueva empatía por los débiles y los indefensos. Y paciencia, mucha paciencia, que es el don de entender que las cosas importantes llevan tiempo, que el cambio es orgánico, que hay límites, y que tenemos que trabajar dentro de ellos y mantener al mismo tiempo los ojos en el horizonte, como hizo Jesús. Aprendí la importancia de ver lo grande en lo pequeño, y a estar atento a lo pequeño en las cosas grandes. Fue un período de crecimiento en muchos sentidos, como el rebrote después de una poda a fondo”. Unas estupendas confesiones personales que nos indican el camino que debemos seguir, con la misma sinceridad cada uno de nosotros.

Es una llamada a analizar nuestros “covid” y ver qué sacamos en positivo, en su momento, de cada uno de ellos. Nuestras vidas generalmente no se desarrollan de manera absolutamente plana, se parecen más bien a esas líneas que traza nuestra voz cuando grabamos algún texto en nuestro programa de audio. Ahí podemos adivinar picos que revelan nuestra historia y nuestra personalidad. Estas pocas páginas cruzan todo el entramado de este estupendo libro.

De manera anecdótica el Papa Francisco, en la experiencia de Córdoba, nos cuenta lo siguiente, que no tiene desperdicio: “…Y tercero—y es la cosa más extraña— cómo se me ocurrió leer los treinta y siete tomos de la “Historia de los Papas” de Ludwig Pastor. Se me podría haber ocurrido leer una novela, o algo más interesante. Desde donde estoy ahora, me pregunto por qué Dios me habrá inspirado a leer eso en aquel momento. El Señor me preparó con esa vacuna. Una vez que conocés esa historia, no hay mucho de lo que pase en la curia romana y en la Iglesia de hoy que pueda sorprenderte. ¡Me ha servido mucho!”. 

Refugiados en la zona del Tigray
Refugiados en la zona del Tigray

En fín, estas memorias son una invitación a una catarsis, a nivel personal y colectivo, en este tiempo que ya dura demasiado, y que esperemos nos sirva de ayuda, como dice el Papa de manera reiterada: “Podemos reorganizar la manera en que vivimos juntos para elegir mejor lo que importa. Podemos trabajar juntos para lograrlo. Podemos aprender lo que nos hace avanzar y lo que nos hace retroceder. Podemos elegir”. Un soñador que nos invita a soñar despiertos que un mundo nuevo y distinto es posible, que con imaginación creadora y fraternidad, podemos…

Volver arriba