" La opinión pública empieza a despertar y a tomar conciencia de los fondos oscuros de esta  tremenda guerra" La guerra de Netanyahu

Cohetes lanzados por Hamas contra Israel
Cohetes lanzados por Hamas contra Israel

Ahora, más que nunca, esta tarascada de Israel a Hamás es la guerra de Netanyahu. Es legítimo hacerse muchas preguntas ante el desarrollo de los acontecimientos. Pero una conclusión cada vez más clara es que la posible victoria de Israel, Netanyahu la contempla como su salvación política.

La opinión pública empieza a despertar y a tomar conciencia de los fondos oscuros de esta  tremenda guerra. ¿Estamos dispuestos seguir asumiendo lo que nos hacer ver diariamente de muerte y destrucción, ya que probablemente será mucho más?

Los juicios de estos tres articulistas en dos diarios muy diferentes son bastantes contundentes y dan que pensar…He querido que sean ellos los protagonistas para que abramos los ojos a una realidad que, aunque lejana, nos es también muy próxima por muchas razones…Ojalá los hombres y mujeres de bien de ambos lados encuentren caminos de reconciliación y de paz después de este apocalipsis.

Ahora, más que nunca, esta tarascada de Israel a Hamás es la guerra de Netanyahu. Es legítimo hacerse muchas preguntas ante el desarrollo de los acontecimientos. Pero una conclusión cada vez más clara es que la posible victoria de Israel, Netanyahu la contempla como su salvación política. Aunque esto está por ver, ya que la opinión pública empieza a despertar y a tomar conciencia de los fondos oscuros de esta  tremenda guerra. ¿Estamos dispuestos seguir asumiendo lo que nos hacer ver diariamente de muerte y destrucción, ya que probablemente será mucho más?

Una mirada rápida a la prensa más significativa israelí, y a sus mejores editorialistas nos dice lo siguiente. Cito a Yair Assulin ( Haaretz 17/11), articulista de este periódico, más bien de corte progresista: “Lo mejor para Israel sería que el primer ministro Benjamin Netanyahu fuera enviado a casa mediante elecciones: no mediante un voto de censura constructivo, "enormes protestas" o su propia "aceptación de responsabilidad" (que no ocurrirá en ningún caso), sino mediante unas elecciones en las que vuelva a proponerse como la opción del pueblo”. El mismo autor nos dice más adelante en su artículo: “Deben ser unas elecciones en las que una parte significativa del público que le apoyó en el pasado le dé la espalda, sin "traidores", acuerdos turbios ni nada que pueda ser manipulado o utilizado en una futura campaña.

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Trump y Netanyahu
Trump y Netanyahu

Aunque lleve más tiempo, aunque aumente nuestra ansiedad de que vuelva a ser elegido, la necesidad de retirar a Netanyahu de la escena pública mediante un claro proyecto de divorcio presentado por los israelíes de a pie es fundamental para el alma israelí”. Y, finalmente añade, en un tono utópico:

“Tras el fin de la guerra y el necesario retorno de los rehenes, habrá tiempo para reconstruir nuestra casa incendiada. La física, por supuesto, pero no menos importante, necesitamos un renacimiento del hogar espiritual israelí, el que en este momento sigue luchando por su propia soberanía, el que lleva años desmoronándose ante nuestros ojos. El derrumbamiento de su muro de hierro podría ser una oportunidad para hacer realidad su esencia más profunda: ser una verdadera luz para las naciones, pero, ante todo, para su propio y maravilloso pueblo”.

Otro articulista Mark Lavie, en el conservador “The Jerusalem Post”  (17/11) afirma lo siguiente: “A medida que se intensifica la guerra de Israel contra Hamás, dos cosas van quedando claras: el Primer Ministro Benjamin Netanyahu debe irse, y no se irá en silencio. Y recuerda este autor: “Los israelíes han vuelto a utilizar dos términos que no se oían desde que Egipto y Siria lanzaron un ataque sorpresa contra Israel en octubre de 1973, 50 años y un día antes de que Hamás hiciera lo mismo: "fiasco" y “concepto".

"Fiasco" se refiere a la inconcebible negligencia de dejar la frontera entre Gaza e Israel prácticamente sin vigilancia. "Concepto" describe la política de entregar millones de dólares a Hamás a través de Qatar en el supuesto de que los extremistas y violentos gobernantes de la Franja de Gaza se comportarían. Las similitudes entre la Guerra del Yom Kippur de 1973 y el desastre de hace un mes son claras: una línea de defensa fallida y unos supuestos estratégicos erróneos”. Y se pregunta el articulista: “Tras la guerra del Yom Kippur, ¿dimitió inmediatamente la entonces primera ministra Golda Meir? No. En realidad ganó unas elecciones en la posguerra, y dimitió sólo bajo la presión pública masiva encabezada por manifestaciones de soldados de la reserva que habían contribuido a convertir el desastroso comienzo de la guerra en una especie de victoria militar”.

Netanyahu

Y a la luz de los acontecimientos, se repregunta: “¿Qué podemos esperar entonces de Netanyahu? Es crucial subrayar que Netanyahu no es responsable de las masacres, violaciones, decapitaciones, quemas y secuestros del 7 de octubre. La culpa es de Hamás. El papel de Israel se limita a su incapacidad para impedir que los sanguinarios terroristas llevaran a cabo la matanza”. Pero añade este juicio muy severo: “Netanyahu ha sido el primer ministro de Israel durante la mayor parte de los últimos 15 años. Él tomó las decisiones clave que condujeron al fiasco. Promovió la política de comprar a Hamás a cambio de (falsas) garantías de que Hamás se mantendría relativamente tranquila, salvo por algunas salvas de cohetes aquí y allá.

Supervisó la construcción de una barrera fronteriza de alta tecnología (que resultó ser fácilmente derrotada por los invasores de Hamás) y el posterior traslado de la mayoría de las tropas del frente de Gaza a Cisjordania. Allí, los soldados protegen a los colonos y sus decenas de puestos avanzados no autorizados y combaten a los terroristas palestinos.Todo esto ocurrió bajo la supervisión de Netanyahu. Así que, lo admita o no, él es el responsable último. Pero él no lo acepta”.

En la misma línea, otro articulista, Zvie Bar´el, en en mismo diario Haaretz (17/11) afirma: “El primer ministro Benjamín Netanyahu manifestó su postura sobre qué tipo de autoridad gubernamental no se permitirá que dirija la Franja de Gaza después de la guerra: "No habrá allí una autoridad civil que enseñe a sus hijos a odiar a Israel, que pague a los asesinos según el número de personas que asesinen, una autoridad dirigida por alguien que todavía no ha condenado la masacre [del 7 de octubre]", dijo el primer ministro.

Netanyahu

"Tiene que haber algo más ahí”. Y este articulista se permite afirmar de manare clara y contundente: “Ese "algo más" no tiene nombre ni rostro, pero está claro por qué no es en absoluto factible desde el punto de vista de Netanyahu. No hay mejor ejemplo de lo que los israelíes deben exigir cuando hablan de una visión para el período posterior a la guerra actual, no en lo que se refiere a Gaza, sino a Israel. Debería describirse de la siguiente manera: Sería inaceptable tener un gobierno israelí que educa a sus ciudadanos para odiar a los ciudadanos árabes y a cualquiera que no piense como él, que antes de la guerra había estado llamando traidores al ejército israelí y a sus soldados y pilotos, y que había empezado a destruir los fundamentos democráticos de Israel para establecer una teocracia nacionalista. Es un gobierno cuyos fallos nos han traído la masacre de unos 1.200 seres humanos, junto con el secuestro de más de 240 rehenes y la destrucción de docenas de comunidades fronterizas israelíes. Sería inaceptable tener un gobierno israelí que mintió descaradamente al decir a sus ciudadanos que estaba preparado para cualquier escenario y que sigue mintiendo y abandonando a sus ciudadanos”.

Y, más adelante sigue afirmando: “Continuaremos hasta que traigamos de vuelta a los rehenes", prometió el ministro de Defensa Yoav Gallant a las familias de los rehenes cuando se reunió con ellas. Qué redacción tan perfectamente diseñada, como si la guerra se estuviera librando sólo para traer de vuelta a casa a los rehenes. Como si no hubiera peligro de muerte cerniéndose sobre las cabezas de los rehenes mientras los soldados israelíes se hacen fotos orgullosos dentro del edificio del parlamento de Gaza y mientras los tanques rodean el hospital Al-Shifa. Por supuesto, Gallant y sus colegas del gabinete de guerra Benny Gantz y Netanyahu pueden alegar en su defensa que no se habían comprometido a devolver vivos a los rehenes”. En cualquier caso, Zvie, sigue diciendo: “Hasta entonces, recuperaremos a los rehenes y también conseguiremos destruir todos los escondites de Hamás... o no. Y tal vez también hagamos caso omiso de la presión internacional. Después de todo, éste es un gobierno que está convencido de que Israel también puede arreglárselas sin Estados Unidos. Con un gobierno así, no podemos esperar hasta "el día después" a que haya "algo más" aquí”.

Finalmente el articulista, afirma taxativamente: “El gabinete de guerra, que decide el curso futuro de Israel en la guerra, que está definiendo sus objetivos y su ritmo y que decidirá si abre otro frente con Líbano o se contiene, está encabezado por un hombre que sigue eludiendo sistemáticamente su responsabilidad. No surgirá "otra cosa" en Israel mientras la opinión pública siga creyendo que la guerra ha producido un nuevo líder en Jerusalén, no un líder que sea sospechoso de ser criminal, no un mentiroso habitual y no alguien que ha mimado a Hamás durante años. Quienes sigan creyendo que un primer ministro no debe ser sustituido en tiempos de guerra serán los que carguen con las consecuencias”.

Los juicios de estos tres articulistas en dos diarios muy diferentes son bastantes contundentes y dan que pensar…He querido que sean ellos los protagonistas para que abramos los ojos a una realidad que, aunque lejana, nos es también muy próxima por muchas razones…Ojalá los hombres y mujeres de bien de ambos lados encuentren caminos de reconciliación y de paz después de este apocalipsis.

Netanyahu

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