La intensa pastoral cristológica del arabizado pueblo Agosto, mes de los Cristos valencianos
No hay pueblo que su topónimo comience por Al o Beni que no tenga una singular, especial y fuerte devoción a un advocación de Cristo
En El Palmar, pueblo de pescadores de la Albufera, el Cristo de los Necesitados es llevado sobre barca en romería por el lago.
Todas las fiestas externas quedarán reducidas a la intimidad de los templos este año por la epidemia del coronavirus.
Todas las fiestas externas quedarán reducidas a la intimidad de los templos este año por la epidemia del coronavirus.
| Baltasar Bueno corresponsal en Valencia
El mes de agosto es, por lo general, el mes de los Cristos en los pueblos valencianos, que este año, por la epidemia del coronavirus verán limitadas sus expresiones de fe y devoción, dejándose lo externo para vivirlo en el interior de las iglesias y casi en intimidad. Los principales ocupan los primeros días del mes teniendo por eje el 6 de agosto la Transfiguración del Señor.
No hay pueblo que su topónimo comience por Al o Beni que no tenga una singular, especial y fuerte devoción a un advocación de Cristo (de la Providencia, de la Fe, de la Salud,…), que procede de la fuerte pastoral cristológica que desarrolló la Iglesia entre los valencianos de religión islámica o muslimes tras la conquista del Reino Moro de Valencia por las tropas cristianas del rey Jaime I de Aragón.
Dicha pastoral estaba destinada a sustituir la fe en Mahoma –el territorio valenciano estuvo fuertemente arabizado- por la fe en Jesucristo. Especialmente intensa fue esta estrategia en el siglo XVII, con el arzobispo Juan de Ribera, de manera que cuando nos encontramos en un pueblo que la devoción popular se decanta más por un Cristo que por una advocación mariana, nos está señalando que ese pueblo hunde profundamente sus raíces en la cultura musulmana y que costó de ser adoctrinado por el cristianismo.
Citemos dos ejemplos. En Aldaya –cuna del abanico español- como en tantos otros pueb los, el Cristo tiene una ermita aparte de la Iglesia Parroquial –ermitas por lo general alzadas sobe las mezquitas que los valencianos islámicos tenían en los campos, muchas de ellas mirando al sudeste, a la Meca, posición que aún conservan.
Las fiestas en Aldaya están dedicadas a quien es patrón principal el pueblo el Cristo de los Necesitados y se caracterizan por el lujo de disparos de cohetería en su traslado desde su ermita a la iglesia parroquial. Y en una larga y nutrida procesión siempre, que este años no se producirán. En los Gozos que se le canta se lee: “Aldaya en Vos tiene puestos/ los ojos con fe centenaria/ en peligros y adversidades/ os eleva la plegaria/ ¡Cristo de los Necesitados!”.
Cristo de la Albufera
Cada 4 de agosto, el Cristo de El Palmar embarca hacia el “lluent” –centro del lago- desde donde bendice La Albufera. En medio del lago, el respectivo párroco del lugar llama a la ecología, a ser ecológicos, a cuidar nuestra joya ecológica más apreciada, la de los bellos amaneceres y puestas de sol. Lo hacían sus párrocos antes que Roma, el Papa Francisco, proclamara la “Laudato Si”, canto a cuidar de la Naturaleza creada por Dios. Ellos fueron profetas de la ecología autóctona.
Es una de las romerías procesiones más singulares de las tierras valencianas y su religiosidad popular. Una auténtica pieza de la filmografía mediterránea, una película entre felliniana y viscontiniana . Un alarde de imaginación y creatividad, de amor y devoción de las gentes de El Palmar. Imagen, clero, monaguillos, autoridades, banda de música, pueblo en general, surcan las tranquilas barcas de la laguna en procesión donde se reza or la salud de la gente y de la Albufera.
A pesar de los rezos, cantos y Gozos en honor al Cristo navegante, poco caso han hechos los políticos, todos en primera fila para la foto en todas las romerías de su fiesta. La Albufera menguada por aterramientos y contaminación, falta de colector perimetral ha sufrido en los últimos tiempos de falta de agua y la que le llegaba de las escorrentías, mala y contaminada por falta de decisiones políticas que coadyuvaran al Cristo a sanarla.
Ha tenido que ser la tragedia de la epidemia del coronavirus la que ha ayudado a mejorar el agua del lago y el hábitat de los animales que anidan en el paraje por cese de la presión humana. La tranquilidad, el no acercamiento del ser humano a la Albufera, la no agresión, el verla a distancia y con respeto, ha sido propicio para mejorar su salud. Siempre se ha dicho que Dios escribe recto con los renglones torcidos.
Este año el Cristo no será embarcado en una albuferenca camino del “lluent”, pero estará ahí al quite, llamando la atención, dando que pensar, hablando sin abrir la boca desde la pequeña iglesia de Jesuset de l’Hort.
Saldrá el jueves por la tarde, día 6, sólo, sin acompañamiento a la calle, a bendecir a sus gentes, las casas, a los pescadores, y, cómo no, se asomará al puertecito de El Palmar, a, volverá a bendecir la Albufera. Y la gente, desde sus casas cantará los tradicionales Gozos a su Cristo advocado de la Salud:
“Sois médico que asegura/ la salud más verdadera/ el hombre que en Vos espera/ Halla de su mal la cura/ ya que lo habéis librado/ de la dolencia mayor./Dad salud al que, postrado,/ os lo pide con fervor”.
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