Delimita el controno de protección de la Catedral de Santiago de Compostela La Xunta declara Bien de Interés Cultural el monasterio de San Martiño Pinario
La iglesia de San Martiño Pinario fue el primer templo que los benedictinos levantaron en Galicia tras el Concilio de Trento.
En los últimos años del s. IX o primeros del s. X, un grupo de benedictinos se asentó, poco después del descubrimiento de los restos del Apóstol Santiago,
El Presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijoo, ha declarado bien de interés cultural el monasterio de San Martiño Pinario con la categoría de monumento, mediante un Decreto que delimita su entorno de protección y el de la Catedral metropolitana, la iglesia de San Francisco do Val de Deus, el Hospital Real y su capilla, el Palacio arzobispal de Gelmírez, la biblioteca pública Ánxel Casal y las sedes del Museo de las Peregrinaciones y de Santiago de Compostela.
La declaración de bien de interés cultural como monumento del monasterio de San Martiño Pinario, en la plaza de la Inmaculada en el ayuntamiento de Santiago de Compostela, determina la aplicación del régimen de protección previsto en los Títulos II y III de la Ley 5/2016, de 4 de mayo, del patrimonio cultural de Galicia (LPCG), y complementariamente con lo establecido en la Ley 16/1985, de 25 de junio, del patrimonio histórico español (LPHE). Asimismo, para el conjunto de bienes muebles que se catalogan, será de aplicación el previsto en los títulos II y IV de la LPCG.
El monasterio de San Martiñose relaciona desde su origen con el descubrimiento del sepulcro del Apóstol, ya que desde los primeros años del siglo X existía este cenobio y era esta comunidad la encargada de la custodia del culto apostólico.
Por razones de espacio, la comunidad se mudó a un segundo solar, al norte del Locus Sanctus, en el lugar que acabará siendo la calle de la Acibecharía, situado entre la primera y la segunda muralla de la ciudad medieval, razón por la que recibió el nombre de San Martiño «de Fóra».
Este solar ocupaba un lugar denominado Pignario, topónimo que parece aludir la presencia de pinos en las cercanías. A finales del siglo X, el obispo Pedro de Mezonzo y los señores del Lugar Santo acordaron que se fabricara dentro del claustrum de Pinario un pequeño habitaculum Dei, en honra del obispo y confesor Martiño de Tours.
Por lo tanto, el primer elemento arquitectónico edificado en el solar de Pinario fue el claustro, con una comunidad de monjes aún muy vinculada a la Iglesia de Santiago, de la cual, paulatinamente, se distanciará hasta llegar a conformar las nuevas instalaciones y una comunidad completamente segregada de aquella, para convertirse en monasterio benedictino. Consta en la documentación que la primera iglesia románica del monasterio fue consagrada, el 2 de noviembre del 1102, por el obispo don Diego II.
A partir de este momento, se debió iniciar la construcción de un nuevo claustro adosado a la iglesia. Con el paso del tiempo, los monjes benedictinos fueron perdiendo protagonismo en la custodia del sepulcro del apóstol en beneficio de los canónigos de la catedral que, mediante la Concordia de Antealtares (1077), se convirtieron en únicos responsables del culto en la catedral.
A partir del siglo XII el monasterio vivió una época de auge que lo llevó a convertirse en el más rico y poderoso de Galicia, con rentas en toda la región y unos ingresos cuantiosos. Pero esta etapa de expansión se vio frenada por la relajación moral y religiosa, que propició la decadencia económica de la abadía.
La crisis espiritual, económica y material de los monasterios gallegos durante el medievocondujo a la desaparición de los abades comendatarios por imposición de los Reyes Católicos, que determinaba que el monasterio reformado de San Martiño Pinario quedaba en condiciones de ser incorporado a la Congregación de San Benito de Valladolid, cuyos monjes entran en el monasterio compostelano en el mes de febrero de 1494.
El monasterio moderno nace de la suma de las tres abadías medievales estrechamente vinculadas al culto de Santiago: Pinario, Antealtares y San Pedro de Fóra, consolidando de este modo una comunidad benedictina, gracias a las encomiendas de los Reyes Católicos, para garantizar la atención a los peregrinos, convirtiéndose en casa matriz de la región.
Fueron años de prosperidad económica procedente de rentas y tierras, que propician una gran actividad intelectual y un esplendor de la actividad artística, ligada a las reformas y obras nuevas que se habían realizado a lo largo de los años, trayendo a Santiago grandes artistas procedentes de toda la Península Ibérica.
El resultado de la aportación de estos grandes maestros fue la reforma de una de las fábricas más poderosas de Galicia, que se constituye en imagen de poder frente a la catedral y la ciudad. La Desamortización supuso la exclaustración del monasterio y su abandono definitivo en 1835, lo que supone, desde el punto de vista patrimonial, una renovación de las ocupaciones del monasterio, que comienza a sufrir un proceso de utilización civil y sirve como sede a instituciones diversas. Estos usos implican un proceso de habilitación progresiva de las distintas dependencias del monasterio para adaptarse a las nuevas necesidades, hecho que tendrá como consecuencia la conservación y restauración patrimonial del monumento.
Este planteamiento de actuaciones de rehabilitación adquiere una dinámica más intensa desde los años sesenta del siglo XX hasta la actualidad, manteniendo una coherencia entre el pasado del edificio y los nuevos usos: el antiguo seminario conciliar cambia a seminario mayor, como centro oficial de la formación superior; se crea el Archivo Histórico Diocesano y el Museo Diocesano; la sede de la Delegación de la Pastoral Universitaria; la biblioteca del Seminario Conciliar; la sede del Instituto Teológico Compostelano, que supondría la implantación de la Facultad de Teología; el Centro del Proyecto Home en Galicia; la Delegación Pastoral Vocacional; la librería Egeria; y, finalmente, la Escuela Universitaria de Trabajo Social y la residencia de estudiantes.
Descripción del inmueble
El origen de la comunidad cenobítica de San Martiño Pinario se remonta probablemente a la época del obispo Sisnando I, en los últimos años del s. IX o primeros del s. X, cuando un grupo de benedictinos se asentó, poco después del descubrimiento de los restos del Apóstol Santiago, en el lugar llamado Pignario, próximo a la capilla de la Corticela.
El conjunto abarca desde el límite con el conjunto catedralicio y los palacios arzobispales al sur, hasta el límite del trazado de la antigua muralla de la ciudad al norte, ocupando el templo una posición central que separa las construcciones urbanas de las huertas, en una localización privilegiada por su relación directa con los principales accesos a a ciudad.
La iglesia de San Martiño Pinario fue el primer templo que los benedictinos levantaron en Galicia tras el Concilio de Trento, en la Edad Moderna, y por eso en ella ensayaron soluciones nuevas que marcarán el posterior desarrollo de las construcciones de la orden, estableciendo un modelo eclesial de amplia difusión en la península: un plan de cruz latina de una sola nave con capillas laterales en el cuerpo y cabecera recta con un amplio presbiterio entre dos sacristías. El proyecto general de la iglesia fue encargado al portugués Mateo López, que ya había trabajado en otras abadías benedictinas gallegas.