La geografía de Francisco Baltazar Porras: "El Papa ha cambiado la perspectiva para fijarse ante todo en la humanidad de los más pobres"
"El autor del artículo analiza dos ámbitos en el comportamiento del Papa Francisco: los viajes que ha efectuado en el mundo y sus nombramientos de cardenales"
"Continúa: 'Nunca visitó Gran Bretaña, Alemania, Francia, Bélgica o España, es decir, el corazón de la Europa histórica, la de Carlomagno, de Felipe II'"
"Invito a leer el artículo completo pues sugiere una visión del mundo y de la Iglesia que marca un nuevo rumbo, necesario y saludable"
"Invito a leer el artículo completo pues sugiere una visión del mundo y de la Iglesia que marca un nuevo rumbo, necesario y saludable"
La prestigiosa revista de los jesuitas franceses, Études, -París, marzo de 2020-, de la pluma de Pierre de Charentenay, s.j., publicó un ingenioso artículo titulado “La geografía del papa Francisco. De los grandes centros a las periferias”. Aunque pueda parecer un exabrupto tanto la geografía como la historia forman parte del entramado humano. En ocasión del coronavirus las facultades de historia y geografía de España se pusieron a la orden para aportar lo específico de estas ciencias a las investigaciones sobre la postpandemia. Con razón en el documento programático del pontificado del Papa Francisco, “la alegría del Evangelio”, en la dimensión social de la evangelización le dedica un largo apartado “al tiempo superior al espacio” como parte del bien común y la paz social (ver n. 222-225).
En mis tiempos mozos se estudiaba historia y geografía patria y universal desde los primeros años de primaria y secundaria. Dichas disciplinas han ido desapareciendo con la consecuencia lógica de perder el sentido de ubicación en el tiempo y en el espacio de cualquier realidad.
“Los diferentes viajes del papa Francisco, así como la escogencia de los cardenales, expresan sus prioridades. Al abandonar los grandes centros, en particular europeos, aquellas se desplazan hacia las “periferias”. La relación del papa con Europa es ambivalente. Pero su compromiso persigue la internacionalización de la Iglesia y contribuye a abrir el centro romano al mundo”.
Responde la anterior afirmación a una mirada profunda sobre los cambios del mundo que afectan también a la Iglesia. No se trata de ninguna retaliación o un olvido o desprecio de la cultura europea o de una postura contraria al mundo capitalista porque es izquierdista marxista. Craso error. Cuando el centro se desplaza desde los centros de poder hacia las periferias, los olvidados, porque “el corazón de Dios tiene un sitio preferencial para los pobres, tanto que hasta Él mismo se hizo pobre” (EG 197).
“El papa Francisco ha hablado a menudo de su interés por las periferias, sociales o geográficas. Él desearía que la Iglesia mirase el mundo desde un punto de vista que no sea el del centro, el de Roma o de Europa. Este cambio de perspectiva permite descubrimientos, autoriza nuevas posturas, cambia las prioridades para fijarse ante todo en la humanidad de los más pobres. En el centro se encuentran las riquezas, lo heredado, las grandes tradiciones que configuran una manera de ver el mundo y de interpretar el evangelio. Pero, a mayor perspectiva, las preocupaciones cambian para volverse hacia lo que es esencial”.
El autor analiza dos ámbitos en el comportamiento del Papa Francisco: los viajes que ha efectuado en el mundo y sus nombramientos de cardenales. “A lo largo de sus treinta y dos viajes apostólicos (sin contar sus visitas dentro del territorio italiano), ha recorrido todos los rincones del mundo, incluso los más alejados: de Chile a las Filipinas o a Japón, de Letonia a Panamá. Ha visitado países musulmanes: Abu Dabi y Marruecos. Se ha sumergido en el corazón de África, con Uganda y la República Centroafricana. Ha recorrido su continente de origen, América Latina, en varias oportunidades: Brasil, Ecuador, Bolivia, Paraguay, Cuba, México, Colombia, Chile, Perú”.
“Pero no ha venido a Europa sino en ocasiones muy particulares: para el centenario de las apariciones de Fátima o para los cincuenta años de la Unión Europea en Estrasburgo, o a lo que podrían llamarse las periferias de Europa: Albania, Bosnia, Polonia, Suecia, Irlanda, Bulgaria y Rumania en junio de 2019. Nunca visitó Gran Bretaña, Alemania, Francia, Bélgica o España, es decir, el corazón de la Europa histórica, la de Carlomagno, de Felipe II o de la Revolución Francesa (…)”.
“Otro criterio de la geografía del papa Francisco es la repartición de sus nominaciones de cardenales en el mundo. El papa Francisco se siente, pues, menos atado a una tradición que consiste en elevar sistemáticamente a la dignidad cardenalicia a los obispos de ciertas sedes. Quiere promover las opciones que defiende con respecto a la paz, los refugiados y las periferias en general”.
El largo artículo de la revista Études permite alargar nuestra crónica para resaltar “la geografía de Francisco” desde la repartición de sus nominaciones de cardenales en el mundo. Me limitaré a entresacar algunos párrafos para disfrute de los lectores. “El centro de la Iglesia pierde numerosos capelos. Ciertos cargos la curia, tradicionalmente cardenalicios, no han recibido la birreta roja”. “Benedicto XVI había nombrado 44 cardenales en 28 países diferentes, mientras que el papa Francisco ya ha nombrado 54 cardenales en 41 países”.
“El papa Francisco posee también el arte de desconcertar las predicciones o las esperanzas al pasar por encima de ciudades acostumbradas a sus cardenales residentes para ponerles el capelo a arzobispos de localidades inesperadas, como Agrigento, Ancona o L’Aquila, en Italia, en tanto que Venecia y Turín o, en España, Toledo y Sevilla ya no tienen cardenales. En Haití, el capelo no aterrizó en Puerto Príncipe, sino en una pequeña ciudad apenas episcopal, Les Cayes”.
“Lejos del corazón de Europa. Con el papa Francisco, el papado toma un rumbo cultural, geográfico y geopolítico muy diferente al de su predecesor. Oriundo de Argentina, el papa viene del tercer mundo, ve a Europa de lejos, a pesar de que su familia procede de allá”. “Desde esos grandes espacios llenos de esperanza, Europa le parece al papa “una abuela cansada”, como lo dijo en su discurso ante el Parlamento Europeo el 25 de noviembre de 2014, diagnóstico que repitió al recibir el premio Carlomagno en el Vaticano el 6 de mayo de 2016”.
No se les ha dado toda la importancia a esas frases pronunciadas en Estrasburgo y Roma, las cuales manifiestan una visión cuando menos esquemática y más bien negativa de Europa. Vale la pena citarlas ya que las pronunció dos veces muy oficialmente. “Sin embargo, él invita a “actualizar” la idea de Europa, una Europa capaz de dar a luz un nuevo humanismo fundado sobre tres capacidades: la capacidad de integrar, la capacidad de dialogar y la capacidad de generar. Concluye soñando con una Europa que ayudaría a las familias, los jóvenes, los migrantes y que podría defender los derechos de cada quien”.
“Otra visión sociológica. Acostumbrado a los barrios populares de Buenos Aires, el cardenal Jorge Mario Bergoglio nunca se ha sentido cómodo en los barrios ricos. Siempre ha rechazado las invitaciones “mundanas”, ni siquiera llegó a reunirse alguna vez con los representantes católicos del empresariado argentino. Los contextos de Europa y de los Estados Unidos son para él mundos ricos y poderosos que no ha frecuentado”.
“Otra visión religiosa. El papa Francisco tiene una visión negativa de las sociedades secularizadas que, aparentemente, han tomado sus distancias respecto a la fe: “El proceso de secularización tiende a reducir la fe y la Iglesia al ámbito privado e íntimo. Además, con la negación de toda trascendencia, ha producido una deformación ética creciente, un debilitamiento del sentido del pecado personal y social, y un aumento progresivo del relativismo, que dan lugar a una desorientación generalizada, especialmente en la fase de la adolescencia y de la juventud, muy vulnerable a los cambios”.
El autor reconoce este diagnóstico bien real, pero en su condición de europeo, manifiesta cierta nostalgia porque, según él, el Papa “no ve el considerable trabajo interno hecho por los cristianos en los países de Europa que han debido afrontar la secularización”.
"Dice el artículo: 'Juan Pablo II era visceralmente polaco y anticomunista, lo que no lo predisponía a comprender a América Latina. Benedicto XVI tenía un tropismo de intelectual europeo que no lo ayudó a participar en los debates teológicos con el Tercer Mundo'"
“Estas observaciones no le restan nada a todo lo que ha hecho el papa Francisco para desempolvar la iglesia, revolucionar su administración, renovar su lenguaje, exigir la verdad sobre los abusos sexuales y denunciar el clericalismo, recuperar los fundamentos del evangelio y de la atención a los más pobres. El papa Francisco ha llevado a cabo una obra inmensa en algunos años, pero tiene también su cultura y sus orientaciones personales, como todos sus predecesores. Juan Pablo II era visceralmente polaco y anticomunista, lo que no lo predisponía a comprender a América Latina. Benedicto XVI tenía un tropismo de intelectual europeo que no lo ayudó a participar en los debates teológicos con el Tercer Mundo”.
“La geografía del papa Francisco ha abierto el centro a las periferias con un vigor absolutamente latinoamericano”. Vale la pena leer íntegramente este enjundioso trabajo y reflexionar la hondura y la valentía de roturar nuevos caminos en la búsqueda de una presencia más significativa de la Iglesia en el convulsionado mundo de hoy.