"Tenemos que preguntarnos por el futuro inmediato, incierto, preocupante, pero no paralizante" "Queridos hermanos todos, ¡Dios les pague por tanto hermoso testimonio!"
Quiero expresarles mi más fraterno saludo pascual en el marco de la pandemia que nos ha obligado a vivir de otra manera, pero no por ello, menos real el tiempo cuaresmal y la semana santa
La entrega generosa y creativa durante estos días ha sido edificante para todos. Los hechos indican que estamos vivos con la gracia de lo alto para derramarlo a nuestras comunidades
Gracias, Cristo resucitado, por quitarnos el miedo: tu compañía amorosa elimina nuestra soledad; tu pasión y muerte vuelven llevadero el dolor, tu resurrección asegura el éxito de la verdad, la justicia y el amor
Ha sido una manifestación de Iglesia en salida y de presencia viva en las periferias existenciales. ¡Dios les pague por tanto hermoso testimonio!
Hay que "otear" el futuro. Será la ocasión para seguir construyendo fraternidad y solidaridad, con el acicate de la fe, la oración y la esperanza que no defrauda
Gracias, Cristo resucitado, por quitarnos el miedo: tu compañía amorosa elimina nuestra soledad; tu pasión y muerte vuelven llevadero el dolor, tu resurrección asegura el éxito de la verdad, la justicia y el amor
Ha sido una manifestación de Iglesia en salida y de presencia viva en las periferias existenciales. ¡Dios les pague por tanto hermoso testimonio!
Hay que "otear" el futuro. Será la ocasión para seguir construyendo fraternidad y solidaridad, con el acicate de la fe, la oración y la esperanza que no defrauda
Hay que "otear" el futuro. Será la ocasión para seguir construyendo fraternidad y solidaridad, con el acicate de la fe, la oración y la esperanza que no defrauda
Ante la imposibilidad de comunicarnos directamente, quiero expresarles mi más fraterno saludo pascual en el marco de la pandemia que nos ha obligado a vivir de otra manera, pero no por ello, menos real el tiempo cuaresmal y la semana santa.
Nuestra labor como hijos de la Iglesia es dar testimonio de lo que el Señor ha obrado en nosotros, que Dios es vida, alegría, y no pena y dolor sin redención. La entrega generosa y creativa durante estos días ha sido edificante para todos. Si se creía que estábamos muertos o inertes, los hechos indican que estamos vivos con la gracia de lo alto para derramarlo a nuestras comunidades. Es una bellísima experiencia que debemos retomar en el futuro, luego de un discernimiento de las lecciones que nos deja este paso inédito pero vivificante.
La creatividad en el acompañamiento espiritual, con tantas expresiones de piedad han calado muy hondo en la comunidad en general, más allá, de los cercanos. Ha sido una manifestación de Iglesia en salida y de presencia viva en las periferias existenciales. ¡Dios les pague por tanto hermoso testimonio!
No ha faltado la expresión de la caridad a través de la atención a los hermanos más necesitados. A lo material, poco pero significativo, pues no tenemos oro ni plata, pero sí, el calor y el entusiasmo de Jesús muerto y resucitado que potencia nuestras energías. Comienza el tiempo pascual, en el que tendremos que ingeniarnos más para que ese apoyo samaritano y misericordioso siga estando presente a pesar de los escasos medios con los que podemos socorrer a los vulnerables. Caritas y las pastorales sociales, el seguimiento de los casos que toca a los derechos humanos, la atención a quienes se sienten afectados en su ánimo, son algunas de las caricias del Señor con las cuales tenemos que estar con los más débiles.
Hay que “otear” el futuro. En los próximos días evaluaremos el trabajo realizado y tenemos que preguntarnos por el futuro inmediato, incierto, preocupante, pero no paralizante. Al contrario, será la ocasión para seguir construyendo fraternidad y solidaridad, con el acicate de la fe, la oración y la esperanza que no defrauda.
Tomo estas líneas de una tierna acción de gracias, que los invito a hacerla nuestra:
Gracias, Cristo resucitado, por quitarnos el miedo: tu compañía amorosa elimina nuestra soledad; tu pasión y muerte vuelven llevadero el dolor, tu resurrección asegura el éxito de la verdad, la justicia y el amor.
Gracias, Cristo Jesús, porque sigues siendo el mismo de siempre: seguimos conociendo tu voz, te reconocemos al partir el pan, mantienes vivas las llagas, tu presencia sigue dando ternura, compañía, humanidad. Amén.
Que el Aleluya de la pascua nos llene de alegría y que la Reina del Cielo, María Santísima, nos siga acompañando siempre.
Con mi bendición y afecto,
† CARDENAL BALTAZAR PORRAS CARDOZO
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