Hay quienes creen que “llegan para quedarse”, como si todo es inmutable Prentendemos ser inmortales

Un sueño tan antiguo como la humanidad misma
Un sueño tan antiguo como la humanidad misma

"Pero es precisamente nuestra condición de criatura finita y vulnerable la que nos hace capaces de amar y ser amados"

"Esta reflexión me parece válida para la realidad en la que estamos inmersos. Lo que se ofrece como inmortal y único a nivel político está condenado al fracaso porque lo más humano: el amor y la libertad están ausentes"

Pareciera fatuo hablar de inmortalidad en un país como el nuestro en el que la vida no vale nada, y vemos que las incapacidades y las muertes se aceleran por la desidia de quienes tienen la obligación de preservarla y promoverla. Es aplicable a las personas y a las instituciones porque hay quienes creen que “llegan para quedarse”, como si todo es inmutable. Pero aprovecho apropiarme de un interesante artículo sobre el tema para que reflexionemos sobre ello.

“Ser inmortal es un sueño tan antiguo como la humanidad misma. De hecho, hay quien afirma que todo lo que llamamos civilización, es decir, el arte, la ciencia, la cultura, la religión, son fruto de nuestra continua lucha contra la muerte”. “La pregunta por la muerte y su sentido recorre la historia humana revistiéndose de diversas formas. Todas las religiones tratan de responder de una u otra manera a este gran enigma, sea a través de la reencarnación en las tradiciones orientales, sea a través de alguna forma de resurrección individual en las religiones nacidas del judaísmo, como el cristianismo o el islam. También la historia de la filosofía está plagada de páginas dedicadas a este tema: de Platón a Feuerbach, de Tomás de Aquino a Niestzsche”.

“Básicamente existen tres mecanismos por los cuales el hombre puede morir: la enfermedad, un traumatismo físico y el envejecimiento. Y hoy existen numerosos proyectos científicos luchando en cada uno de estos frentes: la genética, la criónica, la nanotecnología, la inteligencia artificial, etc. Se trata de tecnologías que avanzan a un ritmo frenético, en las cuales es difícil hacerse una idea de cuánto hay de realidad en sus promesas y predicciones”.

“La antropología cristiana define al hombre como criatura, como un ser creado por Dios, pero justo por ello, no-Dios. Eso incluye límite, finitud, vulnerabilidad y mortalidad. Pero es precisamente nuestra condición de criatura finita y vulnerable la que nos hace capaces de amar y ser amados. Es precisamente porque nuestro tiempo es limitado, por lo que se puede vivir cada momento como una oportunidad. Es precisamente porque nuestra vida es finita, por lo que tiene sentido aquello que consideramos más humano: el amor, la libertad, la individualidad. Son éstas, palabras mayores que requieren ser sopesadas en toda su profundidad. Y son las que, en forma de historia de salvación, pueblan las páginas de la Biblia. La Palabra de Dios que tiene en el centro algo tan desconcertante como el misterio de la muerte y la resurrección del Hijo de Dios. Por algo será”.

Esta reflexión me parece válida para la realidad en la que estamos inmersos. Lo que se ofrece como inmortal y único a nivel político está condenado al fracaso porque lo más humano: el amor y la libertad están ausentes. Por ello hay que luchar por vivir a plenitud nuestro tiempo finito.
17.- 20-4-19(2896)

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