"Un 'gigante libre' y por 'liberar'" Santo Tomás de Aquino, la razón creyente

Santo Tomás de Aquino, la razón creyente
Santo Tomás de Aquino, la razón creyente

"Tomás de Aquino fue sin duda un gran pensador que ofreció un marco analítico del orden existencial fundamentado teológicamente"

"Un 'gigante' que muchas veces se utiliza sin ser comprendido: un gigante, que se preocupaba por la verdad de las cosas, para ser 'liberada' de los 'falsos tomismos'"

"'Quizás' no todos los teólogos que lo citan hayan leído todas sus obras (con el esfuerzo de compararlas con el texto o al menos con las palabras latinas)"

"El resultado es a menudo una tergiversación del texto pero, sobre todo, de las intenciones y pensamientos del propio Tomás"

Tomás de Aquino fue sin duda un gran pensador que ofreció un marco analítico del orden existencial fundamentado teológicamente. Un "gigante" que muchas veces se utiliza sin ser comprendido: un gigante, que se preocupaba por la verdad de las cosas, para ser "liberada" de los "falsos tomismos".

‘Informe RD’ con análisis y el Documento Final del Sínodo

La insistencia con la que el magisterio de la Iglesia ha sostenido y "adoptado" el pensamiento tomista, capaz de ofrecer una estructura teológica fiable, sin dejar de referirse a "una" teología posible, ha engañado a muchos que se han preocupado de citar continuamente al fraile dominico sin leyendo a menudo sus páginas. “Quizás” no todos los teólogos que lo citan hayan leído todas sus obras (con el esfuerzo de compararlas con el texto o al menos con las palabras latinas). 

San Tomás de Aquino –Parte 1 - St. Mary

El resultado es a menudo una tergiversación del texto pero, sobre todo, de las intenciones y pensamientos del propio Tomás. 

Tomás de Aquino: un "gigante libre" y por "liberar"

¿Puede ser actual un pensamiento que por su naturaleza no puede estar vivo como “filosofía” sino sólo como “teología”? Es la cuestión que algunos filósofos han planteado como fundamento de la reflexión contemporánea sobre Tomás de Aquino.

Una cosa es cierta: es difícil hablar de una "filosofía tomista" sin hablar del contexto histórico, del presupuesto de la fe, de la relación entre filosofía y teología que en el siglo XIII cristalizó con una fuerte propensión a subordinar la primera a este último. En realidad, Tomás de Aquino vivió en un espacio y en un tiempo en el que el orden divino preconstituido era un "hecho evidente". Lo que Tomás de Aquino enfrentará y socavará decisivamente es el orden jerárquico idealista. La estructura de las cosas remite en sí misma a otra cosa. Y esto se puede interceptar con la "razón". Una "razón" que "está" dentro de este orden dirigido a Dios, por Dios. Una razón atenta a las "cosas", a la "verdad de las cosas".

Toda la obra de Tomás de Aquino, que fascinó a muchos con una belleza que algunos llamaron "liberada", debe entenderse dentro de este horizonte. Hay temas que parecen de enorme importancia para la época: la naturaleza, la gracia, lo sobrenatural, la razón... ámbitos en los que Tomás de Aquino fue verdaderamente un "gigante" y que entran dentro de su capacidad para rastrearlos hasta las "cosas" y no a "ideas". 

Las “cosas”. Las “cosas” tal como son… he aquí un gran trozo del gigante de la Edad Media.

Una "cosa" un poco olvidada…

En 1979, el entonces recién elegido Papa, San Juan Pablo II, pronunció un discurso en la Universidad Pontificia "Angelicum" de Roma.

Al recordar la "perenne vigencia de la filosofía de Santo Tomás", el Pontífice (cuyo discurso, como de costumbre, habrá sido escrito con la ayuda de otros y sometido a relecturas ordinarias...) citó al propio Angélico, describiendo la preocupación dominante de la búsqueda de la verdad. En el discurso se cita la siguiente frase de Tomás: «Studium philosophiæ – escribe Tomás de Aquino comentando a su filósofo favorito, Aristóteles – non est ad hoc quod quod sciatur quid homines senserint, sed qualiter se habeat veritas». La cita se refiere a un texto de Tomás de Aquino (citado como sigue en la nota: «S. Tommaso, De caelo et mundo, I, lect. 22, ed. R. Spiazzi, n. 228»). 

Maxim Karlovich Cantor. Santo Tomás de Aquino

Obstinadamente, sin embargo, sería correcto acudir al texto original (como atestiguan las ediciones críticas), que es el siguiente: 

«Dicunt autem quidam quod isti pœtæ et philosophi, et præcipue Platón, non sic intellexerunt secundum quod sonat secundum superficialim verborum; sed suam sapientiam volebant quibusdam fabulis et ænigmaticis locutionibus occultare; et quod Aristotelis costumbre fuit in pluribus non obiicere contra intellectum eorum, qui erat sanus, sed contra verba eorum, ne aliquis ex tali modo loquendi erratam incurreret, sicut dicet Simplicius in commentary. Alexander tamen voluit quod Plato et alii antiqui philosophi hoc intellexerunt quod verba eorum exterius sonant; et sic Aristóteles non solum contra verba, sed contra intellectum eorum conatus est argumentari. Quidquid autem horum sit, non est nobis multum curandum: quia studium philosophiæ non est ad hoc quod quod sciatur quid homines senserint, sed qualiter se habeat veritas rerum». Es el comentario de Tomás a Aristóteles en la parte del Cielo y de la tierra… (In De cælo, lib. 1 l. 22 n. 8).

Más allá del contexto particular, lo que se notará es que en el texto leído por el Pontífice falta una simple palabrita "rerum". Por tanto, no se trataría de la "verdad" sino de la "verdad de las cosas".

Quien lo lea tendrá la sensación de que aquí estamos hablando de la "verdad" misma. Pero el texto dice lo contrario...

He aquí: esta "traducción" no habría agradado a Tomás de Aquino, atento a la "verdad de las cosas"...

Podemos utilizar a Tomás de Aquino siempre que lo hagamos con cuidado y sin saltos lógicos.

Los mayores defensores de la validez de la filosofía tomista suelen señalar que, en el contexto de la formulación de la "ratio" de Tomás de Aquino, la razón está «sujeta a interrupciones y obstáculos. La razón, que el pecado original ha trastornado, necesita ser puesta de nuevo en sus goznes y redescubrirse enteramente a sí misma. Sólo puede hacerlo si la gracia lo devuelve a sí mismo, a su pureza original, a su conformidad con la Palabra divina.

Por eso para razonar bien es imprescindible creer mucho. Pero desde esta perspectiva está claro que la filosofía tomista presupone una sistemática teológica y no puede ser "una simple razón filosófica". No es casualidad que el propio Tomás, Santo Tomás de Aquino, creyera que los suyos eran "caminos" para llevar la razón a Dios y no una "racionalidad" inmediata. Él era consciente de ello.

Pensar la educación desde Tomás de Aquino - Santo Tomás en Línea

Volver arriba