"Los Sínodos no se celebran para decir lo que el Papa quiere oír, sino para dar voz al Pueblo de Dios" Otro punto de vista al Prefecto de la Doctrina de la Fe

El Papa, junto a mujeres en la primera fase del Sínodo
El Papa, junto a mujeres en la primera fase del Sínodo Vatican Media

"Parece que el Papa Francisco ha expresado que en este momento la cuestión del diaconado femenino no está madura y ha pedido que no se discuta ahora esta posibilidad"

"No queda del todo claro quién tiene que estudiar este tema, si el mencionado Dicasterio, o la Asamblea sinodal. Lo sigo porque, es de suponer, que la Asamblea sinodal no es una "sección menor" del Dicasterio para la Doctrina de la Fe"

Leo, y trato de hacerlo con atención, la noticia de Religión Digital sobre las declaraciones del Prefecto del Dicasterio de la Doctrina de la Fe sobre la cuestión de los posibles ministerios para la mujer

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Parece que el Papa Francisco ha expresado que en este momento la cuestión del diaconado femenino no está madura y ha pedido que no se discuta ahora esta posibilidad. La comisión de estudio sobre el tema ha llegado a conclusiones parciales que se publicarán en su momento pero, por el momento, se seguirá trabajando. No se dice hasta cuándo pero sí se dice de modo indeterminado e indefinido que se seguirá trabajando.

Tucho Fernández

Parece ser verdad que el Papa Francisco no quiere abordar, por el momento, la cuestión del diaconado de las mujeres. Pero no es menos verdad que los Sínodos no se celebran para decir lo que el Papa quiere oír, sino para dar voz al Pueblo de Dios. Quiero decir con ello que partir del "principio de autoridad", incluso papal, seguramente no ayuda a sintonizar con la pregunta que puede surgir de la Asamblea que es un Sínodo episcopal. Sea esa pregunta sobre el diaconado de las mujeres, o sea sobre cualquier otra cuestión. Es verdad que se dice que la comisión de estudio ha llegado a conclusiones que se publicarán "en el momento adecuado". ¿Quién dice cuál es el momento adecuado si ya se han llegado a las conclusiones?

No es cuestión de que dudar que el Papa Francisco esté preocupado por el papel de la mujer en la Iglesia e, incluso antes de la petición del Sínodo, que haya solicitado al Dicasterio para la Doctrina de la Fe que explore las posibilidades de desarrollo de este tema. Quizá el papel de la mujer en la Iglesia puede ser desarrollado por el Dicasterio "sin centrarse en el orden sagrado". Pero no queda del todo claro quién tiene que estudiar este tema, si el mencionado Dicasterio, o la Asamblea sinodal. Lo sigo porque, es de suponer, que la Asamblea sinodal no es una "sección menor" del Dicasterio para la Doctrina de la Fe. 

Mujeres en la Segunda Sesión de la Asamblea Sinodal
Mujeres en la Segunda Sesión de la Asamblea Sinodal

Hay quien puede pensar y decir que el diaconado de algunas mujeres no resuelve la cuestión de los millones de mujeres en la Iglesia. Es verdad que el diaconado sería la experiencia de unas pocas mujeres, mientras que el verdadero reto es la autoridad de todas las demás mujeres.

Pero no es menos verdad que éste es un argumento análogo al de aquellos que piensan y dicen que hay que proteger a las mujeres del clericalismo… manteniéndolas alejadas del ministerio ordenado… De hecho, no es tan clara la respuesta al "por qué" del acceso de las mujeres al diaconado sería prematuro si tampoco el diaconado permanente masculino ha sido aceptado e implementado en tantas diócesis -por ejemplo en España-. Y si se elige y designa sólo a "varones" como diáconos permanentes, ¿es culpa del diaconado permanente o de nuestra perspectiva que lo interpreta de esa manera? ¿No sería realmente el momento de reabrir la teología y la pastoral del diaconado permanente a nuevas posibilidades?

La teóloga Pepa Torres sobre el escenario, rodeada de los carteles de mujeres históricas de Iglesia
La teóloga Pepa Torres sobre el escenario, rodeada de los carteles de mujeres históricas de Iglesia

¿Pedir la ordenación de diaconisas es o no es la respuesta más importante para la promoción de la mujer hoy? Aquí es donde, yo creo, el Prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe resbala irremediablemente en su argumentación. 

El trabajo sinodal, y la reflexión teológica que lo ha precedido y que lo acompaña, parece demostrar que la promoción de la mujer incluye también la ordenación diaconal... aunque no se agote ni se reduzca a ella. Para negarlo se necesitan argumentos teológicos, no ejemplos de aquí y allá que no demuestren nada. La cuestión es el reconocimiento de las mujeres en el espacio público como "signo de los tiempos". Lo que el Prefecto, y otros sectores de la Iglesia, llaman "prematuro" ya era evidente hace, por ejemplo, 60 años. Después de ese tiempo, ¿sigue siendo prematuro en toda Iglesia?

Para alimentar su reflexión, el Prefecto ha solicitado, y puede seguir solicitando, que se envíen a su Dicasterio testimonios de mujeres que sean verdaderamente líderes de comunidades o que desempeñen importantes roles de autoridad. No porque fueran impuestas a las comunidades, ni como resultado de un estudio, sino porque adquirieron esta autoridad bajo el impulso del Espíritu en respuesta a una necesidad del pueblo.

Es verdad, la realidad es superior a la idea. Esta parece ser la línea de trabajo en esta etapa. Y por eso se pide, por ejemplo y especialmente, a las mujeres miembros del Sínodo que ayuden a comprender, explicar y transmitir al Dicasterio diversas propuestas que se puedan escuchar en su contexto, sobre posibles caminos para la participación de las mujeres en el liderazgo de la Iglesia. En esta línea, se esperan propuestas y reflexiones sobre el papel de la mujer en la Iglesia.

Da la sensación de que, cuando llegamos al punto clave, en realidad volvemos al punto de partida. Para tener alguna autoridad "guía" en la Iglesia hoy uno debe ser ministro ordenado

Por supuesto, esto parece provenir y ser de intención clara, aunque pueda parecer un poco arbitrario: porque da la sensación de que, cuando llegamos al punto clave, en realidad volvemos al punto de partida. Para tener alguna autoridad "guía" en la Iglesia hoy uno debe ser ministro ordenado. Éste es el hecho jurídico actual, que no podemos ocultar. Ninguna jurisdicción se da sin el ministerio ordenado en el ordenamiento canónico actual de la Iglesia.  

Si las palabras significan algo, algunas palabras del Prefecto hasta podrían pretender revolucionar literalmente el Código de Derecho Canónico con el fin de dar a las mujeres (a algunas, no a millones) un poder de jurisdicción sin ninguna ordenación o, si quiere ser moderado, para reconsiderar la ordenación como el modo ordinario por el que se da autoridad a las mujeres, como a los hombres (a algunos, no a millones). 

Petrocchi, con el Papa
Petrocchi, con el Papa

A pesar de todo lo dicho, y para quienes están convencidos de que es necesario profundizar en la cuestión del diaconado femenino, el Papa Francisco parece seguir confirmando el estudio de este tema por parte que la comisión presidida por el cardenal Giuseppe Petrocchi, y que los miembros del Sínodo que lo deseen -ya sea individualmente o en grupo- puedan y quieran enviar a esa Comisión consideraciones, propuestas, artículos o inquietudes sobre este tema.

La comisión, cuyas conclusiones se publicarían tarde o temprano, seguirá trabajando y finalmente podrá encontrar algún camino, aunque esto lleve meses, tal vez, años,…, y mientras tanto, guardado en el cajón -o en el ángulo o en el rincón de dueño de la decisión tal vez olvidado-, a medida que todos envejecemos y también perdemos la memoria. Se podría decir que las conclusiones, una vez publicadas, ya serán viejas, porque mientras tanto mucho trabajo habrá comenzado de nuevo -con nuevos escenarios y ante nuevos horizontes- seguramente garantizado por un movimiento perpetuo. 

Lo que verdaderamente viene del Espíritu Santo no se puede detener. Ésta es la fuerza de la profecía: cosas “muy concretas” llegarán a concretizarse y realizarse. La naturaleza de la mujer quedará libre para guiar a la Iglesia y nadie podrá detener al Espíritu Santo

Seguramente podemos avanzar paso a paso y llegar a cosas muy concretas, para que entendamos que no hay nada en la naturaleza de las mujeres que les impida ocupar puestos muy importantes para la dirección del Iglesias. Lo que verdaderamente viene del Espíritu Santo no se puede detener. Ésta es la fuerza de la profecía: cosas “muy concretas” llegarán a concretizarse y realizarse. La naturaleza de la mujer quedará libre para guiar a la Iglesia y nadie podrá detener al Espíritu Santo. 

Mientras tanto… toca esperar los tiempos que el Prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, de modo indeterminado e indefinido, dice que hay que respetar. 

Cuando finalizo esta reflexión me viene a la memoria que en la celebración del Concilio Vaticano II, una asamblea no menos sinodal que la actual, la asamblea desestimó los esquemas que fueron elaborados y presentados por la comisión conciliar -y conocidos y validados por el Papa San Juan XXIII- para forzar la elaboración y redacción de unos nuevos esquemas que sirvieran de reflexión y de debate.

De mis años de estudio de Teología en la Universidad de Deusto y de Teología Dogmática en la Universidad Gregoriana me quedó, entre otros - diversos y ricos - aprendizajes, el gusto por la “rigurosidad” - en el sentido de exacto, minucioso, preciso - de la argumentación teológica. Seguramente no estoy a la altura. Pero la argumentación sobre este tema del Prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe me parece en las antípodas de ello. Incluso aunque se ampare bajo la sombra de la autoridad papal.

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