Era inevitable. Cada vez que el estío me empapa de imágenes marineras se agitan las olas de mi mar interior y me devuelven esta ferviente plegaria. La grabé hace años en la roca de mi oscuridad y apasionada búsqueda.

Quizás mi vida ha cambiado. Pero aquel simplísimo poema se retuerce todavía dentro de mí, como la espuma en el beso a la roca o la arena.

Ahora navego en mis barquitos de papel por la bahía de la esperanza y sigo soñando con singladuras de alta mar. Sueño con que muchos acertemos a "ver" de quien salimos y a quien vamos. Sueño con que consigamos dejar nuestros "ídolos de arena" y nos adentremos en el inmenso gozo del Amante fiel y enamorado...

Si lo descubriéramos de verdad, trocaríamos angustia por esperanza, duda por seguridad, petición por apertura al Torrente que se derrama, interés por entrega, inmovilismo por aventura, la aventura de la búsqueda del Dios vivo y verdadero allí donde reside: en el mar del corazón humano.

Permitidme entonar otra vez esta plegaria y dejarme atraer de nuevo por ese Mar Inmenso, que no manda sino que "mar adentro" nos llama. No me dejéis solo, por favor. Porque soy frágil y me asustan las olas.

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¡Ayúdame, Señor, a alzar el vuelo!
¡Ayúdame a levar mi ancla!
Envía Tú la marea alta,
que navegar quiero
por la mar ancha,
y fatigar por Ti
todas mis tablas.

Mis velas iza,
mi proa enfila,
mi corazón curte,
tu fuerza infunde.
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El timón toma,
que tu mar espera,
que mi alma ríela
por tu celo loca.

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Varado estoy
en la espesa arena.
Amarras tensas,
la quilla seca.

Brazos desnudos,
manos abiertas.
Los pies calzados
de agua turquesa.

Niñas saladas,
de la mar llenas.
El corazón latiendo
de redes ebrias.


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Si a Ti no sirven,
¿para qué lo quiero?


¡Toma mis redes,
toma mi barca!
¡Boga hasta el sitio
donde te hago falta!

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De "Versos para orar" - Jairo del Agua


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Tu libro para este verano.

¡Medítalo! ¡Paladéalo!

Te aprovechará. Te ayudará a encontrar el Mar y sumergirte.

Y yo seré feliz al sentirte navegando por "tu fondo preciosísimo".
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