QUE EL ESPÍRITU DE JESÚS ORE EN NOSOTROS

Esta es la vida eterna, reconocerte a ti como único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesús, como Mesías” (Jn 17, 3). Cristo da un significado especial a que se conozca el nombre de Dios como Padre y nos enseña a orar al Padre unidos a su Espíritu. El nombre de Jesús (Yeshúa) significa “Dios es nuestra salvación”. En Jesús el Padre se manifiesta como el que es, es decir como amante, liberador y salvador. El Padre está siempre dispuesto a salvar y liberar a quienes invoque su nombre. En la religiosidad rusa la oración a Jesús desempeña un importante papel. Está inspirada en la plegaria de Bartimeo, el mendigo ciego de Jericó. Cuando éste oyó que pasaba por allí cerca, tuvo de repente una certidumbre: solo el puede ayudarme. Por eso se pone a llamarle y gritar: “Hijo de David, Jesús, ten piedad de mÍ!” (Mc 10, 47). Algunos de la comitiva de Jesús le amonestaron severamente para que se callase: Pero él siguió gritando con voz más fuerte: ¡Hijo de David, Jesús, ten piedad de mí!” Y Jesús se le manifiesta como aquel que le ha respondido al oír su nombre, como su remediador y salvador. Por esto cada uno de nosotros debemos orar incesantemente con la invocación del nombre de Jesús, ya que la presencia del Espíritu de Jesús en nosotros nos da consuelo y fortaleza en la lucha del hoy de Dios.
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