Eduquemos entre todos ¿Qué está pasando en nuestro mundo? El clamor de la tierra
Desde la Diócesis de Córdoba surge la iniciativa para educar entre todos en el cuidado de nuestra Casa Común.
| Rosa María Quero Pérez
La Tierra, nuestra casa común, clama por el uso irresponsable que hacemos de ella. En los dos últimos siglos, los seres humanos estamos destruyendo la diversidad biológica, fruto de la creación divina y este deterioro es causado por los cambios en el ritmo de vida.
El Papa Francisco en su encíclica Laudato Si´ nos invita a reflexionar acerca de las condiciones de vida de la sociedad actual y a poner en duda los modelos económicos de desarrollo, producción y consumo vigentes en los países desarrollados.
El Papa toma como modelo a San Francisco de Asís, que nos enseña a ser custodios de la casa común y propone una sana relación con lo creado, lo cual nos lleva a una conversión integral de la persona. Esto implica también reconocer los propios pecados y arrepentirse de corazón, cambiar desde dentro.
Contemplando la realidad del momento, en “las grietas que se observan en el planeta que habitamos” (LS 163), vemos las causas humanas de la degradación medioambiental que en conciencia debemos asumir, porque los propios poderes económicos justifican el sistema mundial consumista, en un planeta con recursos limitados.
Un pequeño recorrido por las cuestiones que nos provocan inquietud hará que caigamos en la cuenta de este hecho:
Por un lado, existen distintas formas de contaminación que en las aguas es causada por los pesticidas, en el aire por la inhalación de humos y en el suelo por la concentración de agrotóxicos.
Por otro lado, se producen toneladas de residuos, muchos de ellos no biodegradables, domésticos, comerciales, de la construcción, clínicos, electrónicos y radiactivos que convierten al planeta en un basurero. Este hecho esta ligado íntimamente a la cultura del descarte, que afecta tanto a los seres humanos como a las cosas.
Y por último, la cuestión del agua, que implica el acceso, la calidad y la contaminación. El tener acceso al agua potable y segura es un derecho humano básico y universal, porque determina la supervivencia de las personas.
Como consecuencia de esta situación, debemos responder a la pregunta que el Papa Francisco nos plantea: “¿qué tipo de mundo queremos dejar a quienes nos sucedan, a los niños que están creciendo? (LS 160). Son las comunidades más pobres las primeras víctimas de la actual degradación ecológica, y ya no podemos permanecer indiferentes ante el “clamor de la tierra y el clamor de los pobres” (LS 49), cada vez más desesperados. Reconozcamos que la Iglesia no tiene que dar una respuesta definitiva, pero sí escuchar profundamente al territorio como lugar teológico, donde Dios sigue encarnado.
Veamos el tiempo propicio en el que nos movemos hoy en día, por un lado, en un tiempo “Kairos”, un tiempo de Dios que invita a la esperanza, al compromiso y por otro lado, en un tiempo “Cronos” que es el momento actual, de crisis, de dominio, que requiere una respuesta urgente.
Es por ello que ésta crisis, es una oportunidad única para transformarnos y crear una nueva forma de vivir, cambiar la mirada y analizar nuestra relación con los demás, lo cual nos lleva a darnos cuenta de que “no se trata de dos crisis separadas, una social y otra ambiental, sino una sola y compleja crisis socio ambiental” (LS 139).
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