Desvelando una verdad ocultada, que se estrena el 25 de marzo "Llegaron de noche", la película sobre los mártires de la UCA
Imanol Uribe emprende su aportación para el esclarecimiento de los verdaderos y últimos responsables del asesinato de Julia Elba, Celina Ramos y los seis sacerdotes jesuitas ejecutados el 16 de noviembre de 1989, en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA). El cine de la memoria-denuncia como servicio a la verdad, la justicia, la reparación y la reconciliación
El título de la película alude a una corazonada del propio Ignacio Ellacuría quien afirma: “Si me matan de día sabrán que ha sido la guerrilla, pero si llegan de noche serán los militares los que me maten”.
Imanol Uribe emprende su aportación para el esclarecimiento de los verdaderos y últimos responsables del asesinato de Julia Elba, Celina Ramos y los seis sacerdotes jesuitas ejecutados el 16 de noviembre de 1989, en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA). El cine de la memoria-denuncia como servicio a la verdad, la justicia, la reparación y la reconciliación.
No suele haber casualidades, nadie nos quita la sospecha de que el estreno del film puede haber acelerado expedientes encajonados. A comienzos de este 2022, la Sala de lo Constitucional, a través de un proceso de amparo, ha ordenado a la fiscalía un nuevo inicio del proceso judicial. Pero esta nueva investigación más de 32 años después sigue naciendo falseada. Como señala ahora el propio comunicado de la Universidad: “el proceso judicial por la masacre en la UCA, que se da en el marco de un acelerado desmantelamiento del Estado de derecho y de una sostenida campaña de acoso contra este centro de estudios”. Algo a lo que también nos podemos asomar en las noticias de hoy, siempre amenazadas de manipulación y propaganda.
En la estela del mejor cine al estilo “Missing” (1982) de Costa-Gavras, y con la inspiración del testimonio de “De dioses y hombres” (2010) de Xavier Beauvois, Imanol Uribe se implica personalmente, de origen salvadoreño vivió los asesinatos como algo próximo. Algo así ya había hecho al abordar como pionero la violencia de ETA en plena eclosión en “La muerte de Mikel” (1984) o en “Días contados” (1994). Pero su compromiso se asienta en una rigurosa documentación, cuatro años de trabajo de investigación sobre los hechos, que nos va suministrando como una intriga donde el espectador va descubriendo los implicados escondidos y el itinerario de los personajes sometidos a fuerzas ocultas con la única arma de su coraje.
El guion de Daniel Cebrián es uno de los fuertes del film, en distintas capas temporales y escenarios diversos, se centra en Lucía, la única superviviente que vio salir a los militares tras la matanza. Y ese momento cambió su vida y la de su familia en la realidad y hasta ahora mismo. En la ficción es interpretada por la colombo-española Juana Acosta que cambia el registro intenso habitual por un personaje contenido y frágil, pero a la vez fiel y luchador. Karra Elejalde se va creyendo poco a poco el difícil papel de Ignacio Ellacuría. Mientras que Carmelo Gómez presenta con convicción al padre provincial Tojeira como un elemento clave de esclarecimiento. La presencia del jesuita Tipton, un genio irlandés, de la mano de Ben Temple, muestra como la rotundidad es necesaria para defender a las víctimas.
La complejidad de la situación es descrita con esmero para ubicar el posicionamiento de los jesuitas en aquel momento en que la guerrilla lucha en las calles con el ejército. En medio de las armas que matan, aquella comunidad académica y creyente toma posición con el pueblo empobrecido, desde las razones y la posibilidad del diálogo, pero aquello se convierte en una senda mortal. Resalta el film la convicción creyente a la vez que el compromiso popular, así como la comunidad de contraste y discernimiento en las diferencias. No cae en la tentación de mostrar héroes, sino únicamente personas convencidas y coherentes, sin ninguna capacidad de defensa armada, pero dispuesto a permanecer.
Aunque el interés de fondo del film es remover la tierra para descubrir los hilos de un sistema dictatorial que actúa al amparo del FBI y la colaboración de EEUU para sostener su posición de imperio. No olvidemos la actualidad de esta realidad, es la geografía de los imperios la que coloca a algunos pueblos en el frente de batalla y en la hora de la destrucción. También presenta la debilidad de Europa, aludida en la embajada del gobierno de Felipe González y en la intervención más eficaz de Francia, pero que termina quedando a medias. Y por lo que parece, esta denuncia mantiene su vigencia tantos años después.
Los personajes llegan a emocionar, no solo por su vulnerabilidad sino por la fuerza de sus convicciones. En este sentido, la afirmación de la fe y la oración se resaltan como fuente de confianza y audacia.
El film de Uribe es un digno sucesor del “Romero” (1989) de John Duigan. La única diferencia es que el del santo de América Latina se filmó el mismo año de la matanza de los jesuitas de la UCA y ahora casi seguimos igual. “Llegaron de noche” es un testimonio imprescindible y urgente para comprender no solo el pasado sino también el presente. Y para los que tenemos de convicciones y fe, su visión indispensable.