Álvaro Pombo: los lados diversos de la homosexualidad
Álvaro Pombo: los lados diversos de la homosexualidad
Leo en Protestante Digital una reseña sobre Contra Natura, de Álvaro Pombo, escrita por José de Segovia. Pombo ha ganado recientemente el premio Planeta por La Fortuna de Matilda Turpin. Antes era ya un escritor de prestigio, galardonado por diversos premios como el Herralde. Sin embargo, era poco conocido por el gran público. Es comprensible que la obra de Pombo despierte ahora más interés. Tal interés es, no obstante, también ocasión para malas interpretaciones, así como para intentar hacerle aliado de causas que su obra no invita a apoyar.
La reseña mencionada es un ejemplo de estas interpretaciones. El autor de dicha reseña afirma que Pombo refleja “el lado oscuro de la homosexualidad”, que mostraría la dificultad del amor homosexual, dificultad que en su reseña casi es imposibilidad, frente a lo que dice una supuesta “mitología gay”, José de Segovia vincula esta dificultad a la “sabiduría” de la Carta a los Romanos (suponemos que a los dos primeros capítulos, sobre la falta de disculpa de quienes conocen en su corazón la ley natural). En definitiva, según el recensor, Pombo vendría a mostrarnos el rostro tenebroso de la homosexualidad, el cual, parece inferirse, estaría vinculado a la homosexualidad en sí.
El problema de esta reseña no es lo que dice, sino lo que calla. El autor de la misma escribe con conocimiento de la novela, y lo que dice de ella es verdad, en tanto describe una parte de la novela, pero acentúa sólo un aspecto, silenciando casi completamente el otro lado, dando una pintura de conjunto deformada, lo que es empleado en favor de sus particulares posiciones ideológicas y religiosas.
Mi objetivo en este texto es presentar los aspectos de Contra Natura silenciados por José de Segovia. Sin embargo, los temas de Contra Natura se enmarcan en toda su evolución como escritor. En consecuencia, también haré una presentación de rasgos generales que he encontrado en los libros suyos que he leído. El que esto escribe ha leído varias novelas de Álvaro Pombo, El héroe de las mansardas de mansard, Los Delitos insignificantes, Aparición del Eterno Femenino Contada por S.M. el rey, El metro de platino iridiado (mi favorita), El Cielo Raso, La Fortuna de Matilda Turpin y, por supuesto, Contra Natura. No son todas las obras, ni mucho menos, ni tampoco soy un crítico especialista, pero sí que me permiten contestar la reseña de Juan de Segovia, así como presentar la obra de Pombo.
Contra Natura es una novela que afirma con rotundidad una tesis moral. Presenta dos formas alternativas de vivir la homosexualidad. Pombo no es en absoluto neutral al describirlas, ni quiere serlo. El primero de los caminos lo representa Salazar, el cual progresivamente se hunde en un camino de autodestrucción, coronado por un trágico final. El otro camino lo representa Allende, quien vive guiándose por valores morales, procurando el bien de los demás aún a costa del propio placer. Completan el cuadro el mencionado Durán y Juanjo, el antiguo profesor y amante de Durán, quien se enrocará con Salazar en la espiral destructiva, tentando a Durán. Allende, por su parte, ofrecerá una salida a Durán, salvándole del hundimiento personal y moral, abriéndole a la vez perspectivas de futuro.
La reseña de José de Segovia incide en la figura de Salazar, centrándose en su degradación moral, que describe de una forma ciertamente profunda. Sin embargo, la figura de Allende queda roma, presentándose como una instancia ética, pero en la que no aparece el rasgo decisivo de ser un modelo positivo de vivencia homosexual. Contra Natura es dura y sin concesiones, pero en ella hay una puerta a la esperanza, representada por Allende y Durán, una posibilidad ciertamente difícil, pero no imposible (vuelven los temas cristianos, estrecho es el camino de la salvación…).
Como dije, Contra Natura se enmarca en el conjunto de la obra del novelista. Álvaro Pombo es un extraordinario retratista del alma humana, de sus posibilidades de depravación y de crecimiento en la virtud. Estas posibilidades las describe especialmente, aunque no exclusivamente, en las relaciones afectivas, homosexuales y heterosexuales. Contra Natura se centra en la homosexualidad, pero otras obras como la última, La Fortuna de Matilda Turpin, se centran en las relaciones heterosexuales. Se advierte en varias de sus novelas una alternativa que se presenta a los personajes, teniendo que elegir una de las dos opciones: la degradación o la vida ética. Encontramos esta alternativa en El Cielo Raso (donde la opción ética la encarna el personaje homosexual, mientras que la otra lo hace otro personaje masculino con su empleada) o en La Fortuna de Matilda Turpin, donde la espiral de degradación la siguen Juan y su cuñada Angélica, presentándose la otra posibilidad en Fernandino, el hijo menor (quedando la incógnita del otro matrimonio que trabajaba en la casa).
Aparte de la influencia de su fe cristiana, es clara la de su formación filosófica. Me atrevo a ver la huella de Kierkegaard en estas novelas, así como de la filosofía existencial. Por un lado vemos la posibilidad de una existencia cerrada en el estadio estético, ansiosa de nuevas sensaciones, corriendo de un estímulo a otro; por otro, tendríamos el estadio ético. La primera de las opciones la reflejarían personajes como Salazar, la segunda personas como Allende. Queda pendiente dónde está el estadio religioso, donde se da el salto hacia la relación con Dios.
Por otra parte, la visión de la homosexualidad experimenta una evolución en la obra de Pombo. En sus primeras novelas el retrato de los homosexualidad es sombrío, retrato que sí daría más pie a la interpretación de José de Segovia. Esto lo vemos por ejemplo en Los delitos insignificantes o El metro de platino iridiado: personas atormentadas que se dejan manipular o que se encierran en caminos sin salida. Sin embargo, en sus últimas novelas aparece, junto a la visión sombría, la clara afirmación de una alternativa luminosa, de una posibilidad de felicidad. Un dato interesante ilustra esta evolución, el final de Salazar y el del protagonista de Los delitos insignificantes son sorprendentemente parecidos, hasta en las descripciones de los últimos momentos. Hay sin embargo una gran diferencia, en la novela más antigua, al homosexual sólo se le presenta la posibilidad del trágico final, en Contra Natura, tenemos la alternativa Allende (y Durán).
El retrato de la homosexualidad en Pombo es duro y no se aviene a concesiones, pero en absoluto es un retrato que muestre sólo “su lado oscuro”. Señalar sólo el aspecto negativo de su descripción de la experiencia homosexual, omitir la alternativa virtuosa de regeneración, en el contexto de una aceptación de las relaciones homosexuales, es presentar la obra de Pombo bajo una luz parcial que no da cuenta de la riqueza de su obra.
No quiero terminar sin recomendar la lectura de la obra de Pombo. Sus libros no son plato fácil de digerir, pero por experiencia puedo decir que el enriquecimiento de perspectivas y de reflexión sobre la propia vida hacen que merezca la pena el esfuerzo.
I.O.