¿Votar en el extranjero? ¡Iluso! (Por I.O.)
Votar es un derecho del ciudadano. Se supone, en consecuencia, que el Estado ha de facilitar el ejercicio de ese derecho. Dentro del territorio nacional está bien garantizado a través del voto por correo. Podría suponerse que el Estado garantiza también el derecho al voto a los que nos encontramos en el extranjero. Es de suponer que tendrá unos buenos servicios de información tanto en Exteriores como en los Consulados, de tal manera que cuando nos dirijamos a ellos tengamos cumplida información. Todo ello se ha de suponer con más fuerza, si cabe, al tener en cuenta que en nuestros días somos muchos los que nos movemos fuera de España, entre trabajos, estancias de investigación, programa erasmus y demás. Nada más lejos de la realidad.
Me encuentro en estos momentos en Praga, con una beca de tres meses concedida por el gobierno checo. Estaré aquí hasta finales de junio, por lo que las elecciones municipales me pillan en el extranjero. Consciente de ello, estuve el mes de marzo contactando con el Ministerio de Asuntos Exteriores para informarme. Lo único que supieron hacer fue remitirme de una sección a otra, con números de teléfono diferentes. En último término, me encontré con números a los que llamaba, pero nadie respondía en ningún momento. En Internet tampoco hubo manera de encontrar información. Se supone que estará y que tendría que haber buscado más, pero si hay que rebuscar mucho en una página para encontrar una información básica (y votar en el extranjero lo es), entonces es que algo falla.
Así pues, me encontré llegando a Praga sin saber qué hacer para votar. Qué remedio sino acercarme al consulado para informarme. Me acerqué un día a las 15.45, y allí me encontré con un guardia que no hablaba español (¡en el consulado de España!). No había nadie más, estaba todo vacío. No entendía qué pasaba, pues la hora de cierre era a las 16h. Me explicó el guardia que claro, con la hora que era, que ya no había nadie. Evidente, cómo se me ocurre pensar que nadie iba a estar trabajando un cuarto de hora antes del cierre, por favor. Me marché de allí sin ningún resultado. Los días siguientes no pude acercarme, debido a los líos habituales que vienen dados con la adaptación a un sitio nuevo, y que todos los que se hayan desplazado alguna vez conocen perfectamente. El martes pasado llamé al consulado y me informaron de que el plazo se había acabado… el día anterior, y que esto era inapelable. Al parecer, el plazo para inscribirse en el consulado acaba siete semanas antes de la convocatoria electoral (y se abre una semana antes del cierre). Por ello, si vais al extranjero, no se os ocurra ir mes y medio antes de las elecciones. Para más inri, me dieron a entender que la culpa era mía. Claro, tenía que haber llamado más veces a Exteriores para encontrarme con el vacío y tenía que haber ido más veces al consulado, con la consiguiente pérdida de tiempo, a una hora tan buena para los que trabajamos como es antes de las 16 h (pero ojo, no un cuarto de hora antes, que la gente tiene derecho a su descanso).
Las únicas opciones que me quedan son viajar a España y pasar una semana, para pedir el voto por correo, o viajar el día de las elecciones para votar allí (400 euros que me sale el billete a Canarias, donde estoy censado). No me sobra el dinero, y con tres meses no me sobra el tiempo como para irme una semanita de vacaciones a España. En consecuencia, por obra y gracia de la Administración del Estado, estas elecciones me sumaré al gran cuerpo de los abstencionistas, junto con tantos Erasmus, trabajadores, etc. Luego dirán que los que nos abstenemos “pasamos”…
Así pues, estimados lectores, si van ustedes a viajar al extranjero en periodo electoral, prepárense para insistir mucho, desde luego más de lo mucho que yo he insistido. Les deseo suerte y les recomiendo paciencia. La unión europea y la globalización han llegado a todas partes, menos a los derechos ciudadanos.
Me encuentro en estos momentos en Praga, con una beca de tres meses concedida por el gobierno checo. Estaré aquí hasta finales de junio, por lo que las elecciones municipales me pillan en el extranjero. Consciente de ello, estuve el mes de marzo contactando con el Ministerio de Asuntos Exteriores para informarme. Lo único que supieron hacer fue remitirme de una sección a otra, con números de teléfono diferentes. En último término, me encontré con números a los que llamaba, pero nadie respondía en ningún momento. En Internet tampoco hubo manera de encontrar información. Se supone que estará y que tendría que haber buscado más, pero si hay que rebuscar mucho en una página para encontrar una información básica (y votar en el extranjero lo es), entonces es que algo falla.
Así pues, me encontré llegando a Praga sin saber qué hacer para votar. Qué remedio sino acercarme al consulado para informarme. Me acerqué un día a las 15.45, y allí me encontré con un guardia que no hablaba español (¡en el consulado de España!). No había nadie más, estaba todo vacío. No entendía qué pasaba, pues la hora de cierre era a las 16h. Me explicó el guardia que claro, con la hora que era, que ya no había nadie. Evidente, cómo se me ocurre pensar que nadie iba a estar trabajando un cuarto de hora antes del cierre, por favor. Me marché de allí sin ningún resultado. Los días siguientes no pude acercarme, debido a los líos habituales que vienen dados con la adaptación a un sitio nuevo, y que todos los que se hayan desplazado alguna vez conocen perfectamente. El martes pasado llamé al consulado y me informaron de que el plazo se había acabado… el día anterior, y que esto era inapelable. Al parecer, el plazo para inscribirse en el consulado acaba siete semanas antes de la convocatoria electoral (y se abre una semana antes del cierre). Por ello, si vais al extranjero, no se os ocurra ir mes y medio antes de las elecciones. Para más inri, me dieron a entender que la culpa era mía. Claro, tenía que haber llamado más veces a Exteriores para encontrarme con el vacío y tenía que haber ido más veces al consulado, con la consiguiente pérdida de tiempo, a una hora tan buena para los que trabajamos como es antes de las 16 h (pero ojo, no un cuarto de hora antes, que la gente tiene derecho a su descanso).
Las únicas opciones que me quedan son viajar a España y pasar una semana, para pedir el voto por correo, o viajar el día de las elecciones para votar allí (400 euros que me sale el billete a Canarias, donde estoy censado). No me sobra el dinero, y con tres meses no me sobra el tiempo como para irme una semanita de vacaciones a España. En consecuencia, por obra y gracia de la Administración del Estado, estas elecciones me sumaré al gran cuerpo de los abstencionistas, junto con tantos Erasmus, trabajadores, etc. Luego dirán que los que nos abstenemos “pasamos”…
Así pues, estimados lectores, si van ustedes a viajar al extranjero en periodo electoral, prepárense para insistir mucho, desde luego más de lo mucho que yo he insistido. Les deseo suerte y les recomiendo paciencia. La unión europea y la globalización han llegado a todas partes, menos a los derechos ciudadanos.