Hacía dos años que no visitaba CRISMHOM (el colectivo cristiano homosexual de Madrid), y anteriormente 5 más que por allí no aparecía, pero mi amigo Jesús me invitó a asistir a la celebración de la vigilia del sábado. Con veinte asistentes en su salón que improvisan como capillita unas veces y como salita de conferencias otras, estábamos 23 asistentes más el sacerdote. Fue una misa bonita, con tres buenos guitarristas y mucha organización, una misa entre gente que se conocía y al recibir la paz había algo más que la simple cordialidad. Se nota un buen ambiente de comunidad. El rito totalmente católico, con eucaristía con obleas, con misal, con cirio pascual, etc, no faltaba nada, ni pedir por nuestro obispo Don Carlos y por el Papa Francisco, ni la renovación del bautismo faltó, etc, nada.
Pero lo que la hizo transgresora, es que fue una celebración que se inició con una fogata en la calle, y con esa fogata se encendió el cirio pascual ante la mirada atónita de montones de personas ajenas a la celebración que no podía explicarse que hacía un sacerdote y unos cristianos ahí celebrando una vigilia. El ambiente gay de Chueca no es un ambiente que con filias hacia a lo religioso, sino más bien con fobias, y aquel inicio de la misa antes de irnos todos dentro del local dejó a muchos atónitos. ¿Cómo se les ocurría a unos cristianos por muy homosexuales que fueran celebrar una misa en esas calles y en un día señalado para salir de marcha? Los de CRISMHOM por un instante dieron la nota y sin más incidentes.