"Ha sido el primer presidente en visitar la sede de la Conferencia Episcopal" Visita inmatriculada: Sánchez, en la casa de los obispos españoles
"Ni Adolfo Suárez (UCD), ni Leopoldo Calvo Sotelo (UCD), ni Felipe González (PSOE), ni José María Aznar (PP), ni José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE),ni Mariano Rajoy (PP) habían visitado la sede de los obispos españoles en la madrileña calle Añastro siendo presidentes de gobierno"
"No me cabe ninguna duda de que la estrecha unión entre el poder civil y el católico durante los casi cuarenta años de dictadura es uno de los principales lastres que impiden una relación natural. Quizá los políticos españoles han creído que visitar la sede de los obispos -para celebrar alguna de las numerosas reuniones mantenidas con todos los ejecutivos de nuestra democracia- podía confundir a sus votantes"
| @santiriesco
Ni Adolfo Suárez (UCD), ni Leopoldo Calvo Sotelo (UCD), ni Felipe González (PSOE), ni José María Aznar (PP), ni José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE),ni Mariano Rajoy (PP) habían visitado la sede de los obispos españoles en la madrileña calle Añastro siendo presidentes de gobierno.
En más de cuarenta años de democracia ni uno solo de los representantes elegidos por todos los españoles había tenido a bien reunirse con los pastores católicos en la Casa de la Iglesia. Pedro Sánchez (PSOE-UP) ha sido el primero.
La noticia ha pasado desapercibida porque, en el día del patrón de los periodistas -San Francisco de Sales-, el aparato mediático de Moncloa se puso en marcha para darle la vuelta al asunto de las inmatriculaciones. No lo voy a explicar aquí, que ya han tratado de hacerlo desde la oficina de prensa de la Conferencia Episcopal y, me temo, no han querido hacerles mucho caso. Si quieres saber realmente qué pasó, por qué y qué consecuencias puede tener esta escenificación te dejo aquí el enlace al imprescindible artículo de José Lorenzo.
Retomo. Me enteré de que Pedro “inmatriculado” Sánchez daba este paso presidencial acercándose a los representantes de la catolicidad patria leyendo un certero tuit del periodista de Alfa y Omega, Fran Otero: “Es la primera visita de un presidente del Gobierno en democracia a la sede de la Conferencia Episcopal”. Y empecé a darle vueltas al asunto.
No me parecía normal. No me refiero al hecho de que un presidente elegido democráticamente por todos los españoles visite la sede de los católicos, sino a lo otro. A que ninguno de sus antecesores lo hubiera hecho antes. Me parecía inaudito, sorprendente y hasta un poco vergonzoso.
He tratado de buscarle una explicación a esta falta de normalidad en las relaciones entre el Estado y las confesiones religiosas, especialmente con la católica. Supongo que son múltiples los factores que impiden a un país aconfesional -que no laico- sacudirse los complejos religiosos.
No me cabe ninguna duda de que la estrecha unión entre el poder civil y el católico durante los casi cuarenta años de dictadura es uno de los principales lastres que impiden una relación natural. Quizá los políticos españoles han creído que visitar la sede de los obispos -para celebrar alguna de las numerosas reuniones mantenidas con todos los ejecutivos de nuestra democracia- podía confundir a sus votantes. Quizá la incultura religiosa -en la que tanto empeño pusieron nuestros obispos y curas temerosos de que los laicos supieran más que ellos de su negociado- tenga algo o mucho que ver. O quizá las dos cosas a la vez y otras muchas que segurísimo se me escapan.
O ninguna de ellas y esta visita es únicamente otro de los entremeses a los que nos tienen acostumbrados los que se sirven de lo público. Un teatrillo más de un político -en este caso del presidente de todos los españoles- calculando los votos católicos que necesita para ganar las próximas elecciones, o las elecciones autonómicas de la región con más inmatriculaciones erróneas. O vaya usted a saber (que no es lo mismo que váyase usted por no saber). Aunque, como siempre, lo más seguro es que quién sabe.
Lo cierto y verdad es que Pedro “inmatriculado” Sánchez ha sido el primer presidente en visitar la sede de los obispos españoles. Lo raro es que se hable de las inmatriculaciones legales de la Iglesia y de los errores detectados por la misma en los registros de la propiedad -corrigiendo el trabajo que debería haber hecho bien la Administración- y no se diga nada de este hecho histórico. De la primera vez que, en nuestra ya madura democracia, el máximo mandatario español se digna visitar la sede de los representantes de los católicos españoles.
A mí me parece increíble. El hecho en sí y el que no se haya contado, analizado, comentado y tertulianizado. Parece que el silencio y la indiferencia sigue siendo la respuesta mediática natural ante lo desconocido, ante la montaña de prejuicios bajo la que siguen sepultados los editores de la prensa y frente a la incómoda Iglesia del Papa Francisco -al que todo se le entiende sin necesidad de traductores ni hermeneutas- y en la que sólo cabe la transparencia que tanto incomoda a los que mandan.