"¿Quién soy yo para no bendecirles?" Matrimonio homosexual: Ni delito, ni pecado
Si le preguntamos a Francisco si bendeciría ese matrimonio, seguro que nos contesta: Canónicamente no podría, pero... ¿Quién soy yo para negar una bendición evangélica, pastoral y misericordiosa, a esa pareja que da fe con su amor del amor Dios?
Cuando Papa Francisco se opone a las leyes que criminalizan la homosexualidad y no se opone a las leyes que admiten el matrimonio homosexual, algunos obispos homófobos protestan, en nombre de su creencia en la supuesta pecaminosidad de toda relación homosexual.
Con razón Francisco se ve obligado a hacer varias aclaraciones:
- 1) Hay que aclarar: la orientación homosexual como tal no es delito ni mal moral o injusticia, sino una condición de la persona.
- 2) Pero insisten los homófobos en argüir contra Francisco, (con citas doctrinales de Catecismo o CDF), diciendo: “esa relación es pecado”. Y se ve obligado Francisco a aclarar: Hay que distinguir, ante todo, entre delito y pecado.
- 3) Pues no, señor, siguen sin conformarse los obispos homófobos y siguen arguyendo contra Francisco, apoyados en la supuesta " doctrina tradicional de la iglesia". Y tiene que hacer Francisco la tercera y más decisiva aclaración y precisión: Sí, efectivamente, esos textos que ustedes citan son doctrina tradicional (que yo no cambio por decreto, sino caminando hacia el cambio por la vía de la sinodalidad...), pero... en esa tradición de la iglesia y en la de la Biblia ha habido, hay y habrá necesidad siempre de evolución, revisión y reinterpretación... , actualmente la práctica pastoral de acoger en la Iglesia a personas que hasta ahora eran discriminadas es un modo de preparar la evolución y revisión de la doctrina, ( se faltaba y se falta gravemente contra la caridad hacia esas personas, hay que llamar a conversión a los homófobos...).
- Por cierto, se están debatiendo de cara al Sínodo estas cuestiones, hasta el mismo obispo emérito Ratzinger (q.e.p.d.) ya tuvo que reconocer el error de la la iglesia al confundir los problemas de la condición homosexual con los de agresiones sexuales o pederastia y por eso llevó cuidado de que en el catecismo se evitase esta confusión.
- La teología moral revisionista desde el Vaticano II ya viene más de medio siglo aclarando esta confusión, rechazando toda agresión sexual y poniendo el criterio para evaluar la moralidad de una relación sexual, no en la heterosexualidad u homosexualidad, ni tampoco en si es extramatrimonial o intra matrimonial), sino en los criterios de amor y justicia, consentimiento libre, y respeto a la dignidad y derechos de la persona)
- El paso mayor de cambio en la doctrina fue la tajante afirmación de oponerse a cualquier discriminación por razón de la condición homosexual. Hasta ahí se llegó en el Catecismo. Comparado con lo anterior, un paso grande. Pero ante la situación actual el paso diminuto del catecismo en la evolución de la doctrina (comparado con la tradición discriminadora durante siglos) es todavía muy insuficiente. Tendrá que ser modificado, tanto lo que dice el catecismo como las más recientes declaraciones de la CDF sobre este tema (!Qué difícil lo tiene el amigo y hermano Cardenal Ladaria! Oremus ad invicem).
- Admitir en la practica pastoral la acogida de esos matrimonios civiles y la bendición de esos matrimonios en la iglesia es la manera de preparar el camino para que llegue (como siempre con retraso) la evolución de la doctrina a nivel de sus expresiones magisteriales y canónicas
- Si le preguntamos a Francisco si bendeciría ese matrimonio, seguro que nos contesta: Canónicamente no podría, pero... ¿Quién soy yo para negar una bendición evangélica, pastoral y misericordiosa, a esa pareja que da fe con su amor del amor Dios?
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