No hay dogmas en bioética
El Papa se opone a la creación de embriones como "material terapéutico", rezaba el titular del 7 de noviembre, frase del discurso al Congreso Internacional sobre Donación de Órganos promovido por la Academia Pontificia para la Vida .
Cuando leí el texto italiano subrayé con color amarillo papal dos frases: al principio, su exhortación a una “lógica de la gratuidad”, y al final, su recomendación de una “cultura de la solidaridad”. En cambio, subrayé rojo su oposición a la “creación y sucesiva destrucción de embriones humanos como "material terapéutico". Según su parecer (opinión personal, y no dogma; opinión cuestionable sobre cuestión controvertida, y no doctrina) "contradice las bases culturales, civiles y éticas sobre las que se apoya la dignidad de la persona". (Esta última frase provocará perplejidad en filosofía y teología).
Lo subrayado en amarillo eran principios, lo subrayado en rojo, aplicaciones. Se podrá estar de acuerdo en los principios y, precisamentre para aplicarlos, disentir de sus conclusiones.
No llamaremos “material terapéutico” al niño que nació dando vida a su hermano, sino lo consideraremos como ejemplo de la “lógica de la gratuidad” y la “cultura de la solidaridad” que propugna Benedicto XVI.
Me pregunta por e-mail una lectora si, tras ese discurso, debo modificar lo escrito en posts anteriores para acomodarlo al magisterio eclesiástico y respetar la opinión papal.
Respondo: primero, no es cuestión de magisterio, porque no es cuestión ni de dogma, ni de doctrina, sino cuestión controvertida científica y éticamente, sobre la que hay que debatir desde la ciencia y la ética.
Segundo, no es cuestión de respetar una opinión papal. Se respeta la persona y se debaten las opiniones discutibles, como nos enseñó Benedicto XVI al presentar su libro sobre Jesús abierto al debate y no como imposición magisterial. Si eso vale del libro del Papa sobre Jesús, a fortiori de una opinión sobre una cuestión bioética, que no es competencia del magisterio eclesiástico. No hay dogmas en bioética...
Y en cuanto a la frase “material terapéutico”, no es aplicable a la selectividad de pre-embriones usada tras diagnóstico pre-implantacional en el caso del “bebé-esperanza” que nació dando vida.
Creyentes de fe adulta no confundirán los titulares de prensa con formulaciones dogmáticas, ni la libertad de expresión y derecho a opinar de los obispos con el presunto carácter vinculante de esas opiniones, sobre todo en materias que no son de competencia del magisterio. Otra cosa es el caso de creyentes adoctrinados para no pensar y comulgar con ruedas de molino.
Cuando leí el texto italiano subrayé con color amarillo papal dos frases: al principio, su exhortación a una “lógica de la gratuidad”, y al final, su recomendación de una “cultura de la solidaridad”. En cambio, subrayé rojo su oposición a la “creación y sucesiva destrucción de embriones humanos como "material terapéutico". Según su parecer (opinión personal, y no dogma; opinión cuestionable sobre cuestión controvertida, y no doctrina) "contradice las bases culturales, civiles y éticas sobre las que se apoya la dignidad de la persona". (Esta última frase provocará perplejidad en filosofía y teología).
Lo subrayado en amarillo eran principios, lo subrayado en rojo, aplicaciones. Se podrá estar de acuerdo en los principios y, precisamentre para aplicarlos, disentir de sus conclusiones.
No llamaremos “material terapéutico” al niño que nació dando vida a su hermano, sino lo consideraremos como ejemplo de la “lógica de la gratuidad” y la “cultura de la solidaridad” que propugna Benedicto XVI.
Me pregunta por e-mail una lectora si, tras ese discurso, debo modificar lo escrito en posts anteriores para acomodarlo al magisterio eclesiástico y respetar la opinión papal.
Respondo: primero, no es cuestión de magisterio, porque no es cuestión ni de dogma, ni de doctrina, sino cuestión controvertida científica y éticamente, sobre la que hay que debatir desde la ciencia y la ética.
Segundo, no es cuestión de respetar una opinión papal. Se respeta la persona y se debaten las opiniones discutibles, como nos enseñó Benedicto XVI al presentar su libro sobre Jesús abierto al debate y no como imposición magisterial. Si eso vale del libro del Papa sobre Jesús, a fortiori de una opinión sobre una cuestión bioética, que no es competencia del magisterio eclesiástico. No hay dogmas en bioética...
Y en cuanto a la frase “material terapéutico”, no es aplicable a la selectividad de pre-embriones usada tras diagnóstico pre-implantacional en el caso del “bebé-esperanza” que nació dando vida.
Creyentes de fe adulta no confundirán los titulares de prensa con formulaciones dogmáticas, ni la libertad de expresión y derecho a opinar de los obispos con el presunto carácter vinculante de esas opiniones, sobre todo en materias que no son de competencia del magisterio. Otra cosa es el caso de creyentes adoctrinados para no pensar y comulgar con ruedas de molino.