Declaración episcopal: "Promover y defender la vida para un futuro compartido como país". Obispos chilenos fijan posición ante anuncio presidencial de un nuevo proyecto de aborto libre y eutanasia

Presidente de Chile Gabriel Boric y Presdiente de los Obispos, René Rebolledo, enfrentados por aborto libre y eutanasia
Presidente de Chile Gabriel Boric y Presdiente de los Obispos, René Rebolledo, enfrentados por aborto libre y eutanasia

Los obispos chilenos dicen que "La vida es un don de Dios que debemos proteger y valorar en todas sus etapas". Ellos reiteran su oposición al aborto en cualquier circunstancia y a la eutanasia, describiéndolos como "prácticas que atentan contra la dignidad humana".

Aunque la actual declaración no diste mucho de las 10 anteriores y reafirme los contenidos ya expresados históricamente, hoy, el país tiene una nueva oportunidad de entendimiento y diálogo, cuyo debate se inicia de nuevo para construir juntos un futuro más justo y equitativo, y para los cristianos con la posibilidad cierta en compañía de sus pastores para seguir defendiendo y promoviendo la vida humana y la dignidad de todas las personas.

La influencia de los obispos en las decisiones legislativas en este siglo XXI necesita buscar nuevos equilibrios y nuevos modos que respeten la diversidad de creencias y valores presentes en una democracia. La crítica a las iniciativas legales que interesan a las nuevas generaciones y que tienen que ver con la cultura que nosotros le hemos construido y transmitido puede generar vacíos espirituales y de sentido de la vida aún más grandes que los actuales.

A 24 horas de que el Presidente de la República, Gabriel Boric, anunciara en su cuenta pública que enviará al parlamento un proyecto sobre aborto libre y eutanasia, el Comité Permanente de la Conferencia Episcopal de Chile reaccionó con una declaración pública titulada "Promover y defender la vida para un futuro compartido como país".

El gobierno de Gabriel Boric formuló este anuncio en un contexto de intensas discusiones legislativas sobre temas de mucha relevancia para la ciudadanía, como son las reformas de la previsión, la salud y la tributaria, entre otros proyectos. Ahora se añaden los temas del aborto y la eutanasia, siendo especialmente el primero (aborto) parte de la agenda valórica en Chile y en consecuencia, objeto de controversias durante décadas. Hoy vuelve el tema del aborto libre y se añade eutanasia ante lo cual la Conferencia Episcopal ha respondido con firmeza, reafirmando su postura tradicional y moral frente a estos temas, fijando la pauta de algún modo, especialmente para los sectores conservadores y opositores a Boric.

Hace un mes el Comité Permanente de los Obispos coversaban con el Presidente Boric en la Moneda
Hace un mes el Comité Permanente de los Obispos coversaban con el Presidente Boric en la Moneda

Pese a que en los últimos 30 años la agenda valórica ha sido como una canción que ha tenido diferentes interpretaciones, instrumentistas de diferentes categorías y hasta ritmos variados, en esta oportunidad los obispos en su declaración subrayan la sacralidad de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural. "La vida es un don de Dios que debemos proteger y valorar en todas sus etapas", afirma el documento. Los obispos chilenos reiteran su oposición al aborto en cualquier circunstancia y a la eutanasia, describiéndolos como "prácticas que atentan contra la dignidad humana".

Luego, se refiere a estos proyectos de ley sobre aborto y eutanasia que aún no se materializan como "graves amenazas a la vida y la dignidad humana". La Conferencia Episcopal sostiene que estas leyes podrían llevar a una "normalización de la cultura de la muerte", erosionando los valores fundamentales de la sociedad chilena.

De este modo, la Conferencia Episcopal hace un llamado a todos los actores sociales y políticos a reflexionar profundamente sobre las implicaciones de estas leyes y a entablar un diálogo constructivo. "Es necesario un debate sereno y respetuoso que considere todas las dimensiones del ser humano, no solo los aspectos legales y médicos", instan los obispos. Al menos en este punto los obispos coinciden con el Presidente Boric, quien ha enfatizado la necesidad de abrir un diálogo ciudadano sobre estos temas que sea abierto y transparente a todas las posiciones y pensando en los derechos de las mujeres en el caso del aborto.

Hay que señalar que la postura de la Iglesia Católica sobre el aborto y la eutanasia expresada en este documento es conocida y coherente con su propia doctrina. Sin embargo, en una sociedad cada vez más plural y secular, estas posiciones a menudo chocan con la demanda de una mayor autonomía individual y respeto a derechos sexuales y reproductivos que es una demanda que la Iglesia debiera comprender que en el fondo hay un interés por cuidar la vida también y sobre todo la salud de las personas. La insistencia en una visión absoluta e inflexible puede limitar la capacidad de la Iglesia para participar de manera efectiva en un diálogo que considere las complejidades y matices de las experiencias humanas modernas.

Es innegable que la Iglesia tiene un papel histórico y moral en la sociedad chilena. La historia elogia el rol de la jerarquía chilena del siglo pasado respecto de su testimonio evangélico en la reforma agraria y la defensa de los derechos humanos durante la dictadura.

Sin embargo, su influencia en las decisiones legislativas en este siglo XXI necesita buscar nuevos equilibrios y nuevos modos que respeten la diversidad de creencias y valores presentes en una democracia. La crítica a las iniciativas legales que interesan a las nuevas generaciones y que tienen que ver con la cultura que nosotros le hemos construido y transmitido puede generar vacíos espirituales y de sentido de la vida aún más grandes que los actuales, asunto que es comprensible que las generaciones mayores no podamos hacer "mach" (coincidir en era digital). Pero sabemos que el Espíritu sopla donde quiere y como quiere, y en consecuencia hay que seguir abriendo ventanas a la Rhua.

En un análisis alejado de ideologías, hay que valorar positivamente el llamado al diálogo que hace la declaración episcopal de este 2 de junio, pero debe ir acompañado de una apertura genuina a la escucha. Sabemos que la escucha es un tema muy relevante y que está en boca de sacerdotes, religiosas, obispos y laicado comprometido, y que además, está en sintonía con el papa Francisco y su proyecto sinodal.

Manifestaciones pro aborto en Chile
Manifestaciones pro aborto en Chile

La capacidad de la Iglesia para adaptarse y evolucionar en su enfoque podría fortalecer su relevancia y conexión con las generaciones más jóvenes y con aquellos que se sienten marginados por las posturas tradicionales, por las periferias existenciales que pueden alejarse aún más. Por tanto, la escucha debe ser tan válida para oír posiciones distintas dentro de la Iglesia como para dialogar con posiciones distintas a nivel político, social y cultural.

Por último, cabe indicar que aunque pareciera que la opinión pública solo ha conocido declaraciones antiaborto y contra la eutanasia como temas recurrentes en el Episcopado chileno, en los últimos 30 años, en tiempo de democracia, los obispos chilenos han manifestado su preocupación por la defensa de la vida. Pero en justicia, en el mismo período, también han emitido declaraciones que tienen su foco en la defensa de la dignidad humana referidos a temas sociales desde una perspectiva ética, tales como la pobreza, la desigualdad, la justicia social, la educación, los derechos humanos, la crisis económica, la reconstrucción nacional, la corrupción, la migración y el medio ambiente.

Por ello, aunque la actual declaración no diste mucho de las 10 anteriores y reafirme los contenidos ya expresados históricamente, hoy, el país tiene una nueva oportunidad de entendimiento y diálogo, cuyo debate se inicia de nuevo para construir juntos un futuro más justo y equitativo, y para los cristianos con la posibilidad cierta en compañía de sus pastores para seguir defendiendo y promoviendo la vida humana y la dignidad de todas las personas.

El último párrafo de la declaración es claro en este sentido: "El Presidente de la República nos ha llamado a expulsar de nosotros el monstruo de la desesperanza, teniendo confianza en el país que somos y podemos ser. Nos ha llamado también a hacer de la defensa de los derechos humanos la base sobre la cual construir un futuro compartido como país. Pero esto no lo lograremos si olvidamos los derechos de los más vulnerables y frágiles. La defensa de la vida por nacer está íntimamente ligada a la defensa de cualquier derecho humano y supone la convicción de que un ser humano es siempre sagrado e inviolable. 'Si esta convicción cae, no quedan fundamentos sólidos y permanentes para defender los derechos humanos, que siempre estarían sometidos a conveniencias circunstanciales de los poderosos de turno'. ¡Promovamos los derechos humanos, defendamos la vida de quien está por nacer!".

El texto completo de la declaración episcopal es el siguiente:

Promover y defender la vida para un futuro compartido como país

Declaración del Comité Permanente
ante el anuncio de proyectos de aborto y eutanasia



1. En su Cuenta Pública realizada ayer sábado 1 de junio, el Presidente de la República informó que el gobierno pondrá urgencia al proyecto de ley de eutanasia que está en el Congreso, e ingresará, durante el segundo semestre de este año, un proyecto de ley sobre aborto legal. Lamentamos profundamente estas iniciativas, que atentan contra el valor sagrado e inviolable de la vida humana. Cuando el país y la misma autoridad están empeñados y haciendo grandes esfuerzos por crear un ambiente de mayor seguridad y de un mejor cuidado de la vida de todos, estas propuestas resultan contradictorias con ese afán. La Iglesia no cesa de recordar que la dignidad de todo ser humano tiene un carácter intrínseco y vale desde el momento de su concepción hasta su muerte natural.

2. Un reciente documento del Dicasterio para la Doctrina de la Fe (1), aprobado por el Papa Francisco, recuerda que el aborto procurado es la eliminación deliberada y directa de un ser humano en la fase inicial de su existencia, que va desde la concepción al nacimiento. Por lo mismo, afirma que “un ser humano es siempre sagrado e inviolable, en cualquier situación y en cada etapa de su desarrollo. Es un fin en sí mismo y nunca un medio para resolver otras dificultades”(2). Por eso sostenemos con claridad que no hay supuestos derechos sexuales y reproductivos de unos, a costa de atentar contra la vida de otros. Como dijimos con ocasión del Proyecto de la Convención Constitucional, no puede sostenerse un derecho a decidir en forma libre y autónoma sobre el propio cuerpo, olvidando y silenciando que en la mujer embarazada hay un segundo cuerpo, otro ser humano único e irrepetible, cuya existencia debe ser resguardada precisamente por su condición de ser humano (3).

3. Respecto de la eutanasia, afirmamos con el documento vaticano antes señalado, que la vida humana, incluso en su condición dolorosa, es portadora de una dignidad que debe respetarse siempre, por lo que no se puede bajo ninguna circunstancia eliminar la propia vida o la de los demás bajo el peso del sufrimiento. Lo que exige la situación de los enfermos es procurar los esfuerzos adecuados y necesarios para aliviar su sufrimiento mediante cuidados paliativos apropiados, evitando cualquier encarnizamiento terapéutico o intervención desproporcionada. Nunca debe ejercerse una acción directa para provocar la muerte. “Debemos acompañar a la muerte, pero no provocar la muerte (…). La vida es un derecho, no la muerte, que debe ser acogida, no suministrada”(4).

4. Llamamos a todos a no relativizar el valor de la vida humana. Lamentablemente, la percepción de la gravedad del aborto y de la eutanasia se ha ido debilitando progresivamente en la conciencia de muchos, lo que está en consonancia, por otra parte, con el desprecio a la vida humana que se manifiesta en nuestros días en medio de guerras, violencias, delincuencia y otros males que dañan de manera especial a los inocentes. Lo trágico de estos hechos es que tantas veces se justifican desde intereses subjetivos o de grupo, los que adquieren una primacía incluso sobre la vida sagrada de los demás. Necesitamos recuperar el respeto de la vida humana en toda circunstancia, el sentido moral que sabe distinguir entre el bien y el mal, junto al sentido comunitario de nuestra existencia, que nos hace responsables unos de otros.

5. El Presidente de la República nos ha llamado a expulsar de nosotros el monstruo de la desesperanza, teniendo confianza en el país que somos y podemos ser. Nos ha llamado también a hacer de la defensa de los derechos humanos la base sobre la cual construir un futuro compartido como país. Pero esto no lo lograremos si olvidamos los derechos de los más vulnerables y frágiles. La defensa de la vida por nacer está íntimamente ligada a la defensa de cualquier derecho humano y supone la convicción de que un ser humano es siempre sagrado e inviolable. “Si esta convicción cae, no quedan fundamentos sólidos y permanentes para defender los derechos humanos, que siempre estarían sometidos a conveniencias circunstanciales de los poderosos de turno” (5). ¡Promovamos los derechos humanos, defendamos la vida de quien está por nacer!

El Comité Permanente de la Conferencia Episcopal de Chile

+René Rebolledo Salinas
Arzobispo de La Serena
Presidente

+Ignacio Ducasse Medina
Arzobispo de Antofagasta
Vicepresidente

+Fernando Chomali Garib
Arzobispo de Santiago

+Juan Ignacio González Errázuriz
Obispo de San Bernardo

+Sergio Pérez de Arce Arriagada, ss.cc.
Arzobispo electo de Concepción
Secretario General



Santiago, domingo 2 de junio de 2024.


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      (1) Dicasterio para la Doctrina de la Fe, Declaración Dignitas infinita sobre la Dignidad Humana, 8 de abril de 2024.

      (2) Ibid. n° 47.

      (3) Conferencia Episcopal de Chile, “Ante aprobación de aborto en Convención Constitucional”, Comité Permanente, 16 marzo 2022, n° 2.

      (4) Dicasterio para la Doctrina de la Fe, Declaración Dignitas Infinita, n° 52.

    (5) Papa Francisco, Exhortación Apostólica Evangelii gaudium n° 213.

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