"Este Papado podría estar pasando de rebelde a revolucionario" En Portugal, Francisco les dio a los jóvenes la brújula para que el lío cambie el mundo
Diez años después de su histórico llamado en Río de Janeiro, el Papa marcó a los jóvenes el camino para un futuro mejor: paz, inclusión y cuidado del ambiente
En su primera JMJ, Río de Janeiro 2013, a cuatro meses de haber sido elegido, llamó a la juventud a que “hagan lío”. Diez años después, cerró una semana de convocatoria de millones en Portugal llenando ese llamado de argumentos, temas y prospectiva de cambio
Hernán Reyes Alcaide, corresponsal en el Vaticano
En su libro “Revolucionarios”, el historiador inglés Eric Hobsbawm (1917-2012) trazaba una diferencia entre lo que suponían los rebeldes del siglo XVIII y XIX y los revolucionarios de la época. Mientras los primeros tenían un objetivo solamente de impugnación del statu quo, los segundos apuntaban a la transformación, a lo que podría llamarse el eje de rotación de las cosas.
La diferencia conceptual podría aplicarse a la evolución en el llamado del Papa a los jóvenes a lo largo de una década. En su primera JMJ, Río de Janeiro 2013, a cuatro meses de haber sido elegido, llamó a la juventud a que “hagan lío”. Diez años después, cerró una semana de convocatoria de millones en Portugal llenando ese llamado de argumentos, temas y prospectiva de cambio. “Está bien que quieran cambiar el mundo”, les dijo, después de haberles marcado a lo largo de la semana tres ejes principales de acción para la tarea: trabajar por la paz, por la inclusión y por el cuidado del ambiente.
Si su llamado a los jóvenes de 2013 era la invitación de Francisco a una rebeldía que iba en línea con los pasos iniciales de un pontificado rupturista en base a gestos de los primeros meses, la convocatoria de esta semana tiene un volumen revolucionario más acorde al momento histórico de un magisterio que tras más de una década no deja de sacudir los pilares de la Iglesia. También el papado, se podría arriesgar parafraseando a Hobsbawm, pasó de rebelde a revolucionario.
Así, si "hagan lío" era la llamada táctica a dar el primer paso, el "está bien que quieran cambiar el mundo" de este fin de semana es la hoja programática para un futuro en el que la juventud, dijo Francisco en Portugal, es la "esperanza" de un mundo mejor.
Pese a que en la previa había solo 350.000 jóvenes anotados para la JMJ de manera oficial, las principales actividades del Papa en suelo ibérico quintuplicaron esos números. No sorprende que la figura del Papa, ad hominem, supere largamente el interés de un encuentro que no deja de tener aún incorporados muchos elementos de la formalidad católica y de estar 100% relacionado con una forma, más oficial y clerical si se quiere, de vivir la religión.
Despliegue discursivo
Y se vio entonces todo el despliegue discursivo de un Francisco en el que emergió el Jorge Bergoglio profesor de literatura con numerosas figuras retóricas y citas a autores clásicos y no tanto de las artes portuguesas.
"¡No sean administradores de miedos, sino emprendedores de sueños!", clamó el Papa en su primer día en Lisboa, en donde en una suerte de fase superior del "hagan lío", pidió a los jóvenes que "busquen y arriesguen".
A partir de allí, fue en un in crescendo de contenidos con los que dar sustancia a ese pedido de valentía. "La caridad es el origen y la meta del camino cristiano, y vuestra presencia, realidad concreta de 'amor en acción', nos ayuda a no olvidar la ruta, el sentido de lo que hacemos", planteó el jueves 3, por ejemplo.
En línea similar les habló luego a los universitarios, dándoles ejemplos de los temas con los que salir a hacer lío y arriesgarse, y los exhortó a hacer del mundo un lugar más justo e inclusivo.
Rechazar el 'statu quo'
Allí, los instó a asumir riesgos y a rechazar la tentación de perpetuar únicamente el statu quo, o lo que definió como el "sistema actual global de elitismo y desigualdad", con una actitud de autoprotección.
"Ustedes son la generación que puede vencer este desafío, tienen los instrumentos científicos y tecnológicos más avanzados, pero, por favor, no caigan en la trampa de visiones parciales. Necesitamos poner el drama de la desertificación en paralelo al de los refugiados, el tema de las migraciones junto al del descenso de la natalidad, necesitamos ocuparnos de la dimensión material de la vida dentro de una dimensión espiritual", agregó.
Más allá de los pedidos para que llenen de contenido esa búsqueda de un futuro mejor, el Papa fue claro también al hablar puertas adentro de la Iglesia al plantear una institución que, en ese camino, no excluya a nadie. Un guiño implícito a las diversidades que como quizás nunca antes se hacían presentes entre los jóvenes que por cientos de miles se movilizaron en los principales parques públicos de Lisboa. Y su mera presencia allí también es una victoria de Francisco, el Papa que más ha hecho para su inclusión.
Una Iglesia de "puertas abiertas"
Y fue en el Santuario de Fátima, un lugar convertido en historia viva del catolicismo como pocos, con Francisco rezó por una Iglesia de "puertas abiertas" donde "todos puedan entrar" porque "una madre tiene el corazón abierto para todos sus hijos, todos, todos, todos, sin exclusión".
"La pequeña capilla en la que nos encontramos es una hermosa imagen de la Iglesia: acogedora, sin puertas, la Iglesia no tiene puertas, para que todos puedan entrar", dijo frente a los de 200.000 peregrinos y jóvenes que lo acompañaban.
En el cierre de su visita, durante la misa que celebró el domingo, trazó una de sus clásicas aliteraciones con las que suele embellecer los textos de los Via Crucis y le dijo a más de un millón y medio de jóvenes que se reunieron en el Parque Tejo de Lisboa que "está bien que quieran cambiar el mundo, no tengan miedo".
Durante la homilía de este domingo, el Papa se dirigió a los jóvenes que durante toda la semana superaron las previsiones de las autoridades portuguesas y, parafraseando al pontífice polaco Juan Pablo II, los animó a que "no tenga miedo".
"A ustedes, jóvenes..."
"A ustedes, jóvenes, que cultivan sueños grandes pero frecuentemente ofuscados por el temor de no verlos realizarse; a ustedes, jóvenes, que a veces piensan que no serán capaces, a ustedes, jóvenes, tentados en este tiempo por el desánimo, por juzgarse fracasados o por intentar esconder el dolor disfrazándolo con una sonrisa", les habló de forma directa.
"A ustedes, jóvenes, que quieren cambiar el mundo y luchar por la justicia y la paz; a ustedes, jóvenes, que le ponen ganas y creatividad, pero que les parece que no es suficiente, a ustedes, jóvenes, que la Iglesia y el mundo necesitan como la tierra necesita la lluvia; a ustedes, jóvenes, que son el presente y el futuro; sí, precisamente a ustedes, jóvenes, Jesús les dice: No tengan miedo", señaló.
Tras once discursos, una década después de haber pedido a la juventud que se pusiera en movimiento con el recordado "hagan lío" para construir un mundo mejor, el Papa les dio ahora la brújula y el mapa para ese futuro: paz, inclusión y cuidado del ambiente.
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