Lecciones aprendidas desde un linfoma de Hodgkin Un joven ante el cáncer y la pandemia (Razón para la esperanza)

Alberto Gata
Alberto Gata

Comenzamos el Adviento, un tiempo para señalar razones y señales para la esperanza. En cualquier momento puede llegar la luz y vida, hemos de estar despiertos y velar

Así está Alberto en la vida, despierto y velando, a veces sufriendo y otras gozando, pero siempre buscando la luz del evangelio y reconociendo los signos del reino de Dios en su vida

En estos momentos en la vivencia de su enfermedad, en la que ha sido un referente para todos nosotros

La ha vivido sanamente, y se ha convertido en sanación para muchos de nosotros, sus heridas nos han curado. Gracias Alberto, me descalzo ante tu testimonio

Primeros síntomas y estancia en el hospital

Mi vida era normal y tranquila hasta que durante el mes de noviembre del 2019 empecé a sentirme mal. Empecé a tener fiebre de manera intermitente, mucha sudoración excesiva por las noches, mucha tos, pérdida de peso y muchas ganas de dormir por las tardes. Son algunos de los síntomas del Linfoma de Hodgkin pero en aquel momento no lo sabía ni le daba nombre ni conocía apenas nada de aquella enfermedad. En un principio trataron de curarme la fiebre con los medicamentos habituales pero todo siguió igual durante semanas hasta que a comienzos de diciembre del 2019 fui con mi madre al hospital a hacerme otras pruebas y me ingresaron. Permanecí ingresado en el Hospital Universitario de Badajoz durante las siguientes semanas hasta pocos días antes de Navidad. Durante esas semanas me hicieron pruebas para ver qué tenía. Desde el principio nos dijeron que yo tenía los ganglios linfáticos inflamados. Recibí una buena atención en el hospital durante las semanas que permanecí.

Diagnóstico

Tras varias semanas de ingreso en el hospital me dieron finalmente el alta pocos días antes de Navidad. Tuvimos que esperar hasta después de las vacaciones de Navidad para saber los resultados definitivos de las pruebas que se me hicieron y el diagnóstico de mi enfermedad.

Nada más empezar el año 2020 nos confirmaron el diagnóstico: Linfoma de Hodgkin con esclerosis nodular. Decidieron que la mejor forma de curarme sería someterme a quimioterapia durante 6 meses…Mi última sesión de quimio fue en junio. Después en agosto me hice un tercer PEC TAC y se confirmó así mi total recuperación. Por supuesto ahora tengo que ir a revisiones periódicas para ver si sigo bien de salud porque la quimio tiene sus efectos secundarios y en un futuro podría tener otra enfermedad a consecuencia de ello.

Lecciones aprendidas de esta experiencia

Con todo lo que he vivido con mi cáncer en los tiempos inciertos y difíciles que estamos viviendo con la pandemia del covid 19 he aprendido una serie de lecciones valiosas:

-Salud y alimentación: Antes de enfermarme no le daba tanta importancia a la salud y a una buena alimentación saludable. Ahora después de lo que he vivido he aprendido a valorar y cuidar mejor mi salud y mi alimentación. Aprendí que una alimentación sana es muy necesaria para tener una vida plena. Ahora como platos más saludables como salmón o brócoli. También he empezado a leer y a tener más interés y curiosidad por todo lo relacionado con la salud, especialmente la nutrición y todo lo referente al cáncer. Por ello os recomiendo que cuidéis y valoréis bien vuestra salud; que toméis una alimentación más sana y hagáis ejercicio físico regularmente. Antes de enfermarme iba a diario al gimnasio a hacer ejercicio y a nadar pero dejé de ir porque en su momento los médicos me lo desaconsejaron por mi vulnerabilidad debido a la quimio.

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-Cercanía y oración con los enfermos: Todos estos meses que he estado enfermo del linfoma y en tratamiento me he sentido más cerca que nunca de los enfermos. Durante todos estos meses que he estado enfermo he experimentado en carne propia la fragilidad humana de la que siempre me habla mi amigo Pepe. Cuando estaba ingresado compartí habitación con algunos pacientes ingresados. También me acuerdo de una monja que estuvo ingresada al mismo tiempo que yo y que falleció y se fue al cielo poco después de que me dieran el alta hospitalaria. Recé mucho por ella y sólo me encontré en varias ocasiones con la hermana que la acompañaba. Durante mi ingreso hospitalario y mis sesiones de quimio rezaba el rosario por los enfermos. Al hacerlo me sentía más cerca de los enfermos, sobre todo de los que padecían del covid 19.  Cada vez que rezaba el rosario me sentía en comunión con los enfermos y sus afligidas familias. Sentí y aprendí lo que es la fragilidad humana y ahora entiendo mejor lo que decía San Pablo: “que en nuestra debilidad hallamos nuestra fortaleza”. Durante mi estancia hospitalaria recibí también la visita de alguno de los capellanes del hospital que se interesaron y rezaron por mí. Durante mis primeros meses de tratamiento, justo antes de desatarse la pandemia del Covid 19, tuve la suerte de recibir en varias ocasiones la comunión de los enfermos de parte de mi amigo Pepe en mi casa dado que por mi estado de salud y mi vulnerabilidad no podía asistir a misa. Aquellos momentos me sirvieron de consuelo en mi enfermedad. En casa rezo muchas veces el rosario retransmitido desde Lourdes (Francia) por el canal católico EWTN. Empecé a hacerlo porque Lourdes es un santuario de peregrinación mariano visitado por muchos enfermos de cuerpo y alma. De hecho la vidente de la Virgen en Lourdes Santa Bernardette Soubirous ha tenido una salud muy frágil toda su vida: padeció asma y tuberculosis. Por eso tengo ahora el deseo de peregrinar a Lourdes algún día como una forma de agradecer a Dios y a la Virgen por cuidar de mí durante todos estos meses.

- Mi abuela: Si hay un ejemplo de fortaleza en medio de la fragilidad que debo destacar de todo este tiempo de enfermedad ésa es mi abuela. Ella está muy mayor y con una salud muy frágil pero pese a ello siempre ha estado aquí conmigo y con la familia. Durante los meses del confinamiento obligatorio mi abuela se quedó a dormir en mi casa conmigo y con mi madre para estar mejor protegidos del Covid. En todo este tiempo hemos pasado juntos momentos difíciles y también momentos buenos y felices. Sé muy bien que mi abuela rezaba y ofrecía sus sufrimientos a Dios por mi salud. Yo hacía también lo mismo para que estuviera bien, serena y feliz. Eso nos debe llevar a valorar mejor a nuestros mayores que cargan con años de experiencias y sabiduría que deberíamos aprovechar especialmente los jóvenes.

- Labor de los sanitarios: Tanto mi experiencia con el linfoma de hodgkin como la pandemia actual del coronavirus me han enseñado a valorar muy positivamente la labor de nuestros sanitarios: médicos, enfermeras, farmaceúticos, especialistas sanitarios… A todos los profesionales sanitarios que me han atendido muy bien durante todos estos meses les doy las gracias por sus cuidados y por la paciencia que han tenido conmigo. Agradezco especialmente a mi amigo Jesús Salas por haber estado siempre muy pendiente de mí desde el principio. A los sanitarios les ha tocado tiempos muy difíciles con la pandemia. Luchan día a día por salvar a los enfermos de Covid 19, se arriesgan a contraer el virus y a morir pero pese a eso siguen luchando por salvar cada vida humana del Coronavirus. Están luchando muy duro por cuidar y salvar a los pacientes de Covid 19 y son por ello unos héroes que merecen nuestro respeto, agradecimiento y reconocimiento. Me gustó mucho cuando la gente se asomaba a los balcones para aplaudir como una muestra de apoyo a los sanitarios para darles ánimos. Tenemos que apoyarles con nuestra oración y por supuesto siguiendo las normas de prevención sanitaria: lavado de manos, mascarilla obligatoria y distancia de seguridad. También recomiendo que cuando estéis enfermos hagáis todo lo que os dicten los médicos para que os podáis curar y llevar una vida más sana y plena.

-Apoyo moral y espiritual de familia y amigos: Durante mi enfermedad sí he sentido el apoyo y la oración de la gente que me quiere. Mi familia ha estado siempre conmigo al pie del cañón, sobre todo mi madre. Como dije ante mis tíos vinieron a visitarme durante mi ingreso para preocuparse por mí. Incluso una de mis tías se quedó entonces unos días en Badajoz cuidando a la abuela mientras permanecí ingresado. Cuando asistí a misa acompañado de mi familia el domingo después de recibir mi alta hospitalaria la comunidad parroquial entera me recibió con los brazos abiertos felices por salir del hospital.

Han estado todos y también mis amigos de JEC y Profesionales Cristianos pendientes de mi salud en todos estos meses de enfermedad hasta mi curación. Incluso el arzobispo de mi diócesis, Don Celso, también estuvo pendiente de mí y conté también con sus oraciones, lo cual se lo agradezco. Mi testimonio de enfermedad y curación llegó incluso a otros lugares fuera de mi ciudad.

Durante esa etapa difícil también empecé a mantener contacto con el cardenal Miguel Ángel Ayuso, presidente del Consejo Pontificio para el diálogo interreligioso, con quien ahora tengo una buena amistad y le agradezco su interés por mí y sus oraciones. También rezaron por mí un grupo de oración de Polonia. A todos los que rezaron por mí les agradezco por sus oraciones. En estos momentos sentí el amor, cariño y consuelo de todos los que rezaron por mí.

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-Esperanza en medio de la oscuridad: Los tiempos duros que ahora nos tocan vivir y lo que he sufrido con mi enfermedad me han ayudado a tener más empatía con el sufrimiento humano. A ratos sigo viendo el futuro muy negro pero sé que la oscuridad y el mal no tendrán nunca la última palabra y que estos momentos de oscuridad pasarán y darán paso a la luz. Así lo demostró Jesucristo cuando resucitó al tercer día de su pasión y muerte. Así lo he visto yo con mi enfermedad y mi curación. Cuando estaba enfermo me sentía abatido, hundido; como si estuviera en la oscuridad y al curarme del todo me sentí renacer y con ganas renovadas de seguir adelante con mi vida, hacer el bien y tener una vida plena y mejor. Además mi experiencia pasada de sufrimiento me hace recordar una frase del poeta libanés Khalil Gibran que sirve para expresar lo vivido y que puede aplicarse ahora en estos momentos inciertos de pandemia: “Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes”.

-Esperanza a través de la Historia: Otro motivo de esperanza es saber que no es la primera vez que la humanidad se enfrenta y sobrevive a una pandemia. Ejemplos de ello son la peste negra del siglo XIV o la gripe española de 1918. Al contrario que en aquellos acontecimientos duros, nosotros ya tenemos medios y experiencia suficientes para protegernos del contagio del covid 19. Como historiador creo que de estos acontecimientos podremos aprender mucho para protegernos mejor de futuras pandemias y salir adelante pese a la adversidad.

Oración Final

Oh Jesús mío, tú que nos das salud y vida plena, te doy gracias por curarme de mi cáncer. Te doy gracias por cuidarme durante todos estos meses que estuve enfermo del Linfoma de Hodgkin. Gracias por estar a mi lado en mis momentos de mayor dolor durante estos meses. Te doy gracias por las lecciones aprendidas durante esta difícil etapa de mi vida. Gracias por darme fe en mi recuperación y por mantener en mí la esperanza pese a mis miedos, mis inseguridades y a la pandemia del covid 19. Tú que estás al lado de los que sufren, te ruego por quienes sufren a causa del covid 19 o de cualquier enfermedad. Ayúdales y reconfórtales en su sufrimiento. Reconforta y cuida a los médicos que trabajan duro por garantizarnos una salud plena y más ahora en estos tiempos de pandemia. Consuela y ayuda a quienes han perdido su trabajo como consecuencia de la pandemia.

Te ruego que nos salves del bichito y que después de esta prueba este mundo sea un mundo mejor para todos sin excluir a nadie. Te ruego que después de la pandemia todos los seres humanos, sean cuales sean sus diferencias, aprendamos a convivir en fraternidad humana en un mundo sin muros, sin odios, sin guerras, sin prejuicios, sin intolerancia al diferente, sin egoísmos, sin la globalización de la indiferencia y sin la cultura del descarte. Ilumina a este mundo sumido ahora en la oscuridad y la incertidumbre a causa de la pandemia y otros males.

Conclusión

Mi testimonio es una historia de esperanza y luz en medio de la oscuridad, del sufrimiento, del dolor, de la incertidumbre. Lo comparto para que sirva de ayuda a quienes ahora están sufriendo mucho, ya sea por la pandemia o por otro motivo. Algún día esta pandemia pasará y rezo y espero que el mundo salga de esa dura prueba totalmente renovada. Como dijo Santa Teresa de Jesús: “Nada os turbe nada os espante. Quien a Dios quiere nada le falta. Sólo Dios basta”.

 Alberto Gata Tocón

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