'La mujer del perfume' acaba de ser publicado en la editorial San Pablo Javier Elzo: "Aplaudo con fuerza y agradecimiento el libro 'La mujer del perfume', de Margarita Saldaña"
"Gozo, alegría, placer no son sentimientos frecuentes en nuestra iglesia. Desgraciadamente"
"Sí, el placer puede ser bello, bueno y natural. Tan natural como la libido"
| Javier Elzo
Cerrando la quinta y definitiva redacción de mi próximo libro, leo en Religión Digital la publicación de Margarita Saldaña, teóloga y periodista, “La mujer del perfume” (Ed. San Pablo 2022) en base al breve texto de Mc 14, 3-9.
Encargo inmediatamente el libro, de apenas 68 páginas. Pero la recensión en RD de José Lorenzo me es suficiente para trasladar aquí, algunas ideas del libro de Saldaña, que incorporaré al mío. A la cuestión de ¿Por qué el mensaje subyacente está poco presente en la Iglesia de hoy?, responde Saldaña: “Quizá porque la figura de la protagonista, una mujer anónima que se atreve a franquear todas las barreras sociales, cuestiona demasiado unas estructuras que siguen marcadas por el patriarcado y el clericalismo”.
Más adelante leemos esta reflexión de Saldaña, que me recuerda algún texto mío, a cuenta de la pedofilia clerical: “La sensualidad y el placer son temas que tradicionalmente han sido mirados con malos ojos en la Iglesia, y de los que se ha hablado y se habla poco de manera abierta y en sentido positivo. La mujer, particularmente, aparece como fuente de provocación y amenaza para la castidad de los varones, sobre todo de los clérigos. En ese contexto de interpretación, resulta difícil captar el sentido y la relevancia de este relato. Es necesario recuperar el punto de vista
genesíaco ("y vio Dios que era bueno") para afrontar la escena en su bondad y en su belleza original, como lo hace Jesús”. Sí, el placer puede ser bello, bueno y natural. Tan natural como la libido.
Jesús y la relación con el placer
Más rotunda aún Saldaña: “Parece peligroso, incluso blasfemo, contemplar a Jesús en relación con el placer. Y, sin embargo, el placer es una experiencia antropológica que Jesús, en su humanidad verdadera, también ha vivido. Marcos deja entender que Jesús acoge el placer que esta mujer le regala con su perfume, y que su mirada reconoce en este gesto una obra, no solo “buena” sino también "bella" y digna de ser recordada”.
A la última cuestión ¿Viven los cristianos de hoy más reprimidos de lo que mensaje de belleza, amor, entrega, afecto, cariño, respeto, sensualidad… nos muestra en esa escena del Evangelio?, responde Saldaña así: “Aunque el tema del placer se halla omnipresente en nuestra cultura, no está tan claro que los cristianos lo vivamos conscientemente a partir de las claves de Jesús. Liberar al placer de las etiquetas negativas que se le han ido adhiriendo con el paso de los siglos y redescubrirlo como una dimensión querida por Dios en su plan creador, podría ayudarnos a vivirlo con mayor libertad, profundidad y respeto”.
Aplaudo con fuerza y agradecimiento. Recuerdo una ceremonia pascual, la noche de Sábado Santo, en mi entrañable Abadía de Scourmont, en Bélgica, cuando estaba yo estudiando en Lovaina, cómo comente a dos monjes trapenses de Scourmont, que no veía alegría alguna después de la ceremonia donde festejábamos la resurrección de Jesús el Cristo. No me contestaron, pero nos bebimos unas cervezas de la Abadía (Chimay) con queso, también de la Abadía. Gozo, alegría, placer no son sentimientosfrecuentes en nuestra iglesia. Desgraciadamente. Bienvenido sea el libro de Margarita Saldaña.
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