"Es importante estudiarlas, pero también saber conservarlas de forma correcta" Las gárgolas, elementos patrimoniales con alma propia reivindicados en una muestra en un pueblo de Tarragona

(Flama).- De las paredes que hay debajo de un porche donde confluyen varias calles del casco antiguo del municipio tarraconense de Alcover, en el Alt Camp, han surgido desde hace pocos días un conjunto de gárgolas renacentistas.

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Sin embargo, no son de piedra, sino de poliestireno y de cemento cola, y están elaboradas, con motivo de las fiestas patronales de la población, para imitar algunas de las doce piezas —construidas hace poco más de 400 años— que han soportado las inclemencias meteorológicas de todas las épocas posteriores desde las paredes de la iglesia parroquial de este pueblo. "Estas, pero también las que tienen que ver con el desinterés humano por conservarlas bien", como remarca Joan Maria Martorell (Barcelona, 1962), artista polifacético y diseñador oficial de uno de los tramos de la calle Verdi de Barcelona con motivo de las Fiestas de Gracia.

"No son piezas pensadas para ser eternas -acaba Martorell-, pero podemos ayudarlas a vivir muchos más años"

Así es como vecinos, turistas y curiosos se detienen estos días para fotografiar estas terroríficas, pero, al mismo tiempo, bellas y simbólicas representaciones que han servido, más allá de decorar este tramo de la villa, para hacer que muchas de las personas que viven allí descubran que conviven con un león, un perro, un águila, una cabra, un antropomorfo o un monstruo animal, en referencia a los seis de los doce ejemplares que sobreviven, mudos y hieráticos, desde las alturas de este municipio de poco más de 5.000 habitantes.

"Vecinos, turistas y curiosos se detienen estos días para fotografiar estas terroríficas, pero, al mismo tiempo, bellas y simbólicas representaciones"

Con el apoyo de su hija Laura (Barcelona, 1991), ambos artistas han permitido sumergir a los visitantes —como seguirán haciéndolo hasta el 19 de octubre, cuando se desmonte esta ‘performance’ al aire libre— "en la época en que Don Quijote se acercó a estas tierras con la compañía de Sancho Panza y descubrió desde piratas hasta bandoleros", señalan, pero también canteros que soltaban su imaginación y superaban la posible censura eclesial del época. "Al aproximarnos fotográficamente a nuestras gárgolas —afirman—, hemos encontrado detalles que, a simple vista, ninguna generación ha podido detectar". Para padre e hija, el proyecto ha supuesto descubrir mensajes imperceptibles durante casi medio milenio.

“Es importante que haya estudios sobre este elemento presente en muchos templos [como en la Catedral de Tarragona, pero también en la de Oviedo, o bien en el Hospital Real de Santiago de Compostela], pero más importante es todavía su conservación”, apunta Joan Maria Martorell, quien, para presentar este proyecto, ha contado con el asesoramiento de expertos como la investigadora Dolores Herrero, doctora por la Universidad Complutense de Madrid. "No son piezas pensadas para ser eternas -acaba Martorell-, pero podemos ayudarlas a vivir muchos más años".

"El proyecto ha supuesto descubrir mensajes imperceptibles durante casi medio milenio"