A finales de marzo publiqué un artículo que lleva como título "Trabajar y Trabajar en equipo", concluía el mismo con una cita del libro de Juan Carlos Cubeiro: El Bosque del Líder.
Comienzo la reflexión de hoy con una nueva cita de este libro "No nos engañemos: un equipo excepcional debe estar formado por gente excepcional. No vale cualquiera. Son personas excepcionales desde el punto de vista de sus cualidades, no de sus conocimientos. Tú y yo conocemos auténticas lumbreras incapaces de relacionarse con los demás. Nuestro lenguaje del aire son las competencias, las características personales que buscábamos, coherentes con nuestra cultura de empresa y nuestra estrategia".
Liderar no es dirigir, ni mandar ni ser jefe de alguien ni controlar los medios para crear una visión única; es ante todo compartir, animar, motivar, escuchar y construir de manera conjunta un proyecto coherente y creíble. Implica entusiasmar y hacer que el presente sea creíble en la Organización, y el futuro posible para que no deje de existir ¡Aquí está el éxito!
Esto, aplicado a la realidad política supone que, ante momentos como los que se están viviendo, pueda construirse, de manera conjunta, un presente certero fomentando un futuro realístico.
Potenciar el liderazgo compartido implica que hay que realizarlo pensando siempre en el bien de todos; se puede señalar que el objetivo principal es la dignificación de las personas.
El punto de partida es este y no otro, si no será imposible construir un proyecto conjunto. Y ocurrirá porque cada participante querrá ejercer su propio liderazgo, lo cual im
posibilita el desarrollar un espíritu de trabajo en equipo y, por tanto, de establecer un liderazgo compartido.
En la actualidad pareciera que nos hacen falta perfiles de políticos que, con verdadera vocación de servicio, busquen este objetivo. A nivel nacional es muy importante que los políticos crean de verdad en el Liderazgo Compartido, lo cual conlleva generosidad y capacidad de escuchar a los demás.
Sin duda habrá muchos políticos que están intentando a nivel local organizar en sus Municipios un proyecto de liderazgo compartido, convirtiéndose en referentes de sus comunidades y de la sociedad en general. Señalo una figura que puede ser un ejemplo para todos los políticos, el Alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida. Su manera de ser y de estar, al mismo tiempo que su hacer, se están convirtiendo en un vivo reclamo para quien desee ejercer la política con un espíritu de servicio, y que se concreta en trabajar desde la generosidad.
Sin la voluntad de trabajar en equipo será imposible de que exista una verdadero liderazgo compartido. Hay que compartir un proyecto y, necesariamente, tiene que ser el que tenga mayor representatividad social y política. Esto se explicita en nuestro espacio de convivencia en que el PSOE y el PP suman más de 200 representantes en el Congreso de los Diputados y, si se suma Ciudadanos, estaríamos hablando de llegar casi a los 220 diputadas y diputados. Pero, para llegar a este punto, habrá que preguntarles a los Señores Sánchez, Casado y a la Señora Arrimadas si es verdad que quieren trabajar desde un liderazgo compartido. Es la primera pregunta que habría que hacerle al Presidente Sánchez, por parte del Sr. Casado y por parte de la Sra. Arrimadas ¿quiere Vd. que construyamos un proyecto con un liderazgo compartido? La misma pregunta deberían haberse hecho antes Pablo Casado e Inés Arrimadas. Según sea su respuesta existirá voluntad de construir un camino que nos siga manteniendo en el presente y, sobre todo, en el futuro en una democracia sólida que busca la dignificación de las personas. Si la respuesta es titubeante, no se dará el marco ideal para dar soluciones coherentes a lo que el 75% de la población de España estamos demandando.
Respondiendo afirmativamente los tres. Sería el momento de que cada uno llevará por escrito su proyecto de colaboración, y sobre los tres documentos, consensuar un documento único. Son suficientes diez puntos, no hacen falta más. Este trabajo tendría que ser realizado personalmente y de manera conjunta por Pedro Sánchez, Presidente del Gobierno, por Pablo Casado y por Inés Arrimadas. A partir del mismo debería de construirse un grupo de trabajo formado por miembros de sus formaciones políticas, técnicos, empresarios, emprendedores, agentes sociales y tercer sector para desarrollar los principios consensuados por los tres líderes políticos, enriqueciendo el contenido del documento original. Entre todos estarían poniendo en marcha un liderazgo compartido. Como objetivo, no se puede olvidar, la dignificación de las personas.
En el mundo empresarial se estaría hablando de un equipo de alto rendimiento. Le animo a este nuevo equipo político, de alto rendimiento, a que tenga en cuenta lo que Juan Carlos Cubeiro recoge en el libro citado. "Hay al menos dos cualidades, dos competencias, que deben compartir todos los miembros de un equipo de alto rendimiento. Una es la empatía, la comprensión interpersonal, la capacidad de ponerse en el lugar del otro, a cierto nivel, que es el de entender los sentimientos de los demás. La otra competencia que comparten los mejores es la integridad, en dos niveles de comportamiento diferentes: cumplir lo prometido y recordar qué es lo correcto a cada instante".
El lunes existe una gran oportunidad para este país, y quienes lo habitamos nos percataremos de quién de los dos, Pedro Sánchez y/o Pablo Casado, no quiere construir un proyecto de liderazgo compartido. Todas las fuerzas políticas son necesarias; pero, es indiscutible, que las que tienen que echar a andar conjuntamente son el PSOE y el PP, tienen más de 200 diputadas y diputados. En ambos Partidos debe de estar la voluntad de dar una verdadera respuesta a 75% de la población.
El lunes podrá verse, si hay voluntad de superar la decepción y la frustración que, una gran mayoría de personas de este país, tuvimos la semana pasada; porque, de otra forma, podremos concluir que los partidos políticos no tienen líderes a nivel nacional y habrá que buscarlos en otros espacios.
Las empresas con éxito construyen el liderazgo compartido, nos dice Cubeiro "apoyados en diez normas de comportamiento correspondientes a la comunicación, la generación de confianza, la toma de decisiones y el compromiso". Se las dejo escritas al Presidente del Gobierno, al líder de la oposición y a la Doña Inés Arrimadas:
"1) Dedicamos el 80 por ciento de nuestro tiempo a la consecución de los objetivos estratégicos del equipo. 2) Todos en este equipo somos co-responsables de los objetivos de todos. 3) Compartimos el compromiso con el conjunto de la empresa. 4) Nuestro equipo se basa siempre en la confianza. 5) No dejamos que un colega esté en disposición de fracasar. 6) Reconocemos logros, no las horas trabajadas. 7) Nos enfrentamos al conflicto potencial y a las dificultades y ofrecemos ayuda al resto de los miembros del equipo. 8) No debemos acercarnos al fracaso sin pedir ayuda a los demás miembros del equipo. 9) No seguir alguna de estas reglas tiene consecuencias. 10) Tenemos la obligación de dejar claro a todos los niveles que cuando el equipo ha tomado una decisión, todos la compartimos.
Estas diez reglas deberían recordar al Sr. Sánchez, al Sr. Casado y a la Sra. Arrimadas, que para dar respuestas coherentes y fiables a quienes formamos parte de este país no caben tácticas políticas, no deben de existir intereses partidistas y no se busca el rédito electoral. Se pretende construir una sociedad renovada que basa su existencia en La Constitución y en la libertad de las personas. Queremos respuestas que nos ayudan a superar la crisis económica y social en la que nos estamos adentrando.
Para concluir añado a este artículo unas palabras del Papa Francisco, dichas recientemente: "Si algo hemos podido aprender en todo este tiempo, es que nadie se salva solo. Las fronteras caen, los muros se derrumban y todos los discursos integristas se disuelven ante una presencia casi imperceptible que manifiesta la fragilidad de la que estamos hechos. La Pascua nos convoca e invita a hacer memoria de esa otra presencia discreta y respetuosa, generosa y reconciliadora capaz de no romper la caña quebrada ni apagar la mecha que arde débilmente (cfr. Is 42, 2-3) para hacer latir la vida nueva que nos quiere regalar a todos. Es el soplo del Espíritu que abre horizontes, despierta la creatividad y nos renueva en fraternidad para decir presente (o bien, aquí estoy) ante la enorme e impostergable tarea que nos espera".