He terminado de leer 'Línea de Fuego' de Arturo Pérez-Reverte "No debería repetirse nunca"
"Los padres transmitimos amor infinito, por esta razón no debería producirse en ninguna parte del mundo lo más terrible que puede darse, una guerra, y menos aún un conflicto bélico entre hermanos"
"Las guerras nos hacen perder la perspectiva y generan en nosotros una sin razón que, con toda seguridad, una vez terminado el conflicto, nos conduce a un sufrimiento que nos acompañará a lo largo de nuestra vida"
"Pareciera que 81 años después estuviéramos, otra vez, en el mismo punto de partida; claro la situación actual nada tiene que ver con el contexto histórico de esos horribles años"
"Los líderes políticos deberían de sopesar lo que están haciendo porque su manera de actuar nos está llevando a una dialéctica alimentada por un marketing nada sensato y muy poco constructivo"
"Pareciera que 81 años después estuviéramos, otra vez, en el mismo punto de partida; claro la situación actual nada tiene que ver con el contexto histórico de esos horribles años"
"Los líderes políticos deberían de sopesar lo que están haciendo porque su manera de actuar nos está llevando a una dialéctica alimentada por un marketing nada sensato y muy poco constructivo"
He terminado de leer el libro titulado "Línea de Fuego" de Arturo Pérez-Reverte.
Ayer volvía de un viaje de trabajo y en el avión se produjo una estampa entrañable, un padre acunaba a su bebe entre sus brazos, muy pegados a su pecho. Una imagen muy humana y llena de amor infinito. Esta escena produjo en mí un sentimiento difícil de explicar; pero vino a mi mente la imagen de mis padres, ya fallecidos y también la de mis hijos cuando eran bebés y los acercaba a mi regazo. Todo esto despertó y avivó en mi una gran angustia, porque justo en este vuelo apuraba las últimas páginas del libro que he mencionado y me quedé fijamente mirando la frase que aparece en la contraportada "Es lo malo de estas guerras. Que oyes al enemigo llamar a su madre en el mismo idioma que tú".
Los padres transmitimos amor infinito, al igual que lo que estaba contemplando en el vuelo y esto es lo más maravilloso que puede ocurrir entre los padres y los hijos; por esta razón no debería producirse en ninguna parte del mundo lo más terrible que puede darse, una guerra, y menos aún un conflicto bélico entre hermanos.
En mi mente se estaba originando una reflexión acerca del porqué las personas somos capaces de adentrarnos en el camino sinuoso y nada perfecto de la guerra, al mismo tiempo que la imagen del padre acunando a su bebe me decía que con el amor infinito que los padres damos a los hijos no deberíamos permitir que existieran los conflictos bélicos porque éstos terminan matando a nuestros hijos.
Las guerras nos hacen perder la perspectiva y generan en nosotros una sin razón que, con toda seguridad, una vez terminado el conflicto, nos conduce a un sufrimiento que nos acompañará a lo largo de nuestra vida. Este párrafo lo escribo porque puede ser la conclusión a la que se puede llegar una vez alcanzada la página 682 del libro.
Las páginas 672,673,674 y 675 son una expresión viva del amor y el respeto que puede existir entre las personas. El cariño y el afecto es lo que debería de regir en nuestras vidas y al mismo tiempo que hay que vencer el odio y el rencor.
El libro te hace estar en tensión desde la primera letra hasta la última; pero estas páginas te ayudan a comprender que lo que verdaderamente tiene que importar son las personas, más allá de que se hayan cometido atrocidades, consecuencia éstas de la sin razón de la guerra. Al final para unos y para otros lo que cuenta es la amistad, el cariño, el afecto y el dejar pasar las cosas, sí, con toda seguridad, cuando se vive un trauma como es una guerra, lo que las personas parecen pedir es olvidarse del odio y construir un futuro digno y justo.
Pareciera que 81 años después estuviéramos, otra vez, en el mismo punto de partida; claro la situación actual nada tiene que ver con el contexto histórico de esos horribles años; pero la tensión que muchas veces generan los políticos, desgraciadamente fomenta enemistad y rompe el afecto existente entra las personas.
Cerré los ojos e intentaba dejarme llevar por la música que estaba escuchando a través de mis auriculares; pero de pronto comenzamos a atravesar una zona de turbulencias y esto me devolvió al texto del libro que había terminado de leer. No quería, pero la imagen que había dejado el padre acunando al bebé me enfrentaba a tantos jóvenes fallecidos en nuestra guerra civil y no era capaz de poder razonar cómo los humanos podíamos perder el sentido del amor infinito que somos capaces de transmitir a nuestros hijos.
Desde la página 656 a la 663 se relata la humanidad que tiene el Mayor de milicias Emilio Gamboa Laguna y la incoherencia de otros oficiales. Es triste y deprimente el observar la facilidad con que muchas personas olvidan que los conflictos solamente traen desgracias. Terminan los humanos siendo marionetas que controlan y dirigen un grupo muy selecto de jefes y de mandos. Precisamente, la democracia tiene la inmensa solvencia de favorecer que, quienes vivimos en este sistema, podamos aspirar a ser libres sin dejarnos manipular por consignas y por titulares.
Los conflictos siempre están amparados en tendencias populistas intentando expandir sus ideas bajo parámetros de rencor y de odio. Así, de manera fácil, perdemos el sentido de amor infinito que los seres humanos damos a nuestros descendientes.
Lo peor que le puede pasar a una sociedad democrática es que los partidos políticos que deberían aportar a la misma consenso y estabilidad pierdan la vocación de servicio que tienen que ofrecer a quienes integran la sociedad. Cuando se ignora esta perspectiva nos podemos hallar en las trincheras de una guerra sin sentido. Sí, la guerra dialéctica que ayuda a enarbolar consignas destructivas y que siempre son preludio de algo nada bueno. Se blandea un lenguaje lleno de calificativos destructivos, términos que muchas personas asumen en un verbo fácil que lleva a trasladar una sensación de conflicto permanente. Se empiezan a cultivar las peores formas y maneras de comunicarse y, de verdad, esto no traerá nada bueno.
Las turbulencias han pasado, se apaga el testigo de los cinturones; pero la sobrecargo recomienda que los sigamos teniendo abrochados. En mi mente se fragua la idea de que las tensiones políticas, al vivir en democracia, serán como las turbulencias atravesadas y, de nuevo, nos encontraremos surcando el cielo con serenidad y sosiego, llevamos una velocidad de crucero democrática que no puede ser afectada por las turbulencias pasajeras, lo cual terminará conduciendo al avión de la democracia al aeropuerto oportuno y conveniente.
Al encontrarse el aéreo en su ruta con la estabilidad oportuna, el padre retoma el ritmo de acunar a su bebe, se desprende de su rostro un aire de felicidad inmenso y mira con amor infinito a la criatura que cuida y protege en sus brazos.
"Cuando Julián Panizo llega a la orilla del Ebro cargado con Rafael a la espalda, sólo hay allí equipo abandonado,......Sostiene a Rafael por las piernas, y el chico le echa las manos al cuello; es delgado, pero su peso en la espalda,....., fatiga mucho a Panizo. Así que después de unos pasos, agotado, se arrodilla y deja caer al suelo con el mayor de los cuidado de que es capaz. Deja al biberón -Rafael- boca arriba..........Quédate ahí quieto y callado....¿vale? Lo agarra el biberón por la camisa, alzando un poco la cabeza ¿Vas a dejarme aquí? No seas idiota, hombre. Voy a echar un vistazo..........Saca Bescós los gemelos del brigadista muerto, ajusta la ruedecilla y echa un vistazo....hay un flotador de corcho...y hay dos hombres -Julián Panizo y el biberón Rafael- que se agarran a él intentando alcanzar la isleta de mitad del cauce....." Texto del libro en la Línea de Fuego.
Es un relato que explícita el significado de lo que puede ser el amor infinito entre las personas, claro si somos capaces de superar las limitaciones que nos imponemos al dejarnos arrastrar por consignas sin sentido. Julián Panizo, Rafel, Bescós y Avellanas, en los últimos momentos del conflicto bélico supieron superar los mensajes destructivos que por ambas partes se lanzaban, pesó en ellos el respeto a la vida y, cómo no, afloró el amor infinito que las personas sentimos desde que nacemos al ser acunados y protegidos por el padre y la madre que saben transmitirnos con fuerza el significado que este amor debe de tener en nuestras vidas.
Los líderes políticos deberían de sopesar lo que están haciendo porque su manera de actuar nos está llevando a una dialéctica alimentada por un marketing nada sensato y muy poco constructivo. Esto, el Mayor Emilio Gamboa le expresa con contundencia en las páginas que he señalado.
El vuelo de Iberia ha aterrizado y mientras el avión rueda por la pista me percato que en tierra firme al aparato se mueve con destreza para llegar a la puerta asignada y por la pasarela saldremos un nutrido grupo de personas que durante unas horas hemos compartido, sin conocernos, un espacio cerrado, sujeto a la vulnerabilidad de las turbulencias; pero con la tranquilidad de que hemos viajado en un medio seguro, estable y bien pilotado por profesionales responsables, en cuyo lugar ha estado presente el amor infinito de un padre a su bebé.