De Dios se habla caminando
Jesús, casi siempre de pie y en la carretera
Dios es una historia de amor siempre aconteciendoDios es una historia de amor siempre aconteciendo.
La exclusiva de Dios, la buena, la tienen los que están de salida.
Dios sucede en los caminos y se cuenta en las historias de las caravanas.
La exclusiva de Dios, la buena, la tienen los que están de salida.
Dios sucede en los caminos y se cuenta en las historias de las caravanas.
| Jairo Alberto Franco Uribe
En los evangelios, no sé si lo han notado, se ve que Jesús habla mientras va de camino. Pocas veces se le ve sentado... y cuando lo está, es que se ha detenido para compartir la mesa con otros. Sí, casi siempre de pie y en la carretera.
Esto me hace concluir que de Dios se habla caminando. Dios no es una idea fija que la cabeza puede memorizar, Dios es una historia de amor siempre aconteciendo. Cuando Moisés le pidió a Dios la fortuna de poderlo ver y Dios se lo concedió, el profeta de Israel le vio la espalda, no el rostro, y lo único que pudo hacer al encontrarlo fue perseguirlo.
La exclusiva de Dios, la buena, la tienen los que están de salida, los que van detrás de Él, los que andan la calle y el mundo todo, los que vencen la inercia. Cada vez que los creyentes nos hemos quedado quietos en nuestras casas, cada vez que la Iglesia ha cerrado puertas y se ha asegurado, el Evangelio ha perdido su cualidad, nadie que sea inteligente nos lo cree, la sal se ha vuelto sosa, la luz se ha debilitado.
Las definiciones, los dogmas cerrados, los catecismos atrasados, las predicaciones copiadas, no pueden decir nada de Dios. Describen ídolos hechos por el miedo y la pereza. Dios no cabe en nuestras "cajitas de fósforos", no es el genio que metemos en la botella de la mera razón, no es un pájaro enjaulado en la mente de ningún cazador. Si así fuera, si Dios cupiera en la cajita o en la botella o en la jaula, pues nos podríamos quedar bien quietecitos y hablar sin parar. Podríamos cerrar la puerta y quedarnos en casa o en el templo.
Pero no, Dios sucede en los caminos y se cuenta en las historias de las caravanas. Y hay que poner siempre un pie delante del otro, para intuir algo de Él y osar decir algo de Él. El Evangelio es siempre según caminantes y nunca según sentados. Y aunque las limitaciones de la vida, la enfermedad o la vejez, nos hagan sentar, el corazón de los creyentes estará siempre de viaje. La ontología de Dios es la economía, esto es, teológicamente hablando, la evolución misma del universo y la búsqueda insaciable de la humanidad.