El nuevo presidente de MSC España, Santiago Ruiz, reconoció que este acto es un «motivo de orgullo» de todos los scouts, porque la luz se hará presente en medio de «tiempos complicados, tiempos de incertidumbre y tristeza», pero los scouts responden ante ello «con alegría» y «animando a todos los que nos rodean», con «ese dar sin medida». Una luz que fue encendida en la gruta de la Natividad, en Belén, y que desde Madrid viaja a toda la geografía española para anunciar la paz de Jesús, como recordó el arzobispo de Madrid.
Cumpliendo todas las medidas de seguridad y los límites de aforo, en la catedral se congregaron integrantes de los 35 grupos scout de Madrid. Los confinamientos perimetrales vigentes impidieron la presencia de los scouts del resto de comunidades; de ahí que, como explica Esther Lasso, delegada diocesana de Scouts de Madrid–MSC, en al altar hubiera velas «representando a todos los compañeros de fuera».
Este año, la entrega ha sido diferente pero la Luz de la Paz de Belén brillará igualmente en todos los rincones de España. Debido a las restricciones para viajar, la llama que se prendió en la catedral de la Almudena es la que se custodiaba desde el evento del año pasado en el convento de las trinitarias. Y aunque el acto simbólico de entrega fue el domingo, esta misma luz se ha ido ya distribuyendo en efecto dominó desde Madrid al resto de España. «Es un reparto de fronteras», como explica Lasso, pasando de comunidad a comunidad, y de diócesis a diócesis, de modo que para este domingo, 20 de diciembre, estén en su destino.
La luz de Jesús no se puede esconder ni guardar
Junto a las velas, en el altar se dispusieron las pañoletas y las insignias, los símbolos más expresivos del escultismo, y en el presbiterio, junto a una hoguera y una tienda de campaña, se colocó un representante de cada una de las ramas de los scouts: castores, lobatos, exploradores, pioneros, rutas, responsables, familias y consiliarios. El arzobispo de Madrid reconoció que le había impresionado la canción de la promesa scout, en la que se dice «me entrego enteramente a ti, Señor […] y prometo con tu gracia ser siempre fiel». Durante sus palabras, recordó a los presentes –y a todos los que seguían la celebración a través del canal de YouTube de la archidiócesis de Madrid–, que la luz de Jesús «no la podemos esconder» ni guardarla.
Asimismo, destacó distintos aspectos «que me gustaría que los scouts vivieseis en vuestro corazón y en vuestra vida». En primer lugar, hay que cuidar el mundo porque «todo lo que ha creado Dios es para el bien del ser humano», pero hay que hacerlo juntos, «y tenemos necesidad de acompañarnos los unos a los otros», sin desentendernos de los demás. Así, los animó a construir fraternidad en estos momentos además tan especiales de pandemia: «Ayudémonos unos a otros–insistió–; si nos ayudamos, seremos capaces de superar las dificultades».
Hacer un hogar de este mundo fue otra de las propuestas del cardenal Osoro a los scouts. «El ser humano necesita un hogar», recordó, un lugar «donde uno es libre, se siente querido, respetado, considerado, se siente persona en definitiva». Junto a todo esto, «hagamos posible que se implante la justicia», la que enseña Jesús, «que nos da más oportunidades», como a la mujer adúltera.
La importancia de poner en un lugar central al hombre fue otro de los ánimos que dio el arzobispo: «No utilicemos a los demás, no nos sirvamos de los demás», les recordó a los scouts, «a eso viene la Luz de Belén, a que hagamos posible que en el centro esté el ser humano». Y finalmente, «implantemos la paz que trae Jesucristo», que es la que «nos desarma, nos quita el egoísmo, el odio, el mal pensar, nos pone todo lo contrario: la capacidad de amar, de entregarme al otro, de servirlo […] de cuidar al más débil…».
Después de recibir la luz, que supuso el acto culmen de la celebración, acompañada de cantos y danzas por parte de algunos de los jóvenes, el purpurado animó, en especial a los scouts de la diócesis, a llevar la luz a sus parroquias para que «en todo Madrid y en todas las casas pueda haber una vela encendida con la luz que ha venido de Belén». Y concluyó con una llamada a todos los scouts católicos: «Tenéis muchas cosas que decir con vuestra vida, que llevar con vuestra manera de ser y de estar junto a los demás. El escultismo católico es necesario que se haga presente en este mundo».