Primera entrevista del obispo de Almería tras la marcha de González Montes Gómez Cantero: "La situación económica de la diócesis es difícil, se intentará, quizás en bastantes años, solventar"
"Los paisajes cambian, los momentos históricos cambian y la vida de las personas cambia. A mí no me gusta hablar de cerrar nada, no hay que cerrar nada: hay que abrir más las puertas y caminar"
"Se hizo un estudio serio y detrás de mi está el Consejo de Economía de la Conferencia Episcopal, del que también formo parte y se intentará, quizás en bastantes años, solventar"
Sobre el futuro del Seminario, que ahora está vacío, el prelado apuntó a "un alquiler del edificio (no como se ha dicho por ahí para una residencia de ancianos) que haga que nos sea menos costoso y también para favorecer a la provincia de Almería y alquilarlo por una serie de años hasta que vayamos saliendo poco a poco"
Sobre el futuro del Seminario, que ahora está vacío, el prelado apuntó a "un alquiler del edificio (no como se ha dicho por ahí para una residencia de ancianos) que haga que nos sea menos costoso y también para favorecer a la provincia de Almería y alquilarlo por una serie de años hasta que vayamos saliendo poco a poco"
Desde el pasado 30 de noviembre, Antonio Gómez Cantero ya es el único obispo de la diócesis de Almería. Un Obispado con una deuda millonaria (se habla de más de 20 millones de euros) que, como señala en una entrevista a La Voz de Almería, "se intentará, quizás en bastantes años, solventar".
En la entrevista, el prelado es muy elegante con Adolfo González Montes, a quien despedirá en una eucaristía este domingo. Gómez Cantero no quiere hablar de cerrar heridas, porque "en la Iglesia no hay que cerrar nada, hay que continuar caminando". "Los paisajes cambian, los momentos históricos cambian y la vida de las personas cambia. A mí no me gusta hablar de cerrar nada, no hay que cerrar nada: hay que abrir más las puertas y caminar", explica a Álvaro Hernández.
"Un estudio serio"
Sobre la crisis económica y las dudas que han generado varios grupos anónimos en las redes y en algún medio digital, el obispo señala que "se hizo un estudio serio y detrás de mi está el Consejo de Economía de la Conferencia Episcopal, del que también formo parte y se intentará, quizás en bastantes años, solventar".
"El Covid nos ha traído un descendimiento de participación en las iglesias y en las colectas, pero yo sí que tengo esperanza. La situación es difícil y yo no suelo entrar en estos temas porque luego se interpretan mis palabras, pero es una situación difícil. Hay que seguir poniendo medios y sobre todo siendo muy sobrios y gastando poco. La sobriedad nos va a ayudar y nos va a hacer más humildes, además", recalca.
"Un embarazo lento"
Pese a todo, el prelado se siente "muy bien. Esperanzado y contento" con la misión que ahora empieza, tras nueve meses como coadjutor. "Un embarazo lento", explica. "Cuando uno llega nuevo a un sitio tiene que aprender mucho, mirar mucho, hablar mucho, estar con la gente, escuchar mucho… Y uno se tiene que ir acomodando, en el buen sentido de la palabra, a las personas, los paisajes, la vida social y la vida eclesial... Ha habido días mejores y días peores".
¿Qué retos se marca para su episcopado en Almería? "No me marco ninguno, porque yo tengo que escuchar a todo el pueblo santo de Dios, a todas las comunidades y ahora que estamos en sínodo, es que me ha venido Dios a ver: ahora hay que escuchar. Que se reúna la gente y que diga con qué Iglesia sueñan. Y después ya veremos por dónde tenemos que trazar las necesidades de este momento, aquí y ahora, en nuestra Diócesis. Lo primero es que la gente hable. Hay un futuro abierto bueno y de mucho trabajo", relata.
Sobre el futuro del Seminario, que ahora está vacío, el prelado apuntó a "un alquiler del edificio (no como se ha dicho por ahí para una residencia de ancianos) que haga que nos sea menos costoso y también para favorecer a la provincia de Almería y alquilarlo por una serie de años hasta que vayamos saliendo poco a poco".
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