Entrevista al nuevo vicario general de Almería Ignacio López Román: "Es verdad que arrastramos una situación económica delicada"
"Hay una renovada alegría y esperanza por el inicio de esta nueva etapa en nuestra diócesis"
"Nuestro pueblo, y especialmente nuestros diocesanos, han vivido momentos de escándalo ante las noticias y comentarios que salían en prensa; muy triste"
"Nuestra iglesia diocesana es una iglesia martirial; nunca hemos nadado en la abundancia de recursos; nos falta clero para poder atender mucho mejor a nuestras comunidades"
"Tenemos muchas razones para estar preocupados, pero son muchas más y más fuertes las razones para caminar confiados en el Resucitado y apoyados en los hermanos; y, además, hacerlo con alegría"
"Nuestra iglesia diocesana es una iglesia martirial; nunca hemos nadado en la abundancia de recursos; nos falta clero para poder atender mucho mejor a nuestras comunidades"
"Tenemos muchas razones para estar preocupados, pero son muchas más y más fuertes las razones para caminar confiados en el Resucitado y apoyados en los hermanos; y, además, hacerlo con alegría"
"Mi firme voluntad siempre fue, antes de ir a la cita, en ese momento y ahora, la de ayudar a don Antonio en todo aquello que pueda para que su ministerio entre nosotros sea muy fructífero y para que sienta el apoyo y la lealtad que humildemente pueda ofrecerle en la tarea tan grande que el Santo Padre le ha encomendado". Ignacio López Román no esperaba, hace dos semanas, ser nombrado vicario general de la diócesis de Almería, pero cuando Antonio Gómez Cantero se lo propuso, aceptó de inmediato.
Sólo puso una 'condición': "Siempre realizar el mejor servicio a nuestro obispo y a la iglesia", especialmente un momento de dolor por la situación económica y la intervención de Roma, otorgando plenos poderes al obispo coadjutor frente al todavía residencial, Adolfo González Montes.
"Es verdad que arrastramos una situación económica delicada y que tenemos unos retos pastorales y evangelizadores muy grandes, como en toda nuestra España y Europa. Pero no hay reto grande al que la gracia de Dios y la comunión eclesial no pueda hacer frente y vencer", sostiene el nuevo vicario general, que afronta el futuro con dos claves: esperanza y comunión. Hablamos con él.
-¿Cómo supo de su nombramiento? ¿Qué pensó?
Pues el secretario de don Antonio me citó para reunirme con él un sábado por la mañana; ya lo había hecho anteriormente, pero pensé que querría tratar algún asunto más. Previa a esta cita, el día anterior, viernes, participé en una reunión a la que fuimos convocados todo el clero de la diócesis y en esta reunión don Antonio nos explicó la nueva situación en la que estaba tras el último decreto de la Congregación. En dicha reunión también nos dijo que, aunque su primer planteamiento era hacer nuevos nombramientos durante el verano, había decido finalmente comenzar a hacer nombramientos lo antes posible. En ese momento asocié esas palabras con la cita del día siguiente, pero nunca pensé que podría formar parte del equipo de vicarios de la diócesis.
Cuando llegué a mi cita con don Antonio, al día siguiente de la reunión con todo el clero, después de un saludo y unas palabras muy amables, el señor obispo coadjutor me pidió que fuese su vicario general. Yo me quedé muy sorprendido y descolocado. Él me explicó las razones por las que tomaba esta decisión, y yo acepté. Puedo decir que mi firme voluntad siempre fue, antes de ir a la cita, en ese momento y ahora, la de ayudar a don Antonio en todo aquello que pueda para que su ministerio entre nosotros sea muy fructífero y para que sienta el apoyo y la lealtad que humildemente pueda ofrecerle en la tarea tan grande que el santo padre le ha encomendado.
-¿Cuáles son sus funciones? ¿Qué le ha pedido monseñor Cantero?
Pues mis funciones son las propias, según el derecho canónico, de un vicario general: ayudar al señor obispo en las tareas de gobierno de la diócesis y, además, moderar la curia diocesana. Esto supone mucha dedicación, atender a muchas personas, gestionar asuntos con autoridades civiles, con párrocos, con asociaciones… pero todo al fin y al cabo es la concreción de una estrecha colaboración con don Antonio y con el equipo de gobierno, buscando siempre realizar el mejor servicio a nuestro obispo y a la iglesia.
-¿Cómo ha sido el 'traspaso de poderes'?
Sinceramente, ha sido muy bueno. Desde el primer minuto me puse en contacto con el vicario general anterior, y últimamente pro-vicario general, don Miguel a quien le tengo un gran aprecio, para reunirnos y hablar sobre los asuntos más importantes que debería tener en cuenta en este inicio de mi tarea como vicario general. La comunicación entre nosotros es muy buena y creo que estamos haciendo bien esta transición.
-¿Cuál es la situación de la diócesis de Almería? ¿Cómo lo está viviendo usted?
La situación de la diócesis es muy buena en cuanto que, en el presbiterio, entre los religiosos y religiosas, en los laicos, hay una renovada alegría y esperanza por el inicio de esta nueva etapa en nuestra diócesis; basta con pasear por las calles al lado de don Antonio para darse cuenta de ello. Y no, no estoy eludiendo la pregunta, es que sinceramente creo que Almería está en un momento precioso. Pero también es verdad que arrastramos una situación económica delicada y que tenemos unos retos pastorales y evangelizadores muy grandes, como en toda nuestra España y Europa. Pero no hay reto grande al que la gracia de Dios y la comunión eclesial no pueda hacer frente y vencer. Y esto creo que es importante, la clave de todo: la comunión. Nuestro pueblo, y especialmente nuestros diocesanos, han vivido momentos de escándalo ante las noticias y comentarios que salían en prensa; muy triste. Tengo que decir que nuestros dos obispos están llevando adelante su ministerio con fidelidad a lo que lesha encomendado a cada uno el santo padre. Cada día en la eucaristía pedimos por ellos y nos sentimos muy en comunión con ellos y, por medio de ellos, con toda la Iglesia.
-¿Qué les diría a los fieles ante la situación que se está viviendo?
Pues las palabras con las que don Antonio cerraba su saludo a los diocesanos en la eucaristía de presentación en nuestra santa y apostólica catedral: ¡ánimo y adelante! La iglesia es maestra en experiencias de todo tipo, hemos vivido momentos muy difíciles en estos dos milenios; nuestra iglesia diocesana es una iglesia martirial; nunca hemos nadado en la abundancia de recursos; nos falta clero para poder atender mucho mejor a nuestras comunidades. Pero aquí estamos, sostenidos por la gracia de Dios, iluminados por el testimonio de nuestros mártires, sanamente orgullosos de la generosidad de nuestro presbiterio, de los religiosos y religiosas, de nuestro laicado… Tenemos muchas razones para estar preocupados, pero son muchas más y más fuertes las razones para caminar confiados en el Resucitado y apoyados en los hermanos; y, además, hacerlo con alegría.