El vicario episcopal de la archidiócesis de Valencia relata cómo ha vivido las últimas horas Jesús Corbí: "En una de las parroquias de mi vicaría, las imágenes de los santos han salido flotando por la calle"
"Lo prioritario ahora es estar al lado de las personas y ayudar a los responsables de Cáritas y Cruz Roja, así como todas las demás entidades que colaboran, para que todo pueda volver a la normalidad. Haremos una recogida de comida y mantas sin detenernos y, desde todas las parroquias, haremos todo lo posible"
"El arzobispo habló personalmente con todas las parroquias afectadas. Ayer, hasta la madrugada (y, de nuevo, hoy, desde primera hora de la mañana), me ha estado escribiendo mensajes porque había un sacerdote que no encontrábamos y del que no teníamos noticias. Finalmente, le hemos podido encontrar sano y salvo"
"En Picanya, por ejemplo, la iglesia está destrozada. El agua ha llegado a tocar el techo y las imágenes de los santos están todas esparcidas y algunas de ellas han salido flotando por la calle. El agua arrancó las puertas de la iglesia. La custodia está desaparecida y el Santísimo, debajo del agua"
"En Picanya, por ejemplo, la iglesia está destrozada. El agua ha llegado a tocar el techo y las imágenes de los santos están todas esparcidas y algunas de ellas han salido flotando por la calle. El agua arrancó las puertas de la iglesia. La custodia está desaparecida y el Santísimo, debajo del agua"
| Xavier Pete, Agencia Flama
Este jueves por la mañana, Salvador Jesús Corbí, el vicario episcopal de la vicaría número tres de la archidiócesis de Valencia, seguía enganchado a su teléfono móvil para mantener la línea abierta con los curas de las zonas más afectadas por el temporal DANA y con el arzobispo Enric Benavent. “Me ha dicho [el arzobispo] que ya hemos podido localizar sano y salvo a un cura que no sabíamos dónde estaba”, expone. Desde Torrent, donde es párroco de una parroquia, Corbí sigue centrando todos sus esfuerzos en ayudar a “las familias que se han quedado literalmente en la calle” y, a la vez, en remediar los desperfectos sufridos en muchos templos parroquiales.
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¿Cómo describiría todo lo que ha vivido en las últimas horas?
Ha sido un desastre de una magnitud inmensa debido a que una de las zonas más afectadas es toda el área metropolitana de Valencia y a pérdidas humanas que hemos tenido, que se calculan todavía de forma provisional. Donde me encuentro ahora, en Torrent, ya sabemos que han muerto cuatro niños, hay muchas personas desaparecidas y tenemos muchísimas familias que lo han perdido todo. Esto nos genera una inquietud enorme y una sensación de inseguridad total.
¿Mantiene el contacto con los sacerdotes de las poblaciones más afectadas?
Sí. Hace unos momentos hablaba con el cura de Paiporta [Gustavo Riveiro], por ejemplo, y me decía que se encuentra con su madre de más de noventa años sin poder salir del municipio porque todas las carreteras están cortadas. No tiene agua potable y los alimentos que tiene en el interior del frigorífico se han estropeado, me decía, porque se ha quedado sin luz y no puede ir a comprar nada porque todas las tiendas cercanas están cerradas. La situación es dramática.
Ha sido un desastre de una magnitud inmensa debido a que una de las zonas más afectadas es toda el área metropolitana de Valencia y a pérdidas humanas que hemos tenido, que se calculan todavía de forma provisional
Y, desde Torrent, ¿cómo se está actuando para ayudar a los más damnificados?
Aquí, desde donde coordinamos toda la vicaría, situada en la Huerta Sur, se ha establecido un pabellón municipal que la primera noche ya acogió a más de 800 personas. Yo estuve ayer, y reconozco que la imagen era desoladora: había muchas familias de Torrent que vivían en una de las zonas más pobres y degradadas de la localidad. Desgraciadamente, la situación es catastrófica en otras muchas poblaciones.
¿Cómo cuáles?
En la parte norte de la vicaría, las poblaciones de Manises y Quart de Poblet han sufrido desperfectos materiales leves, como en la parroquia Madre Santísima de la Luz, en el segundo de estos pueblos, que se ha visto muy afectada. También hay afectaciones en Aldaya y Alacuás, donde dos parroquias se han visto bastante afectadas. Las más damnificadas son las localidades de Torrent, Paiporta, con al menos 45 de 92 muertes contabilizadas hasta ahora, y Picanya, y también ha habido daños en Alfafar, Sedaví, Masanasa, Benetúser, Catarroja, Albal, Beniparrell (muy afectado) y una parte de Picassent. También pertenecen a mi vicaría el barrio de la Torre y el del Horno de Alcedo, situados en Valencia. Éstas son todas las poblaciones afectadas de mi vicaría, la número tres.
¿De qué forma se han visto afectadas las iglesias parroquiales a causa de la catástrofe?
En Picanya, por ejemplo, la iglesia está destrozada. El agua ha llegado a tocar el techo y las imágenes de los santos están todas esparcidas y algunas de ellas han salido flotando por la calle. El agua arrancó las puertas de la iglesia. La custodia está desaparecida y el Santísimo, debajo del agua. No podemos abrir el sagrario porque la llave ha desaparecido. Cuando el agua ha salido del templo, ha dejado espacios con grandes acumulaciones de barro, de casi un metro de altura.
¿El arzobispo Enric Benavent está en contacto con todos los curas que necesitan ayuda?
Sí, con todo el mundo. Y, también, conmigo. Ayer el arzobispo habló personalmente con todas las parroquias afectadas. Ayer, hasta la madrugada (y, de nuevo, hoy, desde primera hora de la mañana), me ha estado escribiendo mensajes porque había un sacerdote que no encontrábamos y del que no teníamos noticias. Finalmente, le hemos podido encontrar sano y salvo. Hoy nos reuniremos todo el consejo episcopal para tratar esta situación.
¿Qué decidirán?
Lo prioritario ahora es estar al lado de las personas y ayudar a los responsables de Cáritas y Cruz Roja, así como todas las demás entidades que colaboran, para que todo pueda volver a la normalidad. Haremos una recogida de comida y mantas sin detenernos y, desde todas las parroquias, haremos todo lo posible. Hay parroquias, como las de Torrent, abiertas para celebrar rosarios, como el que se hizo ayer, y prestar un servicio pastoral necesario. Ayudamos en la solidaridad y en la oración, tal y como toca en este momento.
¿Cree que las familias que no podrán volver a su casa tendrán la opción de encontrar vivienda rápidamente?
Esto que comenta es preocupante porque en el área metropolitana de Valencia existe una dificultad muy grande relacionada con el acceso a la vivienda. Trabajaremos para que desde las instituciones se pueda responder a las necesidades que se vayan presentando, que serán muchas.
¿Hay cementerios afectados?
Sí. Algunos tienen el paso cortado, incluso. La mayoría se estaban preparando estos últimos días anteriores al temporal para la celebración del día de Todos los Santos.
¿Ha hablado con el arzobispo sobre cómo se celebrarán los ritos funerarios?
Por el momento no, pero lo haremos. Imagino que la sede de la archidiócesis acogerá un primer acto y, después, todas las parroquias irán celebrando sus funerales.
¿Qué puede decirse, desde la Iglesia, a alguien que vive con la incertidumbre de no saber dónde se encuentra un familiar?
Es una situación mucho más desesperante que saber que este familiar ya ha muerto. Es terrible. Por eso, es necesario estar al lado, y, sobre todo, orar. No sabemos por qué ocurre esto, no lo entendemos, pero debemos mantener firme la oración como método de consuelo necesario.
¿Cómo valora las palabras enviadas por el papa Francisco, dirigiéndose a todas las víctimas de la catástrofe, en las que se ha querido mostrar cercano a todo el mundo?
Creo que el Papa debía hacerlo. Es un gesto que esperábamos.
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