(Flama).- Este miércoles 24 de julio, el arzobispo de Urgell y copríncipe de Andorra Joan-Enric Vives no celebrará un cumpleaños cualquiera. Al llegar a los 75 años tendrá que actuar como rige el Derecho Canónico presentando su renuncia como padre de la Iglesia de Urgell ante el papa Francisco. El motivo de este paso será la jubilación, mientras que en un horizonte casi inmediato, el 24 de septiembre y coincidiendo con la festividad de la Virgen de la Merced, celebrará otro cumpleaños, el de los cincuenta años de su ordenación como a presbítero.
Una ordenación celebrada en la parroquia de Santa María del Taulat y de San Bernardo Calbón de Poblenou de Barcelona, donde también lo bautizaron y lo confirmaron unos años antes. Sin embargo, entonces faltarían unos años de formación y de ocupar varios encargos eclesiásticos —como el de obispo auxiliar de Barcelona , de 1993 a 2001— para hacer las maletas y marchar hacia la Seu d'Urgell, el verano de 2001 , donde se presentaba “nervioso como un flan” ante la atenta mirada de los representantes de la diócesis y los periodistas que se reunieron. Así lo reconocía Vives el pasado 12 de julio durante la presentación de su sucesor, el tivisano Josep Lluís Serrano Pentinat, nombrado obispo coadjutor por el papa Francisco.
Llegado a este punto y aparte de una vida dedicada a servir a la Iglesia desde posiciones diferentes —ha sido secretario y portavoz de la Conferencia Episcopal Tarraconense (1997-2021), responsable del Seminario Mayor Interdiocesano de Cataluña desde 2001, pasando por otros cargos dentro de la Conferencia Episcopal Española—, los veintiún años que ha residido en el Palacio Episcopal de la Seu d'Urgell han sido los que mejor han definido su talante, conversador, versátil e incombustible . Además, superará los 75 años sumando, desde ese mismo mes, una distinción más a su casillero de condecoraciones, la de la Cruz de los Siete Brazos y de la Orden de Carlomagno .
Joan-Enric Vives, arzobispo ad personam, es decir, a título personal, desde que así lo quiso Benedicto XVI en 2010 en reconocimiento de sus méritos, del celo pastoral a la diócesis y de la singular condición del obispado de Urgell, que incluye el Principado de Andorra, ha preparado unos caminos transcurridos de la mano del Señor (Lucas 3,4) -en referencia a su lema episcopal- con un conocimiento demostrado de sus acciones. Unas acciones medidas a fin de no generar tensiones innecesarias desde su particular atalaya.
Sobre la mesa, frente a esta nueva etapa vital que empezará el prelado, habrá la posibilidad de escribir sus memorias. Y, también, de terminarlas, a diferencia de su predecesor, el obispo Joan Martí Alanis (1928-2009), autor de unas primeras notas vitales que no vio terminadas antes de su muerte, pero que se encuentran bien custodiadas en la sede de la mayor diócesis —en extensión— de Cataluña.