Han sido muchas las personas que han querido acompañar a la familia de José Antonio Ardanza y que ha contado con la presencia, entre otras autoridades, del actual lehendakari y de los tres anteriores.
El obispo de Bilbao ha comenzado su homilía refiriéndose a la parábola de los talentos. “Algunas vidas son públicas, relevantes socialmente –ha dicho– otras son ocultas, anónimas, pero no por eso menos valiosas”. En este sentido ha apuntado que lo fundamental es “si vivimos para nosotros mismos o para los demás”.
En el mensaje, pronunciado casi en su totalidad en euskera, se ha referido a algunas cualidades como compromiso, servicio o responsabilidad… que marcaron a las personas de la generación del lehendakari, “que nacieron y crecieron en valores cristianos”. Ha abundado en esta idea señalando que agradece a Dios los valores que han guiado la vida de José Antonio y su mujer, Mari Glori, con quien ha convivido durante 54 años “en la salud y en la enfermedad, hasta la hora de la muerte”.
Vida dedicada al servicio público
El prelado bilbaíno ha puesto en valor la capacidad que tuvo el lehendakari Ardanza para “tender puentes”, una actitud que ha calificado como “absolutamente necesaria en la cultura democrática”. Ha vuelto a agradecer a Dios su forma de entender el servicio público“anticipándose a las situaciones y en auzolan (trabajo comunal)”. Ha aludido también a la manera de hacer política que tuvo con una base firme“de respeto y el cuidado de la vida trabajando en la construcción de un futuro humano y cívico”.
Joseba Segura se ha referido al momento político actual en el que“tras la superación de la violencia de ETA, hay nuevas amenazas de la vida humana”. En este sentido, ha alertado sobre la necesidad de “personas inteligentes y agudas, que sepan calibrar las amenazas y las afronten con los brazos abiertos”.
La homilía ha finalizado con una referencia explícita a la fe sobre la que “José Antonio Ardanza construyó su vida, la pública y la privada”. Recordando que “nadie está libre de contradicciones y cada cual conoce las suyas”, ha puesto la existencia de “este hermano nuestro en manos del Dios de la Misericordia”.
Para concluir, ha pedido al lehendakari que acompañe a este pueblo a tomar decisiones sabias y humanas, “ahora que debemos enfrentar tantas y tan complejas encrucijadas”.
Al finalizar la celebración, el obispo ha agradecido a los obispos y presbíteros concelebrantes, entre los que se encontraba Luis de Lezama. También ha trasladado a la familia el saludo del cardenal Blázquez, quien coincidió con José Antonio Ardanza durante su episcopado en Bilbao.