"Que sea reflejo del amor de Dios": Recoge en su lema y escudo lo que desea para su ministerio Vicente Martín, futuro obispo auxiliar de Madrid : "Vengo a encarnarme; no a conquistar"
A poco más de una semana para su ordenación episcopal, el sábado 6 de julio, Vicente Martín hace público su lema y escudo episcopal, una forma de conocer más al futuro obispo auxiliar de Madrid
El lema, Deus caritas est (Dios es amor) está tomado de la primera carta de san Juan, y es a su vez el título de la primera encíclica del Papa Benedicto XVI y "expresa lo que es el corazón de la fe cristiana, el núcleo central"
El escudo episcopal de Vicente Martín contiene, en la parte central superior, al Espíritu Santo, la imagen del Buen Pastor, un corazón abierto, el crismón de Mérida, una corona de laurel, hojas de encina y bellotas
Espíritu Santo, Buen Pastor, cultura del encuentro...
El escudo episcopal de Vicente Martín contiene, en la parte central superior, al Espíritu Santo, la imagen del Buen Pastor, un corazón abierto, el crismón de Mérida, una corona de laurel, hojas de encina y bellotas
Espíritu Santo, Buen Pastor, cultura del encuentro...
(Archimadrid).- A poco más de una semana para su ordenación episcopal, el sábado 6 de julio, Vicente Martín hace público su lema y escudo episcopal, una forma de conocer más al futuro obispo auxiliar de Madrid porque todo «tiene que ver con una serie de elementos que configuran mi vida, a través de los cuales quiero vivir mi ministerio».
El lema, Deus caritas est (Dios es amor) está tomado de la primera carta de san Juan, y es a su vez el título de la primera encíclica del Papa Benedicto XVI, una carta que «he trabajo mucho». «Expresa lo que es el corazón de la fe cristiana, el núcleo central», detalla el obispo auxiliar electo. En definitiva, «lo que hay que transmitir en la evangelización: Dios es amor». Y remarca el «es»: «Dios es amor, y no es otra cosa». Todo lo que se le añade «va en relación con ello: Dios es misericordia, ternura, cuidado, perdón justicia…».
Este lema «también ha formado parte de mi vida en estos 29 años de sacerdote», en los que Martín ha estado vinculado a Cáritas. Por eso le vino al corazón rápido cuando tuvo que elegir uno. «Quiero que mi ministerio episcopal sea reflejo de ese amor de Dios», resume.
Espíritu Santo, Buen Pastor, cultura del encuentro...
El escudo episcopal de Vicente Martín contiene, en la parte central superior, al Espíritu Santo en forma de paloma sobre unas ondas. Hace alusión al Espíritu de Dios que revoleteaba sobre las aguas tal y como aparece en el Génesis. El Espíritu Santo es el «protagonista de la misión», continúa Martín, «aquel que llama, envía y sostiene».
Dios llama, añade, «para servir», en su caso como pastor. De ahí que la parte central del escudo contenga la imagen del Buen Pastor, que es Jesucristo, «modelo» de todos los sacerdotes. Modelo, entre otros, de salida hacia los extraviados del camino, hacia la oveja perdida. «Para Dios no hay nadie definitivamente perdido, y yo lo he experimentado», expresa el futuro obispo. Y remata: «Para Dios somos imperdibles».
A la derecha Cristo Buen Pastor hay un corazón abierto que viene a ser reflejo de ese «deseo de contribuir a gestar un mundo abierto desde el corazón», en el que quepa la «acogida, el diálogo, la escucha…». Donde prime «la cultura del encuentro» de la que habla el Papa Francisco. También es un signo de Cáritas, donde su vida «ha ido creciendo humana y ministerialmente».
A la izquierda de la imagen de Cristo hay un crismón que remite a las «raíces cristianas», y más en concreto a las de la tierra extremeña de la que es natural el obispo electo. Se trata de una reproducción del crismón de Mérida hallado en 2008 y datado en el siglo III, que fue descubierto en un espacio donde «probablemente se reunían de manera clandestina los cristianos». Se trata de «un signo de comunidad cristiana dentro de lo que sería una domus eclesiae, y supone probablemente el vestigio más antiguo de la Hispania romana cristiana».
Sobre el crismón hay una corona de laurel, símbolo de la «victoria de Cristo resucitado», y enmarcando todo el escudo por la parte inferior se ha incorporado una guirnalda de hojas de encina y bellotas, que es «un guiño a mi tierra y signo de encarnación». Igual que sus raíces están en Badajoz —Martín es originario de la pequeña localidad de La Nava de Santiago—, ahora «vengo a Madrid a encarnarme; no a conquistar, sino a servir».
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