(Diócesis de San Sebastián).- “Eminentísimo Cardenal José Tolentino de Mendonça, hermano y amigo, insigne enviado especial del Santo Padre Francisco para esta solemne celebración. Eskerrik asko. Con inmenso gozo y profundo agradecimiento, la Diócesis de San Sebastián le extiende su más calurosa bienvenida…”
(Fragmento de la presentación del obispo de San Sebastián, Mons. Fernando Prado Ayuso, al Cardenal). 

‘Informe RD’ con análisis y el Documento Final del Sínodo

Con estas palabras, Mons. Fernando Prado Ayuso, obispo de San Sebastián, le daba la bienvenida al Prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación, Su Eminencia Mons. José Tolentino de Mendonça, quien acudía a la catedral Buen Pastor como enviado especial del papa Francisco para presidir la Misa Solemne de la Epifanía del Señor, que marca, a su vez, el inicio del Jubileo, que coincide con el 75.º aniversario de la diócesis.

Misa completa

La celebración estuvo precedida durante buena parte del día por una insistente lluvia, que no impidió que, apenas una hora antes, el cielo se mostrara despejado, emergiendo un hermoso arcoíris sobre la ciudad.

Poco después, en torno a las siete de la tarde, la campana resonó con fuerza para anunciar el comienzo de la Santa Misa. El coro de la catedral, Mariaren Bihotza Abesbatza, entonó con solemnidad el tradicional “Adeste fideles”, mientras los fieles abarrotaban el templo.

En el presbiterio, junto al Cardenal José Tolentino de Mendonça y al obispo diocesano Mons. Fernando Prado Ayuso, concelebraron el Arzobispo de Pamplona y Tudela, Mons. Florencio Roselló Avellanas, y el Obispo de Vitoria, Mons. Juan Carlos Elizalde, además de un numeroso grupo de sacerdotes de la Diócesis. Repartidos por el templo, asistieron también religiosos y religiosas, miembros de la vida consagrada que junto con muchos laicos llenaban la Catedral.

Tras el saludo litúrgico del Cardenal, el vicario general, D. Mikel Aranguren, procedió a la lectura íntegra de la Cartade Nombramiento dirigida por el papa Francisco a Mons. José Tolentino de Mendonça como Enviado Especial para esta celebración.

Acto seguido, Mons. Prado dirigió unas palabras de gratitud y bienvenida al Enviado Papal en nombre de toda la Diócesis:

“…Con inmenso gozo y profundo agradecimiento, la Diócesis de San Sebastián le extiende su más calurosa bienvenida en esta jornada histórica,en la que nos congregamos para dar inicio al jubileo universal en el que conmemoramos también nuestros 75 años de fecunda historia y testimonio cristiano. Su presencia, Eminencia, es un valioso testimonio de la cercana solicitud del Sucesor de Pedro hacia nuestra Iglesia particular y del profundo carácter universal que reviste este importante acontecimiento.
(…)


“…Este año jubilar nos desafía a redescubrir con renovado fervor nuestra vocación de ser luz y sal… Su ilustre presencia y su sabia palabra son un faro de inspiración para nuestra comunidad, que acoge este jubileo como una oportunidad para profundizar en la fe, renovarnos, fortalecer el espíritu de comunión y abrir nuevos caminos de diálogo y esperanza.

Con el corazón exultante, reiteramos nuestra gratitud y le recibimos con los brazos abiertos, seguros de que su visión pastoral y su testimonio enriquece este trascendental momento.

Seguidamente, se proclamó el pasaje del Evangelio de san Juan (Jn 14, 1-7), leído por el diácono D. Mikel Iraundegi. Concluida esta lectura, se inició la procesión en torno a la Catedral hasta llegar a la Puerta Santa, ubicada en la parte izquierda de la nave del templo.

Allí, el reconocido txistulari, Piter Ansorena, interpretó una pieza tradicional vasca en honor al Cardenal, mientras una dantzari bailaba el aurresku. Acto seguido, el Cardenal, como símbolo de la entrada oficial en este tiempo de gracia, golpeó ligeramente la Puerta Santa con el báculo que perteneciera al primer obispo de la Diócesis de San Sebastián, Mons. Jaime Font y Andreu.

Al traspasar el umbral, el Cardenal tomó la Cruz de la procesión y exclamó:

“Salve, Cruz de Cristo, única esperanza”.

Mientras la asamblea volvía a ocupar sus lugares, el coro interpretó el himno del Jubileo, alternando estrofas en euskera y castellano, tras lo cual continuó la celebración de la Eucaristía.

En el momento de la Homilía, Mons. José Tolentino de Mendonça, dirigió unas muy significativas palabras a nuestra Iglesia guipuzcoana, destacando la importancia de la universalidad de la fe, haciendo hincapié en cómo “la solemnidad de la Epifanía es una fiesta de la luz, una peregrinación de buscadores y un acto de adoración”. También puso de relieve el sentido del Jubileo:

…En el viaje de los Magos de Oriente reconocemos también una peregrinación de buscadores. Ellos son personas de ciencia que, a través del lenguaje de la creación encuentran al Dios de la historia. Son sabios que saben rastrear e interpretar los signos y las profecías para alcanzar la Verdad plena… Esta clave de la peregrinación nos interpela profundamente en el contexto de este doble jubileo que hoy inicia esta Iglesia particular de San Sebastián. Por una parte, el Jubileo universal, que nos coloca de un modo especialmente profundo en clave de comunión con el Sucesor de Pedro. El mismo papa Francisco nos ha invitado a vivir este tiempo de gracia y 3 misericordia de modo que nos convirtamos en peregrinos de esperanza y seamos capaces de transformar los signos de los tiempos en signos de esa esperanza tan necesitada por nosotros mismos y por nuestros hermanos más vulnerables… La Puerta Santa nos recuerda las mismas palabras del Señor: “Yo soy la puerta de las ovejas” (Jn 10,9). El gesto de atravesar la puerta expresa una decisión: la de seguir y de dejarse guiar por Jesús, que es el Buen Pastor.

(…)

Que San Ignacio de Loyola, patrono de esta diócesis, incansable escrutador de los afectos del corazón, os ayude a discernir los mejores caminos para vivir con pasión e intensidad este tiempo jubilar. Y que Santa María de Arantzazu, la santa Madre de Dios, aquella que “conservaba todas aquellas cosas meditándolas en su corazón” (Lc 2,19), os acompañe, os guarde y os ayude a volver siempre vuestros ojos y vuestro corazón hacia su Hijo, Aquel que hoy “eterno en la gloria, se manifestó en la realidad de nuestra propia carne.

En los momentos finales, durante la comunión, el coro cantó el Padre Nuestro de Madina y, posteriormente, tras unas palabras de agradecimiento de nuestro obispo diocesano, Su Eminencia impartió la Bendición Apostólica a todos los presentes, en nombre del Santo Padre Francisco. Finalmente, en un clima de intensa alegría y fervor, se cantó a una sola voz el “Agur Jesusen Ama”, himno tan querido por el pueblo guipuzcoano, que resonó en la Catedral con profunda devoción.

Con esta celebración, la Diócesis de San Sebastián inicia su Jubileo y conmemora así sus 75 años de fecunda historia, sin duda un hito significativo, pues renueva el compromiso evangelizador y la vocación de servicio en la sociedad guipuzcoana, al mismo tiempo que subraya la comunión con la Iglesia universal.

La jornada finalizó con el Cardenal y el Obispo saludando personalmente en la puerta a los asistentes en un ambiente alegre y festivo.

Como nos recuerda Mons. Fernando Prado Ayuso, “este Jubileo será un tiempo de gracia y renovación para toda la comunidad diocesana”, invitando a cada fiel a participar con entusiasmo en los actos jubilares que se desarrollarán a lo largo de este año tan señalado.