En la Eucaristía organizada por el Secretariado de Pastoral del Trabajo Osoro recuerda "la prioridad del hombre sobre el trabajo, del trabajo sobre el capital, y el destino universal de los bienes"
El cardenal ha tenido muy presentes a todos los que en este tiempo pandemia se encuentran en "circunstancias malas y graves para llevar el sustento a vuestras familias"
Ha recordado la 'prioridad del ser sobre el tener': "El trabajo debe contribuir al verdadero bien de la humanidad, permitiendo a todo ser humano, individual y socialmente, cultivar esta vocación que el Señor nos ha dado."
| Archimadrid
(Archimadrid).- En la fiesta de san José Obrero, este 1 de Mayo, el cardenal Carlos Osoro ha tenido muy presentes a todos los que, en este tiempo pandemia, cuando la crisis sanitaria ha dado paso a una crisis económica y social, se encuentran en «circunstancias malas y graves para llevar el sustento a vuestras familias».
En la Eucaristía a puerta cerrada en la catedral, organizada por el Secretariado de Pastoral del Trabajo y retransmitida por el canal de YouTube de la diócesis, el arzobispo de Madrid ha subrayado que «somos imágenes de Dios», que «hizo todo lo que existe y todo lo que existe lo puso al servicio del hombre, y quiso que fuese el hombre quien lo cuidase y que ese cuidado repercutiese en bien de todos los hombres».
«Cuando el Creador plasmó al hombre a su imagen y semejanza, lo invitó a trabajar la tierra, a todos –ha detallado–. Es verdad que el trabajo, después del pecado de nuestros padres, nos dice la Biblia, se transformó en fatiga y dolor, pero el proyecto de Dios se mantiene inalterable sobre el valor del trabajo. El mismo Hijo de Dios, Jesucristo Nuestro Señor, dedicó años a actividades manuales. Lo conocemos como el Hijo del carpintero, tal y como nos explicaba tan bellamente el Papa san Juan Pablo II».
"El trabajo está en función del hombre y no el hombre del trabajo"
De esta «condición originaria», según ha incidido el purpurado, se derivan «la prioridad del hombre sobre el trabajo, del trabajo sobre el capital, y el destino universal de los bienes», que, en resumidas cuentas, hablan de «la prioridad del ser sobre el tener». «La actividad laboral debe contribuir al verdadero bien de la humanidad, permitiendo a todo ser humano, individual y socialmente, cultivar esta vocación que el Señor nos ha dado. […] El trabajo está en función del hombre y no el hombre del trabajo», ha aseverado.
En este sentido, el purpurado ha pedido un «esfuerzo especial» para que pueda realizarse y ha puesto el foco en la «santidad de las ocupaciones diarias», que pasa por «vivir el trabajo con espíritu cristiano, humanizar el trabajo y hacer posible que todos tengan este derecho». Y aludiendo a la «coalición mundial a favor del trabajo decente» de la que ya hablaba san Juan Pablo II en el año 2000, ha asegurado que ahora es más necesaria que nunca. «Contemos con la fuerza de Jesucristo, que nos hace también ser creativos para que todo el mundo pueda tener este trabajo cuyo derecho nos ha dado Dios mismo», ha concluido.
Etiquetas