El teólogo venezolano reflexiona en Getafe sobre los retos de la sinodalidad Rafael Luciani: "Estamos en un tiempo de conversión eclesial que supone reformas"
Francisco no se refiere a la reforma de la Iglesia como un acto puntual de actualización o revisión de ciertas estructuras caducas, sino como un proceso constante y permanente de conversión eclesial”
“Estamos en un tiempo de conversión eclesial que supone reformas, y al hablar de reformas estamos en sintonía con lo que decía el Papa Pablo VI. Estamos en un nuevo contexto eclesial en el que la sociedad pide a la Iglesia su conversión y su renovación. Esta se tiene que hacer por fidelidad a Jesucristo”
(Ecclesia.es).- El teólogo venezolano Rafael Luciani, estrecho colaborador del Papa Francisco, ha sido el encargado de inaugurar el ciclo de conferencias organizadas para conmemorar el XXX aniversario de la fundación de la diócesis de Getafe por san Juan Pablo II. El profesor Luciani ha abierto este ciclo con una intervención que lleva por título ‘El Sínodo: una gran llamada a la evangelización’
Rafael Luciani ha comenzado su ponencia expresando que “quiere hablar de conversar de la sinodalidad como una forma mas completa de ser Iglesia”. Francisco decía que la sinodalidad era el camino que Dios espera de la iglesia del tercer milenio. “A la luz de esta afirmación, explica Luciani, se postula la relevancia de la sinodalidad para la conversión y reformas necesarias en la Iglesia”.
“Con este sínodo se invita a todos y todas como pueblo de Dios a emprender procesos de escucha y discernimientos que construyan nuevos modelos de forma eclesial para el tercer milenio. El objeto del sínodo es contribuir a la renovación de la vida eclesial”.
Felicidades @DiocesisGetafe por ese XXXAniversario. Qué mejor forma de celebrarlo que con estos #EncuentrosSinodalesGetafe‼️.@rafluciani invitado especial que no puedes dejar de escuchar (está grabado).@Synod_vapic.twitter.com/V4n6BSyQvd
— MaríaJulia Asensio Valle (@julitasens) February 3, 2022
Renovación eclesial
“En la tradición de la Iglesia encontramos numerosos ejemplos de buenas prácticas que han acompañado los procesos de renovación eclesial, esto no es algo nuevo. Podemos decir que en el primer milenio se nos da una forma de ser Iglesia en la que el poder era entendido como responsabilidad compartida, co-responsabilidad. En este contexto actual, el Concilio Vaticano II nos ha dejado ese gran legado, como comprender un nuevo modelo institucional para esta Iglesia que camina como pueblo de Dios pero que se tiene que pensar de cara a este nuevo tercer milenio con los desafíos que esto implica”.
Luciani ha señalado que “Francisco no se refiere a la reforma de la Iglesia como un acto puntual de actualización o revisión de ciertas estructuras caducas, sino como un proceso constante y permanente de conversión eclesial”.
Nuevo modo de proceder eclesial
“Una verdadera y permanente reforma como la que propuso el Concilio Vaticano II debe contemplar también la búsqueda de un nuevo modo de proceder eclesial. Esto debe llevar a cabo un cambio eclesiológico, que no afecte solo a la identidad y la misión de la institución sino también al modo como la Iglesia define acciones entre todos los sujetos que la forman”.
“Estamos en un tiempo de conversión eclesial que supone reformas, y al hablar de reformas estamos en sintonía con lo que decía el Papa Pablo VI. Estamos en un nuevo contexto eclesial en el que la sociedad pide a la Iglesia su conversión y su renovación. Esta se tiene que hacer por fidelidad a Jesucristo”.
Un nuevo modo institucional
“Hay un teólogo chileno, Ronaldo Muñoz, que decía que la institución clerical es un obstáculo estructural para descubrir el Evangelio. Para poder atraer a través del Evangelio debemos renovar esa forma eclesial de estructura. Hablar de un nuevo modelo institucional para la Iglesia del tercer milenio pasa por revisar las modalidades del ejercicio de poder en las estructuras eclesiales. Esto ya fue el motivo de discusión en el Concilio Vaticano II”.
“Una de las grandes virtudes del pontificado de Francisco es la libertad para interactuar en la Iglesia. A ningún teólogo denle puede decir que tiene un proceso abierto. A la luz de la participación de todos podemos encontrar libertad para plantear problemas y exigir soluciones”.
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