El cura de las 43 parroquias de Zamora, uno de los tres españoles en el encuentro de Párrocos por el Sínodo Teo Nieto: "Los laicos deben tener el protagonismo que les corresponde como un derecho, no como concesión o necesidad ante la falta de vocaciones"
"Me gustaría poner de manifiesto cómo los laicos deben tener el protagonismo que les corresponde como un derecho (no como una concesión o una necesidad ante la falta de vocaciones). Tengo la sensación de que el protagonismo que se le está dando a los laicos viene dado por la necesidad y no por una opción sinodal (de corresponsabilidad real)"
"Tenemos que seguir dando pasos firmes en la dirección del protagonismo de la mujer y no vale solo con el agradecimiento (la “palmadita en la espalda”)"
"El término “España vaciada” conlleva varias cosas: personas a las que entregarse, paisajes que proteger y cultura que conservar (la riqueza de la cultura rural, más allá de su folklore, es algo que no está suficientemente valorado)"
"Son muchas las veces en las que llego a la Eucaristía hastiado de una estructura que, en tantas ocasiones, se ha separado de los valores del evangelio y recupero la ilusión misionera cuando me encuentro con la mirada sencilla y sincera de las personas que están allí y con las que estoy compartiendo esa celebración de vida y esperanza"
"El término “España vaciada” conlleva varias cosas: personas a las que entregarse, paisajes que proteger y cultura que conservar (la riqueza de la cultura rural, más allá de su folklore, es algo que no está suficientemente valorado)"
"Son muchas las veces en las que llego a la Eucaristía hastiado de una estructura que, en tantas ocasiones, se ha separado de los valores del evangelio y recupero la ilusión misionera cuando me encuentro con la mirada sencilla y sincera de las personas que están allí y con las que estoy compartiendo esa celebración de vida y esperanza"
Teo Nieto Vicente es uno de los tres sacerdotes españoles que participará en el encuentro de párrocos por la sinodalidad que se celebrará en Roma a finales de abril. El clérigo zamorano, que tiene a su cargo 43 parroquias, es uno de los iconos de la presencia de la Iglesia en la España vaciada, aunque prefiere quitarse importancia.
"Creo que debemos alejarnos de los titulares fáciles de “un cura con tantos pueblos” para llegar a descubrir que no se trata de “atender” pueblos sino de “acompañar”, “dinamizar” comunidades corresponsables", resalta en esta entrevista con RD, en la que defiende una "corresponsabilidad real" para laicos y mujeres, y explica cómo lo llevan a cabo, en la práctica, en la España vacía.
¿Qué supone formar parte del equipo de párrocos sinodales?
Lo cierto es que lo primero que me brota es decir “pero… ¿qué hago yo aquí?”. Sin embargo, más allá de esto inicial en mí se producen una mezcla de sentimientos… Por una parte me siento desbordado y me parece injusto ser yo uno de ellos porque hay otros muchos que están realizando una bella e importante labor en el Mundo Rural, por otra parte hay un poco de orgullo (sentimiento que no me gusta nada) y, sobre todo, hay mucho miedo a defraudar, no tanto a los que allí podamos estar cuanto a la gente sencilla que pone sus esperanzas en que su voz se escuche en un espacio como aquel. Estoy intentando tomar conciencia de que voy a representar a una realidad muy concreta: el Mundo Rural de España… a la parte rural de la “España vaciada”.
¿Qué esperas del encuentro de Roma?
Más que esperar algo de aquel encuentro (al que intento ir con la cabeza y el corazón abiertos), lo que quiero tener claro es lo que me gustaría transmitir… Y me gustaría transmitir, sobre todo, la necesidad de creer en lo pequeño, y -dentro de este paradigma de lo sencillo- transmitir la importancia del Mundo Rural. Por otra parte, me gustaría poner de manifiesto cómo los laicos deben tener el protagonismo que les corresponde como un derecho (no como una concesión o una necesidad ante la falta de vocaciones). Tengo la sensación de que el protagonismo que se le está dando a los laicos viene dado por la necesidad y no por una opción sinodal (de corresponsabilidad real).
Hay mucho miedo a defraudar, no tanto a los que allí podamos estar cuanto a la gente sencilla que pone sus esperanzas en que su voz se escuche en un espacio como aquel
Y, por supuesto, creo que es imprescindible resaltar la importancia de la mujer para la vida de las comunidades cristianas en general y de las pequeñas comunidades rurales en particular. La mujer tiene una gran importancia en el Mundo Rural, desde el Movimiento de Jóvenes Rurales Cristianos, lanzamos hace algún tiempo una campaña titulada: “Ellas, pilares del Mundo Rural”. Esto, que es un hecho del que nadie puede dudar, necesita un reconocimiento real… Tenemos que seguir dando pasos firmes en la dirección del protagonismo de la mujer y no vale solo con el agradecimiento (la “palmadita en la espalda”).
Cuéntanos cómo es tu trabajo, con tanta parroquia, tanto coche...
Mi trabajo es, sobre todo, un trabajo de equipo… Desde hace muchos años venimos trabajando Avelina (religiosa del Amor de Dios) y yo en la construcción de un Equipo Misionero, es decir, un grupo de personas con conciencia de que deben vivir su fe de manera responsable hacia dentro de la Iglesia pero también de manera comprometida con su entorno, con su pueblo. Este Equipo ya está empezando a madurar, pero se trata de un trabajo continuo.
Creo que debemos alejarnos de los titulares fáciles de “un cura con tantos pueblos” para llegar a descubrir que no se trata de “atender” pueblos sino de “acompañar”, “dinamizar” comunidades corresponsables.
En lo concreto… mi día a día se divide, fundamentalmente, en tres partes: las clases de religión (que son para mí una fuente de energía), la tarea pastoral más, si me lo permites, “eclesial”: lo litúrgico (con todo lo que ello supone de celebraciones, preparación de homilías, etc. en este ambiente rural envejecido los entierros ocupan una parte importante), las reuniones del Movimiento de Jóvenes Rurales Cristianos (tanto a nivel local como a nivel nacional… lo que me supone algún que otro viaje), reuniones del Equipo Misionero (en el que tenemos puestas muchas esperanzas), las catequistas, etc.; y el acompañamiento a situaciones personales concretas (enfermos o distintos problemas concretos de personas o familias…), esto último es un trabajo más concreto y sencillo pero de una enorme importancia para generar esperanza en estos pueblos. Y luego está la tarea pastoral más social con toda la implicación que puedo en la Coordinadora Rural de Zamora, la Plataforma en la Defensa de la Sanidad Pública de Aliste, la Revuelta de la España Vaciada, etc.
Es muy importante sentir que Dios se hace presente en lo pequeño, en lo sencillo, en lo débil (es lo que te decía antes)… si asumimos, de verdad, lo que implica la encarnación, sentiremos su presencia en la España vaciada y tomaremos conciencia de que esto puede ser una fuente muy potente de transformación de nuestro mundo desde los valores del Evangelio. Es la estrella que se para encima del portal, es la luz que brota de Belén…
En medio de tanta vorágine intento buscar espacios para la formación intelectual… Creo que es muy importante mantener la neurona activa para no dejarse llevar por las inercias sociales o pastorales.
Y, por supuesto, todo ello animado desde la oración como encuentro con el que me envía. Tener ese momento de oración un poco reposada al inicio del día y terminarlo con otra breve oración es -para mí- una fuente de oxígeno imprescindible.
¿Cómo se evangeliza en la España vaciada?
Lo primero para evangelizar en medio de una realidad como es la España vaciada es tomar conciencia de que perteneces a ella y a ella te debes sabiendo que el término “España vaciada” conlleva varias cosas: personas a las que entregarse, paisajes que proteger y cultura que conservar (la riqueza de la cultura rural, más allá de su folklore, es algo que no está suficientemente valorado). Pero además, asumir que se trata de algo “vaciado” implica reconocer que el vaciamiento está provocado por unas causas sociales (nuestro paradigma cultural que es el neoliberal) que se debe combatir y que se puede transformar.
A partir de aquí creo que es muy importante sentir que Dios se hace presente en lo pequeño, en lo sencillo, en lo débil (es lo que te decía antes)… si asumimos, de verdad, lo que implica la encarnación, sentiremos su presencia en la España vaciada y tomaremos conciencia de que esto puede ser una fuente muy potente de transformación de nuestro mundo desde los valores del Evangelio. Es la estrella que se para encima del portal, es la luz que brota de Belén…
En este sentido a veces me invade la sensación de que nuestros bellos discursos eclesiales no tienen una traducción real en los planes pastorales concretos… Y eso significa saber de la encarnación pero no sentirla.
¿Qué puede ofrecer la fe de los pueblos a la Iglesia universal?
Lo primero es lo que acabo de apuntar… el redescubrimiento de que ese Dios que, un buen día hizo un paréntesis en el envío de “moiseses” para venir él mismo, se hace más palpable en lo sencillo, en lo débil para los ojos de este mundo construido sobre la base de la injusticia. Frente a la “pastoral del poder y la eficacia”, el Mundo Rural nos muestra la fuerza de la “pastoral de lo débil, de lo sencillo”.
Pero, además, si uno contempla la religiosidad popular y la vivencia personal de estas personas, desde el corazón, descubre (más allá de la utilización turística de esta religiosidad) sinceridad y profundidad. Y quiero insistir, mirar desde el corazón, porque normalmente lo contemplamos (y estudiamos) desde la atalaya de la teología y eso nos lleva a la conclusión de lo que denunciaba Eduardo Galeano, y es que en los pueblos “no profesan religiones sino supersticiones”. No es verdad, no son supersticiones (aunque puede haberlas, por supuesto), pero querer revestir de racionalidad el mundo de la espiritualidad no significa que nos alejemos de la superstición entendida como intento de manejar a Dios a base de ritos (personales o estructurales).
No debemos mitificar, pero también es cierto que a los pueblos los hemos mitificado en negativo despreciando lo sencillo, lo rural, y por eso me siento en la obligación de acentuar lo positivo desde una mirada distinta a la que se nos impone como verdadera… porque lo que ven nuestros ojos está muy condicionado por lo que llevamos en nuestros corazones
Una de las cosas que yo he deconstruido en los años de presencia en Aliste ha sido la palabra “beata” porque cuando le pones nombre y rostro concreto a la “beata” (o beato) te das cuenta de la profundidad de vida de fe que tienen (dentro de los márgenes en los que nosotros, el clero, hemos educado… o provocado). Son muchas las veces en las que llego a la Eucaristía hastiado de una estructura que, en tantas ocasiones, se ha separado de los valores del Evangelio y recupero la ilusión misionera cuando me encuentro con la mirada sencilla y sincera de las personas que están allí y con las que estoy compartiendo esa celebración de vida y esperanza.
Es cierto que no debemos mitificar, pero también es cierto que a los pueblos los hemos mitificado en negativo despreciando lo sencillo, lo rural, y por eso me siento en la obligación de acentuar lo positivo desde una mirada distinta a la que se nos impone como verdadera… porque lo que ven nuestros ojos está muy condicionado por lo que llevamos en nuestros corazones.
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