Lleva funcionando 2.591 noches sin falta El cardenal Cobo, al SARCU: "Sois la vanguardia" de la atención pastoral en Madrid

El cardenal Cobo, con los miembros del SARCU
El cardenal Cobo, con los miembros del SARCU Archimadrid

Desde hace siete años, el SARCU cuenta con un número de teléfono atendido por sacerdotes que ofrece asistencia espiritual de 22 horas hasta las 7 de la mañana. Si es necesario, con visitas a domicilio tras establecer contacto

De las 2.591 noches sin falta que lleva funcionando, entre otras muchas emergencias, ha servido para ofrecer la Unción de los enfermos a 51 personas

(Infomadrid).- «Cuando te hacen una llamada a las cuatro de la mañana y estás dormido, se hace difícil atender el teléfono, pero no puede ser que una persona lleve toda su vida en la Iglesia y pase sus últimos momentos sin ella», ha opinado José Luis Segovia, vicario para el Desarrollo Humano Integral e Innovación, en una reunión que se ha celebrado el miércoles, 19 de junio, con los miembros del Servicio de Asistencia Religiosa Católica Urgente (SARCU) en la que ha estado presente Alfa y Omega y que ha contado con la visita del cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid.

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«Es importante que la Iglesia de Madrid pueda dar sentido y acompañar a las personas que pasan al Padre y que de otro modo lo habrían hecho en la soledad más absoluta», ha añadido Segovia.

Desde hace siete años, el SARCU cuenta con un número de teléfono atendido por sacerdotes que ofrece asistencia espiritual de 22 horas hasta las 7 de la mañana. Si es necesario, con visitas a domicilio tras establecer contacto. Cuenta además con laicos que se desplazan junto a los presbíteros durante las visitas físicas a quienes llaman para implicar a la Iglesia en su totalidad durante el proceso. De las 2.591 noches sin falta que lleva funcionando, entre otras muchas emergencias, ha servido para ofrecer la Unción de los enfermos a 51 personas.

A la luz de estas cifras, Pablo Genovés, responsable del servicio, ha confesado que «en términos de coste-beneficio, es un desastre». Pero el servicio no sigue lógicas de eficacia ni de mercado ni pretende hacerlo jamás. Ni los curas ganan dinero por participar en él ni se cobra a quienes lo usan. De hecho, el SARCU renuncia a la posibilidad de contratar a una centralita para atender las llamadas porque pretende ser en todo momento «un servicio sacerdotal». «Nos dijimos desde el principio que, aunque no recibiéramos ninguna llamada, ya sería un éxito porque la Iglesia de Madrid puede decir que acompaña la noche de forma sencilla y pobre», ha añadido. Y aunque ha reconocido que «el 99 % de las llamadas que recibimos se podrían atender de día», ha planteado la pregunta que da sentido a sus desvelos y a los de la cincuentena de curas que participan en este ministerio: «¿Cómo vamos a encontrar si no al que está solo?».

Ha coincidido con Genovés el arzobispo de Madrid, quien ha señalado que en Madrid la noche y la soledad son «muy largas, muy duras y duelen mucho». «Es muy fácil dar consuelo a las doce de la mañana, lo difícil es hacerlo cuando todos duermen, cuando nadie sabe darlo», ha añadido. Y ha dado a los miembros del SARCU las «gracias por vuestra presencia, también por las que habéis sentido como fallidas, que son las que más fastidian, porque sin las fallidas no salen las buenas».

Más allá del territorio

Al conocer que dos de cada tres de las llamadas que recibe el SARCU provienen de fuera de Madrid, en gran parte porque es el primer resultado en Google al buscar «emergencia sacerdote noche», el cardenal José Cobo ha animado a los integrantes de este servicio a no pensar en términos territoriales y seguir atendiendo a esas personas estén donde estén. «La conversión pastoral que exige el Papa Francisco exige dar un salto como el que habéis hecho cada uno de vosotros», ha sentenciado.

Asimismo ha valorado que, accidentalmente, el SARCU se ha consolidado como «un proyecto piloto sobre cómo responder pastoralmente» a los nuevos retos que plantea la sociedad. «Lo habéis ido haciendo vosotros y lleva vuestras caras», ha reconocido a quienes lo impulsan. Y le ha augurado «mucho futuro» porque durante el próximo curso la archidiócesis de Madrid hará un énfasis especial «en el tema de las escucha», más allá de la labor que ya hacen las parroquias, y en colaboración con «el ámbito social, el juvenil y el de la atención a los mayores».

El arzobispo de Madrid ha felicitado a estos sacerdotes diciéndoles que, con su servicio. «habéis sido la vanguardia», aunque ha reconocido que «aún queda la retaguardia» y es necesario implicar a muchos otros curas en el SARCU. «Allí donde estéis, sed pesados», les ha encargado, para sumar a más presbíteros. Ha opinado además que cualquier sacerdote al frente de una parroquia que no sea capaz de atender 24 horas el teléfono debería sumarse a este servicio para «ayudar y dejarse ayudar».

El SARCU «nos hace bien» a los propios sacerdotes

La reunión celebrada en el Seminario Conciliar de Madrid, que pretendía ser tan solo «un encuentro cálido» sin pretensiones formativas ni de reforma, ha servido para que la veintena de sacerdotes (aproximadamente la mitad de los implicados en el SARCU) que han podido asistir se pongan cara y conozcan entre sí. «Pensaba que teníais 18 o 20 años por el entusiasmo juvenil que transmitís», ha bromeado uno de los presbíteros recientemente incorporado al servicio al desvirtualizar a los compañeros con los que se reparte los turnos.

Otro de los sacerdotes en la reunión ha recalcado cómo, pese a la incomodidad que supone estar pendiente del teléfono en las horas de sueño, a los primeros a los que el SARCU les «hace bien» es a los propios pastores. «Al día siguiente me pasa factura porque esa noche estoy inquieto, te pueden llamar en cualquier momento y, cuando lo hacen, me cuesta mucho volverme a dormir», ha reconocido, para añadir que «me educa a vivir en el sacerdocio» y que al hablar con quienes piden ayuda «veo en ellos también mi necesidad».

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