Este grupo, pionero en Cataluña, asegura la presencia del Evangelio en las comunidades más pequeñas Siete mujeres llevan la Palabra "donde no llegan los sacerdotes" en la archidiócesis de Tarragona
En el área diocesana de Tarragona, existe un grupo de siete mujeres, conectadas principalmente a partir de las posibilidades que les ofrece Whatsapp, que tienen una misión. Sin verse como el segundo plato de nadie, hacen llegar la celebración de la Palabra "donde no llegan los sacerdotes"
Se ofrecen tres servicios básicos en diversas parroquias: el de celebrar la Palabra, el de moderar la comunidad para las oraciones litúrgicas y el de animar a la pastoral parroquial
| Xavier Pete
(Flama).- En el área diocesana de Tarragona, existe un grupo de siete mujeres, conectadas principalmente a partir de las posibilidades que les ofrece Whatsapp, que tienen una misión. Sin verse como el segundo plato de nadie, hacen llegar la celebración de la Palabra "donde no llegan los sacerdotes", tal y como gusta definir esta función a una de ellas, Rosa Maria Sánchez (Alforja, 1953), la única de las siete que actúa "con dedicación plena", como señala, en el secretariado del laicado en misión pastoral del Arzobispado de Tarragona, pionero en Cataluña e "iniciador de una tendencia que, poco o mucho, se ha ido esparciendo en todas las diócesis", sostiene.
Es, de hecho, la directora, y, echando la vista atrás, repasa desde el comedor de su casa los cuarenta y tres años desde que fue enviada en misión por el arzobispo de Tarragona, Josep Pont i Gol, hasta que, en la actualidad, como hacen las otras seis mujeres de la archidiócesis, sigue ofreciendo tres servicios básicos en diversas parroquias, es decir, el de celebrar la Palabra, el de moderar la comunidad para las oraciones litúrgicas y el de animar a la pastoral parroquial.
"Sin embargo, es difícil hacer ver al conjunto de toda la población que no hacemos sólo el primero de los tres servicios", continúa esta laica, que recuerda cómo algunos feligreses se marchaban de la iglesia, durante la década de 1980, al verla subir al presbiterio por la falta de un cura.
La mujer en la Iglesia, "más presente que antes"
En permanente contacto con los curas más cercanos a las áreas de actuación por donde ha pasado, durante estas cuatro décadas Sánchez ha podido observar, pese al "desinterés general" hacia su función -que evita en algunos casos que acabe dejándose de llevar el Evangelio a poblaciones con poca demografía—, que "hoy en día se habla más que hace unos años sobre el papel que debe tener la mujer en la Iglesia". "Es necesario dar pasos adelante, aunque sean lentos y pequeños, porque ir atrás sería erróneo", sostiene.
"El tema está en más conversaciones que antes", reconoce antes de realizar una puntualización familiar en este sentido: "Mi padre no sería de los que se llevarían las manos a la cabeza si me vieran llevando la Palabra del Señor a las iglesias, ya que fue uno de esos hombres que miraban más allá, a pesar del contexto en el que vivían, y ya trataban aspectos que todavía están encima de la mesa de diálogo de muchas diócesis e, incluso, de la Santa Sede", asevera Sánchez. Para ella, "la Iglesia debe seguir caminando con las mujeres".
El camino a seguir, aunque sea empinado, es el de "poder ver, al menos, un laico o una laica en misión en cada iglesia"
Por eso, tanto Rosa Maria Sánchez como el resto de mujeres que forman parte de un secretariado "donde todo hombre y toda mujer es bienvenido o bienvenida, y, si es joven, mucho mejor", como afirma esta tarraconense, son conscientes de que el camino a seguir, aunque sea empinado, es el de "poder ver, al menos, un laico o una laica en misión en cada iglesia", explica Sánchez. Su recorrido es ejemplo de una Iglesia que, como sentencia, "debe seguir evolucionando para adaptarse a los tiempos que vendrán en un futuro".